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Lebrón debe morir

El juicio duró más de 10 años y terminó con pena de muerte. María Margarita Osorio, madre de la víctima, fue clave para que la justicia de EE.UU. castigara a quienes atentaron contra su hija.

Redacción Internacional
01 de febrero de 2013 - 10:00 p. m.
Joel Lebrón, de 34 años, condenado a muerte en EE.UU.
Joel Lebrón, de 34 años, condenado a muerte en EE.UU.

El asesinato de la joven colombiana Ana María Ángel es uno de los crímenes más impactantes que han ocurrido en Florida. El hecho fue tan cruel que al juez William Thomas, del circuito de Miami-Dade, le salieron lágrimas mientras dictaba la pena de muerte contra el asesino, Joel Lebrón. María Margarita Osorio, la madre de Ángel, fue clave durante el juicio que duró más de una década, y presionó para que finalmente se hiciera justicia.

La noche del 27 de abril de 2002, Osorio se despidió de su hija para no volver a verla jamás. “Yo le di permiso para salir porque ella había estudiado mucho y estaba cansada”, dijo a la fiscal Christine Zahralban durante una de las presentaciones de sus testimonios. “Le planché la ropa para que pudiera salir. La ayudé a maquillarse”, añadió. Su hija, para entonces, era estudiante de último año de la escuela South Miami High y aspiraba a ser maestra.

Ángel y su novio nicaragüense, Nelson Portobanco, de 17 años, celebraban sus cuatro meses de noviazgo. Caminaban por South Beach cuando fueron interceptados por un grupo de cuatro jóvenes que los subieron por la fuerza a una camioneta.

A Portoblanco, que opuso resistencia cuando intentaron robarlo, lo apuñalaron 14 veces y lo arrojaron del vehículo, pero sobrevivió para luego testificar durante el juicio. A Ángel, que tenía 18 años, la violaron, le dispararon dos veces en la cabeza y luego la arrojaron muerta en la carretera interestatal 95 en Boca Ratón, a 150 kilómetros de Miami.

La madre de Ángel se convirtió desde entonces en una pieza fundamental para instaurar las demandas requeridas, testificar repetidas veces, aportar información y presionar para que los jueces condenaran a los culpables. Así logró que la justicia estadounidense castigara a cada uno de los hombres que atentaron contra Ángel. Osorio siempre estuvo segura de que Lebrón era el asesino principal y el peor de los cuatro hombres que mataron a su hija.

Los resultados de la investigación indicaron, en efecto, que el grupo de los cuatro asesinos estaba liderado por Lebrón, y que fue este puertorriqueño de 34 años quien violó a Ángel y luego le disparó mientras ella suplicaba por su vida.

Desde el 28 de septiembre del año pasado Lebrón fue declarado culpable, pero hasta ahora fue sentenciado a pena de muerte. “Al señor Lebrón, que Dios lo bendiga (...), A la familia, que Dios la bendiga”, dijo el juez Thomas entre lágrimas, poco después de pronunciar la sentencia.

El abogado de Lebrón, Rafael Rodríguez, apelará la sentencia de su cliente, alegando que otros dos acusados en el caso no fueron condenados a la pena máxima. Rodríguez niega que el acusado fuera el líder del grupo y pidió al juez que le diera a su cliente la cadena perpetua en vez de la pena de muerte. Argumentó que Lebrón tuvo una infancia traumática en un barrio de Puerto Rico, donde asesinaron a su padre.

A mediados del año pasado fueron condenados los otros implicados en el asesinato: César Mena, Víctor Caraballo y Jesús Román. Mena y Román cumplen cadena perpetua y Héctor Caraballo, hermano de Víctor, cumple una sentencia de 50 años. Cuando se dictaron estas sentencias, Osorio dijo a los medios que estaba satisfecha con el veredicto del jurado, pero que sabía que la saga legal estaba lejos de haber terminado. “Tenemos que seguir luchando, hay un juicio más”, añadió.

Ese juicio ha llegado a su fin. Osorio ha dicho que, aunque jamás se compensarán los daños cometidos, siente que le ha cumplido a su hija al hacer justicia.

Por Redacción Internacional

 

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