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"Guerrilla saldrá de lista de terroristas si firma la paz"

Presidenta de la Fundación Euroamericana, Benita Ferrero-Waldner, habla de los diálogos con las Farc en Cuba, de los gobiernos de Uribe y Santos y de los negocios intercontinentales.

Nelson Fredy Padilla
27 de julio de 2013 - 01:13 a. m.
Benita Ferrero-Waldner, presidenta de la Fundación EU-LAC.  / Archivo particular
Benita Ferrero-Waldner, presidenta de la Fundación EU-LAC. / Archivo particular

Por su experiencia e influencia la incluyeron entre las “mujeres que cambian el mundo”, junto con sus amigas y colegas en la política y la diplomacia: Ángela Merkel, Madeleine Albright, Condoleezza Rice y Hilary Clinton. “Porque su talento le alcanza para mediar entre los 27 países miembros de la Unión Europea y, además, llevar esa voz al resto del planeta”, dijeron cuando cumplía su papel como comisaria de Relaciones Exteriores de su continente.

Es la carismática austríaca Benita Ferrero-Waldner, excanciller y excandidata a la presidencia de su país; diplomática por excelencia, exjefa de protocolo de las Naciones Unidas; hoy la presidenta de la Fundación Euroamericana EU-LAC, elegida por los gobiernos del Viejo Continente y de Latinoamérica para hacer más eficaces las relaciones políticas, comerciales y culturales de los dos continentes. Una supracanciller, opinan quienes la conocen desde hace más de 20 años en Bruselas y que ahora la ven en su oficina de Hamburgo, desde donde le planta buena cara a una Europa en crisis, que necesita más que nunca de América. El escritor español Juan Cruz, que la entrevistó para El País de España en el Hotel Palace de Madrid, asegura que es “una mujer enamorada de América”, experta en “tender puentes trasatlánticos”. Ahora charló con El Espectador.
Acaba de ser la anfitriona de la cumbre UE, América Latina y EE.UU. en Madrid. ¿A qué conclusiones llegaron ?

EU-LAC celebró esta reunión con otros organizadores, porque me hace falta reforzar las relaciones triangulares entre Europa, América Latina y los Estados Unidos. Conjuntamente formamos la “Alianza Transatlántica”, que se basa en la misma comunidad occidental de valores, la misma historia, una tradición parecida, el Estado de derecho, derechos humanos, democracia, unas lenguas compartidas…

¿Qué papel cumple la Fundación EU-LAC, creada en mayo de 2010 por la VI Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno?

Un papel importante ayudando, por ejemplo, a pymes a tener mayor competitividad, productividad, internacionalización; enseñar cómo crear clústeres que ayuden a una región a ser más competitiva, y ocupándose de la responsabilidad social empresarial incluyendo formación profesional y recursos humanos eficaces.

¿Por qué aceptó ser presidenta de esta Fundación?

Porque en mis anteriores funciones políticas siempre había enfocado mis actividades hacia América Latina, la cual me pareció siempre un continente de grandes recursos donde teníamos que trabajar mucho para mejorar la desigualdad, la lucha contra la pobreza y crear una asociación estratégica con Europa.

Latinoamérica y Colombia se debaten entre tratados de libre comercio con Europa y la apertura hacia el Pacífico. ¿Qué hace la UE para ganar ese pulso?

A mí la competición entre empresas o países por principio no me parece mal, porque exige más esfuerzo y lucha a todos los involucrados. Me parece natural que una demanda creciente de los países asiáticos haya despertado la apertura de algunos países latinoamericanos hacia el Pacífico, pero se tienen que analizar también los desafíos de tal apertura: los países asiáticos han mostrado interés primordial en recursos naturales o productos agrícolas, mientras que los europeos han creado valor añadido con industrias, servicios y empresas mejorando su cadena de valor. Europa todavía es un socio no despreciable y, además, el primer inversor en América Latina. Europa ha negociado varios acuerdos multipartes, de asociación o de libre comercio con varios países en América Latina y ha tenido confianza en ese continente. No se ha retirado frente a momentos oscuros de algunos países latinoamericanos y hoy en día está bien implantada allí.

El Nobel de Literatura francés J. M. Le Clézio le dijo a este diario que Europa debe reconocer que su riqueza fue edificada sobre el saqueo de América, pedir perdón, indemnizar y no imponer su visión unicultural. ¿Está de acuerdo? 

Mi convicción es que no deberíamos de volver atrás, sino mirar hacia delante porque en la historia se han cometido errores en muchos países y nadie está libre de culpa. Se trata de reconocer el cambio de paradigma que ocurrió en América Latina y evaluarlo de forma muy positiva, sin ningún rencor.

Siendo austríaca, ¿qué opina de que sólo se le permitiera aterrizar en Viena al presidente boliviano Evo Morales?

Lo que le ocurrió al presidente Evo Morales ha sido verdaderamente lamentable. Sin embargo, esta situación ha puesto en evidencia la necesitad de trabajar todavía más juntos, en la confianza mutua y en la tolerancia. Estos principios son las bases imprescindibles para la asociación birregional; sin ellos realmente no podremos construir esa sociedad a que ambas regiones aspiran.

En Colombia ha estado varias veces, ha hablado en favor del proceso de paz y en contra del secuestro, ¿qué perspectiva le ve al actual proceso de paz?

Aunque no tengo informaciones internas del actual proceso de paz, confío en que esta vez las negociaciones puedan llevarse a buen puerto. La UE, desde hace años, lo había respaldado, por ejemplo creando los “laboratorios de paz”. También habíamos ayudado en la reinserción de grupos exparamilitares o de las Farc y hemos apoyado la reconciliación mostrado el camino, cómo excombatientes pueden convertirse en un grupo político.

¿Qué puede hacer su Fundación en favor de un acuerdo de paz?

EU-LAC, con su enfoque hacia la educación superior y el respaldo a las pymes puede ayudar a que los jóvenes tengan más fácilmente empleo. También sirve de plataforma para todo tipo de diálogo entre el gobierno y la sociedad no gubernamental.

¿Cree que la guerrilla saldrá un día de la lista de terroristas?

Ya no puedo hablar como comisaria de la UE, pero podría imaginarme que la guerrilla colombiana saldrá de la lista de terroristas internacionales cuando haya un verdadero acuerdo de paz.

Conoció de cerca el caso de Íngrid Betancourt. ¿Qué impresión le dejó conocerla?

Me impresionó que Íngrid haya podido aguantar durante tantos años en circunstancias muy duras en la jungla y que haya podido sobrevivir a este cautiverio.

Usted habló en Bogotá con Álvaro Uribe y con el actual jefe de Estado, Juan Manuel Santos. ¿Qué diferencias ve entre ellos?

Sí, conocí a ambos jefes de Estado. Mientras que el presidente Uribe proclamó una política de seguridad democrática y combatió las Farc, el presidente Juan Manuel Santos, con base en esta política, creó su política de prosperidad democrática. Hay que valorar ambas en su contexto.

La defensa de los derechos humanos en Colombia siempre ha sido criticada desde Europa, ¿se ha mejorado?

Con base en las críticas sobre los derechos humanos, la UE ha trabajado mucho con los gobiernos colombianos para apoyar su mejora. Hoy se pueden distinguir importantes avances, pero queda todavía mucho por hacer y hay que seguir en este camino.

¿De qué le sirvió ser jefa de protocolo del secretario general de la ONU, Boutros-Ghali?

Para conocer a casi todos los mandatarios y cancilleres de los países representados en Naciones Unidas. Me ayudó a entender la globalización de la política exterior; fue una escuela estupenda para aprender las sensibilidades de los diferentes países. 

Sólo le falta ser presidenta de su país, ¿lo intentará de nuevo?

Fui candidata a la Presidencia de mi país en 2004 y perdí por poco. Fue un esfuerzo muy grande, pero me dio mucha satisfacción por el apoyo, especialmente de gran parte de la juventud austríaca. Sin embargo, pienso que estos esfuerzos sólo se hacen una vez.

¿Una lección que le haya dejado tantos años de diplomacia?

Mis años de diplomacia me han hecho creer que hasta entre los más altos cargos políticos de los diferentes Estados debe de existir el respeto entre las personas; pues el factor humano puede mover montañas.

Entre sus obras está ‘Fijando rumbo en un mundo cambiante’. 

La escribí como ministra de Asuntos Exteriores de Austria, analicé el mundo alrededor de mi país en círculos concéntricos: Unión Europea, países vecinos y después el mundo globalizado.

Su esposo, Francisco Ferrero Soler, dirigió el Instituto Cervantes en Bruselas. ¿Qué le ha significado acercase al español y a su literatura? 

Conocí a través de él la gran cultura literaria de los países de idioma español en ambos lados del Atlántico. Los escritores de la generación de los 70, como Carpentier, Rulfo, Carlos Fuentes u otros, me han impresionado. De los colombianos, el premio Nobel y gran escritor García Márquez.

Frases de una diplomática poderosa

"Mientras que el presidente Uribe proclamó una política de seguridad democrática y combatió las Farc, el presidente Santos, con base en esta política, creó su política de prosperidad democrática”.

"Lo que le ocurrió al presidente Evo Morales ha sido verdaderamente lamentable”.

Por Nelson Fredy Padilla

 

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