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Los rastros de la campaña en Venezuela

El domingo se sabe si habrá más revolución o la oposición llegará a Miraflores.

Diego Alarcón Rozo / Enviado Especial Caracas
12 de abril de 2013 - 11:00 p. m.
El presidente y candidato venezolano, Nicolás Maduro, durante un acto de su campaña en Caracas.  /  AFP
El presidente y candidato venezolano, Nicolás Maduro, durante un acto de su campaña en Caracas. / AFP

En Venezuela, los recuerdos de Hugo Chávez están por doquier. La campaña presidencial ya terminó, pero su imagen, más allá de cualquier proselitismo político, se sigue viendo por todas partes como en los días previos, dando impulso a Nicolás Maduro. Aparte de esa ubicuidad de la que goza el líder fundador de la Revolución bolivariana, la huella que dejó en el país alcanzará para un buen rato, con dos candidatos —el opositor Henrique Capriles también— que prometen continuar y mejorar sus misiones de asistencia social y llenar los vacíos en economía (una inflación cercana al 20% y un déficit fiscal de alrededor del 15%) y seguridad (una tasa de 55 homicidios por cada 100.000 habitantes) que 14 años de gobierno socialista no pudieron llenar.

En ese período hubo un año clave que marcó los diversos cambios en el país: 2006, cuando Chávez fue elegido presidente por tercera vez y que hoy, casi siete años después, tiene una vigencia con la que la oposición se ha sentido incómoda en estos días de recta final.

Ese año, Hugo Chávez promovió un cambio en el escudo de la ya rebautizada República Bolivariana de Venezuela. El presidente argumentaría entonces que era un contrasentido que el caballo blanco del símbolo tuviera el cuerpo hacia el frente, pero la cabeza mirando atrás. “Eso es mirar al pasado y Venezuela tiene que ver hacia el futuro”. Hoy el caballo se ve erguido y al trote, con la vista hacia adelante y avanzando hacia la izquierda. Ahora también la bandera tiene ocho estrellas, una más de las que tuvo hasta ese año: un pedido que Hugo Chávez le extendió a la Asamblea Nacional para hacerle honor a la provincia de Guyana que se sumaría a las siete provincias venezolanas que firmaron el Acta de Independencia. En 1817 Simón Bolívar había expedido un decreto para que así fuera, aunque nunca fue aplicado. Chávez encontró entonces la oportunidad para hacerle justicia.

Los dos símbolos patrios se renovaron en 2006, el mismo año en el que fueron elegidos por la misma Asamblea Nacional tres de los cinco rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE) que se ha encargado de regir las campañas de las elecciones que culminarán mañana: Tibisay Lucena, hoy presidenta del organismo; Sandra Oblitas, vicepresidenta, y Vicente Díaz, un rector más. Y en 2006 también se aprobó un cambio en la ley electoral que eliminaba a los “observadores internacionales” y los reemplazaba por “acompañantes”. La soberanía nacional no estaba en juego.

Ahora, en estos tiempos del cólera, la oposición dirá que ese fue el comienzo de los problemas y en el espejo podrá ver su error estratégico: los rectores fueron elegidos por una Asamblea Nacional chavista y los rivales del “socialismo del siglo XXI” se abstuvieron de participar en las legislativas de 2005 argumentando ausencia de garantías. Por estos días han dicho lo mismo, pero ya no se retiran. Lo curioso es que en Venezuela para nadie es un secreto que los rectores del CNE están politizados. La única personalidad afín a la oposición es Díaz, ya célebre por asegurar que los comicios tendrán poco de democráticos.

En el otro bando, como explica el analista electoral Eugenio Martínez, están los demás rectores. Tibisay Lucena se ha encargado de llevar la vocería y de asegurar que en las elecciones ganará la justicia. Allí está el problema: el propio Vicente Díaz no duda de que las elecciones serán transparentes, pero tampoco duda de que la campaña fue ventajista. Esa misma ley electoral modificada en 2006 reza que en los días de campaña los canales de televisión tienen la obligación de emitir 10 minutos diarios de la obra de gobierno, logros programas, iniciativas, etc. La “ley resorte”, como se conoce popularmente.

Henrique Capriles, el candidato opositor, dirá que al final esos diez minutos se convirtieron en propaganda política y que se sumaron a los cuatro minutos diarios que la ley permite pautar por canal. Según los cálculos de Martínez, ahora que la campaña está cerrada y se pueden hacer balances, “la presencia de Maduro en los canales del Estado fue de alrededor de 40 minutos diarios: cuatro que le otorgaba la ley para pautar, 10 por ley resorte y 26 que fue el promedio de información diaria ligada a sus actos de campaña. Capriles tuvo sus cuatro minutos diarios”.

Nicolás Maduro y el chavismo asegurarán que el “burguesito” tiene a su disposición el 80% de la televisión y de la radio privadas, y Capriles aseverará que el “toripollo” (cuerpo de toro, cerebro de pollo) miente como siempre ha hecho el Gobierno. Es uno más de los escenarios de la profunda polarización política en la que vive Venezuela, como lo es la prensa escrita: la ley permitía página y media diaria de publicidad política pagada, que los anuncios de Maduro cumplían, pero en las mismas ediciones iban avisos de páginas completas pagados por Pdvsa con imágenes de Chávez y algunas coincidencias de eslogan.

El mensaje célebre de campaña “Chávez, te lo juro, mi voto es pa’ Maduro” resultaba un tanto similar al anuncio de Pdvsa: “Chávez, te lo juro, el petróleo seguirá siendo de los venezolanos”. Otra coincidencia es que mientras que por estos días se celebran 11 años del golpe de Estado fallido contra el comandante, Hugo Chávez —todavía hoy— aparece citado en anuncios pagados con el sello “Abril, batalla victoria”. Mañana será 14 de abril.

Cada facción política defenderá su posición en las urnas. Catorce días después los rectores del CNE a quienes se les vence el período entrarán en revisión con la opción para ser reelegidos por dos terceras partes de la Asamblea Nacional, de la que hoy forma parte la Mesa de Unidad Democrática, la coalición opositora. Al final, sólo con los resultados, los que Maduro prometió reconocer, avanzará la realidad hacia seis años más de Revolución, de patria, como suelen afirmar los acompañantes del Gobierno, o seis años con Henrique Capriles a la cabeza.

La última encuesta de Datanálisis establece una ventaja en la intención de voto de alrededor de un 10% a favor de Nicolás Maduro, un margen similar al que dan otras firmas, como GIS XXI. Por ahora, el caballo blanco del escudo continúa avanzando hacia la izquierda.

Por Diego Alarcón Rozo / Enviado Especial Caracas

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