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Los "infiltrados" africanos en Israel

Miles de inmigrantes eritreos y sudaneses exigen que se les reconozca el estatus de refugiados políticos.

Daniel Salgar Antolínez
07 de enero de 2014 - 11:00 p. m.
Manifestación en Tel Aviv contra la política israelí para tratar a inmigrantes africanos. / AFP
Manifestación en Tel Aviv contra la política israelí para tratar a inmigrantes africanos. / AFP
Foto: AFP - JACK GUEZ

Huyendo de hambrunas y guerras, miles de africanos han migrado históricamente a Israel. En la última década, debido al agravamiento de las crisis en África, estos desplazamientos se incrementaron. Las autoridades israelíes estiman que entre 2006 y 2012 entraron 60.000 africanos a su territorio. En los últimos días, muchos inmigrantes han protagonizado protestas en contra de las detenciones prolongadas a las que son sometidos. Exigen un trato legal de “refugiados políticos” y no de “infiltrados”.

Barah Mikail, investigador de Oriente Medio de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior, explica a El Espectador que la mayoría de los inmigrantes africanos en Israel proceden de Eritrea, Sudán, Costa de Marfil y la República Democrática del Congo. Otros grupos más reducidos llegan desde Etiopía, Somalia, Guinea, Togo y Chad. “No existe un modelo para las rutas que los llevan a Israel. Algunos vienen directamente de esos países; otros se mueven de un país a otro antes de acabar en Israel. Pero la mayoría terminan llegando a través de Egipto, país que comparte una frontera de 230 kilómetros con Israel”.

Decenas de miles de africanos marcharon en los últimos días por las calles de Tel Aviv y Eilat, mientras que 150 detenidos en el centro de Saharonim iniciaron una huelga de hambre que mantendrán hasta que sus solicitudes de asilo sean revisadas. Los eritreos y sudaneses exigen la anulación de la reciente reforma de la Ley de Prevención de la Infiltración, enmendada en diciembre pasado para permitir el encarcelamiento durante un año de quien no tenga sus papeles en regla, así como su detención indefinida en “centros de internamiento”.

La representante del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Walpurga Engelbrecht, ha señalado que los “centros de internamiento” son en realidad de detención y no instalaciones “abiertas”, como asegura el gobierno israelí. Engelbrecht indicó que las políticas y métodos de Israel provocan miedo y caos entre los que buscan asilo y pidió al país que examine sus solicitudes, les permita tener protección internacional y deje de definirlos como infiltrados.

Son pocos los inmigrantes que consiguen refugio. No obstante, en el caso de los que llegan de países que sufren conflictos internos, como Eritrea y Sudán, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados ha recomendado que no sean deportados de vuelta a sus países, donde sus vidas podrían correr riesgo. El gobierno israelí ha manifestado su intención de no deportarlos, pero tampoco quiere que se queden. Por eso busca vías para que salgan voluntariamente. Según el diario digital Haaretz, el Ministerio del Interior de Israel aseguró que docenas de emigrantes viajaron a Suecia en las pasadas semanas, beneficiados por un programa del gobierno israelí que les otorga hasta US$5.000 a cambio del compromiso de que no regresen.

Según Barah Mikail, las actuales manifestaciones de los inmigrantes africanos se deben a su inconformismo porque no son beneficiarios de asilo o no tienen acceso a sus necesidades básicas. “Las políticas de Israel en materia de refugiados clandestinos y solicitantes de asilo es lenta y restrictiva. Los detenidos son puestos con frecuencia en centros de retención antes de saber si pueden quedarse en Israel. Algunos terminan pasando más de un año en estos campamentos; otros son deportados directamente. Así que, visto desde fuera de Israel, es atractivo para la mayoría de estos inmigrantes, pero en realidad, incluso si tienen el derecho de asilo, esto rara vez significa que después se benefician del empleo y la seguridad social plena”.

Las diferencias religiosas tienen mucho que ver en la crisis de los africanos, la mayoría de ellos cristianos y musulmanes, que llegan a un Estado que se autodenomina judío. El gobierno israelí garantiza el “derecho al retorno” de los judíos que viven en otras latitudes. Alexander Montero, director del Centro Colombiano de Estudios Árabes, explica que una buena población de judíos africanos ha sido aceptada en Israel. Fue mediante la llamada Operación Moisés, entre 1984 y 1985, que se realizó el traslado a Israel de 8.000 judíos etíopes de los campos de refugiados somalíes ubicados en territorio sudanés. Desde entonces se dio una migración frecuente de esos judíos a Tierra Santa, aunque desde agosto del año pasado las autoridades israelíes anunciaron que ya no aceptarían la entrada colectiva de judíos etíopes a su territorio.

Mirando más allá de África se puede ver otra sutileza de la política migratoria israelí. Tal como explica Montero, Israel también ha acogido “judíos amazónicos”, que son beneficiados con generosos subsidios y viviendas, usualmente ubicadas en los territorios ocupados de Palestina.

 

 

dsalgar@elespectador.com

@DanielSalgar1

Por Daniel Salgar Antolínez

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