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El terror se expande por Egipto

Movimientos yihadistas están hasta en la capital del país. El asesinato por error de 12 turistas en las pirámides de Giza es una muestra de ello.

Ricardo González, 'El País'
15 de septiembre de 2015 - 03:42 a. m.

El golpe de Estado del 3 de julio de 2013 contra el expresidente islamista Mohamed Morsi se ha convertido en una bendición para los grupos yihadistas egipcios, hasta entonces marginales y circunscritos a la península del Sinaí, su base de operaciones. En los meses posteriores a la asonada se multiplicaron los atentados contra las fuerzas de seguridad en el Sinaí, provocando decenas de víctimas entre policías y soldados. Esta zona desértica y remota, de difícil control por parte del Estado, acaparaba más del 60% de los atentados, según un estudio del think tank Timep.

Sin embargo, la represión gubernamental contra todos los partidos islamistas, incluidos los Hermanos Musulmanes, que gobernaron el país durante un año, ha facilitado el reclutamiento de jóvenes islamistas alienados. Esto ha permitido una expansión del radio de actuación de los grupos insurgentes. A diferencia de la situación a finales de 2013, ahora tan sólo cerca del 30% de los ataques tiene lugar en el Sinaí. El área metropolitana de El Cairo, una megalópolis de más de 20 millones de habitantes, también concentra aproximadamente un tercio de operaciones terroristas.

El desierto occidental, una amplia región que abarca diversas provincias y miles de kilómetros cuadrados entre el mar Mediterráneo, al norte, y la frontera con Sudán, al sur, se ha convertido en un territorio de un gran interés estratégico en la batalla que libran Ejército e insurgentes. Habitado por tribus beduinas, el contrabando con Libia ha sido una actividad de lucro tradicional habida cuenta de la ausencia de impuestos indirectos durante el régimen de Gadafi. Tras la guerra civil libia, el armamento se ha añadido a la lista de productos introducidos en el país de forma ilegal. Frenarlo es ahora uno de los objetivos centrales de las autoridades egipcias.

Sin embargo, aún preocupa más al gobierno egipcio la entrada de militantes yihadistas por la porosa frontera con Libia, un Estado fallido en el que el autodenominado Estado Islámico ha situado diversas bases. Entre ellas se encuentra la ciudad de Derna, al este del país. Por esta razón, Egipto ha proporcionado armas y adiestramiento a las tropas del general libio Jalifa Haftar, que el año pasado lanzó la llamada Operación Dignidad, una cruzada contra las milicias islamistas libias.

A pesar de que el desierto occidental egipcio no es una de las zonas donde se han registrado los índices de violencia más elevados, sí se ha experimentado un notable aumento en los últimos meses. Wilayat Sina (Provincia del Sinaí), la filial del autodenominado Estado Islámico en Egipto, reivindicó el asesinato de un ciudadano estadounidense que trabajaba para una empresa petrolera secuestrado en el verano de 2014 al suroeste de El Cairo. Casi un año después, otro empleado de nacionalidad extranjera de una empresa petrolera, Tomislav Salopek, fue decapitado tras ser secuestrado en la misma región.

Por Ricardo González, 'El País'

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