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El nazi más buscado tiene 97 años y apareció en Budapest

Se llama László Csizsik-Csatary es de origen húngaro y envió 15.700 judíos a Auschwitz

El Espectador
16 de julio de 2012 - 10:09 p. m.

Periodistas del diario británico The Sun, con información del centro judío Simon Wiesenthal, le siguieron el paso al anciano hasta su residencia en un barrio de Budapest. Cuando tocaron a la puerta, el hombre de 97 años les abrió en ropa interior: era el húngaro Ladislaus László Csizsik-Csatary, el criminal de guerra nazi con vida más buscado del mundo.

De acuerdo al centro Wiesenthal, László era jefe de la Policía Real Húngara para el gueto de la ciudad de Kassa (hoy Kosice, Eslovaquia), donde gestionó la deportación al campo de concentración de Auschwitz de 15.700 judíos durante la Segunda Guerra Mundial. También ordenó el traslado de otros 300 a Ucrania en 1941, donde la inmensa mayoría murió. A László se lo señala de tratar cruelmente a los judíos del gueto, azotando a las mujeres y obligándolas a cavar trincheras a mano limpia.

El último reporte anual de los criminales nazis más buscados, del Centro Wiesenthal, indica que entre otros que aún están vivos y en la impunidad se encuentra Gerhard Sommer, que participó en la masacre de 560 civiles en el pueblo italiano de Sant’ Anna di Stazzema. Aunque está bajo investigación en Alemania desde 2002, todavía no se han levantado cargos en su contra.

A Sommer lo sigue Vladimir Katriuk, acusado de comandar un batallón ucraniano antisemita. Katriuk escapó después de la Segunda Guerra Mundial a Canadá, donde se le ha ratificado su nacionalidad canadiense al no poderse demostrar su autoría en crímenes de guerra.

Luego viene Charles Zentai, señalado de asesinatos y persecuciones en Budapest, en 1944. Aunque Hungría lo pidió en extradición desde Australia en 2005, Zentai ha negado los cargos y su extradición sigue en disputa mientras que la salud del hombre de 85 años empeora. A estos los siguen al menos otros cinco implicados en el Holocausto judío que cumplen sus últimos años de vida sin ser ajusticiados.

No es seguro que László vaya a comparecer pronto ante la justicia húngara. El centro Wiesenthal había advertido a este país sobre el posible paradero de László hace más de diez meses, sin embargo, se encontró que vivía tranquilamente y con su verdadera identidad en un barrio de Budapest.

El ministerio francés de Relaciones Exteriores afirmó que “los crímenes de los nazis no prescriben. Consideramos que los criminales nazis, estén donde estén, tienen que responder de sus actos ante la justicia”. No obstante, el presidente húngaro, Viktor Orbán, ya ha sido objeto de fuertes críticas debido a nuevos incidentes antisemitas en el país en los últimos meses y por su laxitud sobre este tema.

László huyó a Canadá al final de la guerra, tras la victoria de los aliados. En 1948, Checoslovaquia lo condenó en ausencia a muerte por crímenes de guerra, pero creó una nueva identidad en EE.UU., trabajando como comerciante de obras de arte. Cuando fue descubierto, en 1997, Canadá le revocó la nacionalidad, pero el expolicía logró huir de nuevo antes de que se tramitara su deportación. En los últimos 15 años su paradero había sido un misterio.

Por El Espectador

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