Publicidad

Líderes de Israel advierten que crearán más asentamientos en Palestina

Dos ministros del presidente Benjamín Netanyahu han dicho que es necesario “ahora más que nunca” crear asentamientos para impulsar la “soberanía de Israel”. Repasamos las malas relaciones entre ambos países en el último año.

Redacción Internacional
01 de julio de 2016 - 07:23 p. m.
Palestinos esperan para cruzar la frontera a través del puesto de control de Qalandia, que lleva a Jerusalén desde Cisjordania. / EFE
Palestinos esperan para cruzar la frontera a través del puesto de control de Qalandia, que lleva a Jerusalén desde Cisjordania. / EFE

En 2014 se rompieron los diálogos entre Israel y Palestina, dos países que han estado peleando por casi cinco décadas por su territorio y su validez política en el ámbito internacional. Una explicación breve de su conflicto sería la siguiente: desde la constitución de Israel como país, en 1948, Palestina ha reclamado algunas de las tierras sobre las que se asienta esa nación como suyas. De hecho, eran tierras palestinas que por entonces fueron divididas. De unas décadas hasta hoy, el gobierno de Israel ha impulsado la creación de asentamiento judíos en territorio palestino, que han provocado la ira de los nacionales. Según la ley internacional, dichos asentamientos son ilegales; Israel refuta esa afirmación. Y mientras los palestinos sienten que los están sacando de sus tierras sin discriminación y los israelíes creen que es válido asentarse porque esa tierra es suya por historia, cientos de miles han muerto.

Esas son las noticias que llegan esta semana desde Cisjordania, territorio palestino. Un israelí murió este viernes y tres resultaron heridos. Un grupo de palestinos les disparó mientras transitaban por una carretera al sur de la región, en el asentamiento de Kiriat Arba, fundado en 1972. Este asentamiento, ilegal bajo la ley internacional, tiene una población cercana a las 8.000 personas y está a las afueras de Hebrón, la ciudad más grande de Cisjordania. Kiriat Arba es visto como una invasión y sus pobladores como invasores. Y esta semana se ha registrado, según los medios, una escalada de violencia en la zona. Al Jazeera registra también la muerte de una mujer palestina en Hebrón, que fue asesinada por personal militar israelí al parecer porque quería atacarlos con un cuchillo.

Los ataques con cuchillos han sido comunes en el último año. Jóvenes, mujeres y viejos atacan a militares o civiles israelíes a puñaladas, en lugares públicos y en puntos de chequeo. Pero también los israelíes responden con sangre y fuego: en julio de 2015, un bebé fue quemado vivo cuando un grupo de colonos israelíes decidió incendiar una casa en Cisjordania. La escalada de violencia entre ambos bandos produce careos constantes en las líneas de paso entre un país y otro, y es común ver a jóvenes palestinos lanzando rocas contra los militares y los militares respondiéndoles con gas lacrimógeno y golpes de bastón. Hace seis meses se vio a un palestino que arrollaba con su carro a varios israelíes que esperaban el bus en una estación de Jerusalén. Fue abatido en el acto; dejó ocho heridos.

El trasfondo de esos actos son los asentamientos y el reclamo de la tierra que tienen los palestinos y los israelíes. Esa tensión ha producido las dos intifadas (o rebeliones) de los palestinos contra israelíes entre 1987 y 1993 y entre 2000 y 2005. Esta semana dos ministros del actual presidente israelí, Benjamín Netanyahu, aseguraron que era necesario “ahora más nunca” construir más asentamientos en zona palestina para reafirmar “la soberanía de Israel”. Hubo incluso un legista israelí, de extrema derecha, que sugirió que Israel debía anexar Cisjordania a su territorio. Que dos ministros del presidente argumenten que Israel no tiene territorio suficiente y debe ocupar más es la indicación de que las relaciones entre los dos países seguirán en el desastre.

La parte palestina demuestra también su reticencia a reiniciar esos diálogos. En septiembre de 2015, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (el gobierno al frente de Palestina), Mahmud Abbas, desvinculó a su país de los Acuerdos de Oslo de 1993, creados para aligerar la mala relación entre ambos países. Abbas consideró por entonces que no había una “situación de statu quo” entre ambos, es decir que no tenían una relación de iguales, dado que calificaba a Israel como una potencia militar “ocupante”. En 2002, cuando era ministro de Asuntos Exteriores, Netanyahu ya los había declarado inválidos.

El Cuarteto de Oriente Medio, un grupo de investigación vinculado a las Naciones Unidas, presentó esta semana un informe dedicado a los obstáculos para que las negociaciones se reinicien. Según el documento, existen tres problemas esenciales: la violencia, la expansión de los asentamientos por parte de Israel y la falta de autoridad de Palestina en la Franja de Gaza, regentada por el grupo Hamás (una organización militar, yihadista e islámica, considerada como terrorista por Estados Unidos). Para las autoridades palestinas, el informe equiparó las responsabilidades de ambos países, pese a que existe un pueblo “bajo ocupación” y otro que funge como “ocupante militar extranjero”.

Según agencias de noticias, Israel teme que dicho informe sirva para “apadrinar” un proceso de negociación que se planea desde Francia o incluso para que el Consejo de Seguridad aliente un freno más fuerte contra la expansión de sus asentamientos. Desde octubre, en Cisjordania han muerto 218 palestinos (dos tercios de ellos señalados como atacantes), 35 israelíes y tres extranjeros.

Por Redacción Internacional

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar