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El Uruguay de Mujica tras cuatro años de gestión del mandatario

José “Pepe” Mujica llegó al poder el 1º de marzo de 2010 y marcó una nueva era de reformas liberales, como el matrimonio gay y la legalización, regulación y venta de marihuana.

Angélica Lagos Camargo
22 de octubre de 2014 - 11:42 a. m.
Marchas en Montevideo días antes de las elecciones en las que también se votará un proyecto que busca rebajar de 18 a 16 años la edad penal. / AFP
Marchas en Montevideo días antes de las elecciones en las que también se votará un proyecto que busca rebajar de 18 a 16 años la edad penal. / AFP
Foto: EFE - Iván Franco

The Economist declaró a Uruguay el país de 2013 por su “receta para la felicidad humana”. Según la revista, su atípico presidente, José Mujica, logró un cambio radical por ser un líder “admirablemente humilde” e “inesperadamente honesto” que promovió atrevidas reformas. Mujica, guerrillero tupamaro que pasó 14 años en la cárcel, en donde fue torturado por la dictadura, se convirtió en presidente en 2010 y desde entonces convirtió a Uruguay en un país estable, moderno y libre, de acuerdo con la prensa internacional.

El país cerró el año pasado con una inflación del 8,5% y el desempleo en junio de 2014 alcanzó al 6,8% de la población, según datos del Instituto Nacional de estadística (INE). Un informe del Banco Central señaló que la economía registró un crecimiento del 4,4% y que cerca de 30.000 personas salieron de la pobreza. Entre los uruguayos, la gestión de Mujica, que alcanzó un pico de 83% de aprobación, termina en el 50%, de acuerdo con analistas porque, si bien hizo reformas muy polémicas, hay cosas en el país que faltan.

En una entrevista al diario La República, el mandatario dijo que “quedaron muchísimas cosas en el tintero, hubiera querido hacer más pero por lo menos intenté aportar una imagen muy republicana, cultivar aquello de que nadie es más que nadie y el presidente es igual a cualquier miembro de la sociedad, que no se lleva a la gente por delante y que moralmente he sido fiel a los intereses del país. Eso es lo que la gente me va a reconocer con el tiempo”.

El presidente advirtió que, “el gobierno que venga, cualquiera que sea, deberá luchar por una sumatoria de cambios importantes, porque ni por asomo está todo hecho, ni estamos tocando el cielo con las manos”. Y explicó: “Salió cantidad de gente de la pobreza, cerca de un 30%, pero salir matemáticamente no significa salir culturalmente de la pobreza. Las consecuencias de ese largo período las tenemos en la sociedad y hay mucho que trabajar en ese sentido. Una cosa son las estadísticas matemáticas y otra la realidad social de la gente”.

Aunque nunca ha estado exento de críticas, días antes de las elecciones surgen más inconformes, principalmente desde la izquierda, que recelan de su apuesta política y principalmente de su plan contra la deforestación. El analista Daniel Pereira escribe que “los últimos tres años, el gobierno uruguayo ha adoptado un conjunto de medidas con el objetivo de fomentar la explotación minera por parte de empresas extranjeras, más específicamente la empresa Zamin Ferrous, con base en Dubái”. Algo que, según Pereira, “no favorece ni la inversión ni el desarrollo del país, como ha querido hacer creer”.

Le critican también una reforma tributaria, calificada por la oposición como “indulgente con los más ricos y no con la clase media”, además de aumentar la deuda: según datos del Banco Central de Uruguay, actualmente la deuda pública supera los US$19.000 millones, lo que supone un 55% del PIB.

“Siempre llegarán las críticas, pero lo que hay que resaltar es que el plan de gobierno de Mujica se centró en cuatro ejes en los que se vieron avances: educación pública, seguridad, medio ambiente y energía. Su estrategia política fue convocar los partidos de la oposición para integrar comisiones de trabajo para la elaboración de políticas y en dar participación a todos los sectores”, dijo Daniel Grynblat, analista político.

De acuerdo con el Índice de Desarrollo Humano (IDH) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Uruguay avanzó de la posición 52 en la medición de 2013 a la 50 este año en un ranquin de 187 países. Asimismo encabeza la calificación de países con alto desarrollo humano, aunque en la región sigue siendo superado por Argentina (49) y Chile (41), ambos ubicados en la zona de desarrollo humano muy alto.

“El avance de Uruguay en la medición se explica básicamente por la evolución de la economía, que en los últimos años ha crecido constantemente, aunque en 2014 ya se reportó una caída de tres puntos, algo que comenzará a verse no sólo en Uruguay sino en todos los países de la región”, señaló Grynblat, quien destaca que las medidas revolucionarias lo han hecho merecedor del apoyo del sector más joven del país.

En 2013, Uruguay fue el segundo Estado latinoamericano y el duodécimo en el mundo que aprobó el matrimonio gay. A finales de 2013, a pesar de numerosas críticas internacionales, Uruguay se convirtió en el primer país que no solo legalizó el cannabis, sino también encomendó el control de su producción y distribución al Estado. “Un cambio muy sensible que permitirá a las autoridades centrarse en los crímenes más graves. Insiste en que si otros países siguieran este ejemplo, se reduciría drásticamente el impacto que tiene la droga en el mundo”, según The Economist.

Todo indica que el pueblo uruguayo respaldará al político que continúe con las políticas de Mujica, el expresidente Tabaré Vázquez, primer mandatario de izquierda en la historia del país, quien según las encuestas ganará la primera vuelta con el 43% de los votos y se impondrá en la segunda ronda. “Tabaré fue quien sentó las bases para el éxito del actual gobierno. De hecho, él se fue con el 60% de popularidad, muy por encima del carismático presidente Mujica”, concluye el analista.

 

 

alagos@elespectador.com

Por Angélica Lagos Camargo

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