Nicaragua cierra urnas tras elección sin rival para Ortega

Estados Unidos y organizaciones internacionales han expresado sus dudas sobre la negativa del presidente a aceptar observadores internacionales.

Reuters
07 de noviembre de 2016 - 01:32 a. m.
REUTERS/Cesar Perez/Nicaragua Presidency
REUTERS/Cesar Perez/Nicaragua Presidency

Los nicaragüenses acudieron el domingo a votar en elecciones en las que el presidente Daniel Ortega no tuvo un rival de peso y se espera que gane con comodidad un tercer mandato consecutivo impulsado por un ambiente de progreso que ha neutralizado las denuncias de autoritarismo.

El respaldo a Ortega y a su esposa y compañera de fórmula, Rosario Murillo, ronda el 70 por ciento, según encuestas, gracias a sus exitosos programas sociales y a un mejor clima de negocios en uno de los países más pobres de Latinoamérica.

Las urnas comenzaron a cerrar a las 06:00 de la tarde (hora local) tras una jornada sin incidentes en la que unos 4 millones de nicaragüenses mayores de 16 años estaba convocados a sufragar desde las costas del Caribe a las cordilleras volcánicas.

El ex guerrillero marxista, que apareció poco durante la campaña, ha prometido defender los logros de su "revolución socialista, cristiana y solidaria", con la que redujo la pobreza en un 13 por ciento en la última década, según datos oficiales.

"En este día estamos ratificando nuestro compromiso con la paz que tanto ha costado a nuestro pueblo conquistar. Mucha sangre ha corrido, mucho dolor", dijo Ortega, que llegó a un colegio cerca de su casa en Managua manejando su camioneta acompañado de Murillo, entre fuertes medidas de seguridad.

"Este es un voto para la paz, para la estabilidad, para la seguridad de las familias nicaragüenses", dijo el mandatario, de 70 años, vestido con camisa roja y una chaqueta color crema.

Además, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que derrocó en 1979 a Anastasio Somoza y durante la década de 1980 luchó una guerra interna frente a los ex rebeldes de la Contra, renovaría su amplia mayoría de los 92 diputados de la Asamblea Nacional, que ha sido clave para afianzar el poder de Ortega.

"Nos comprende, entiende a los pobres y tiene mucho amor", dijo Corina Mejia, un ama de casa de 66 años a la que no le preocupa que Ortega pueda permanecer en el poder indefinidamente, como temen sus detractores.

Sus enemigos dicen que busca una "dictadura familiar" con algunos de sus hijos en puestos clave de la administración y lo acusan de que utilizar la justicia para eliminar los límites constitucionales a la reelección y aplastar a sus enemigos.

Sin obstáculos

La oposición virtualmente desapareció después de que una decisión judicial por una vieja disputa por el liderazgo del Partido Liberal Independiente (PLI) sacó de la carrera electoral al principal contendor de Ortega. Los diputados que rechazaron la sentencia fueron separados de sus cargos.

Esto hizo que parte de la oposición llamara a la abstención como única vía para protestar contra "el fraude", pero los sondeos muestran que la mayoría del país confía en los comicios.

"Hoy yo no salgo a botar mi voto", dijo Dennis Espinosa, estudiante de informática de 21 años, repitiendo la consigna de los que acusan a Ortega de amañar los resultados. "Votar legitima la dictadura de la familia Ortega", aseguró.

Tan solo Maximino Rodríguez, un ex rebelde de la Contra que combatió al sandinismo en la década de 1980, apenas logró sumar un 8 por ciento de la intención de voto con el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) de centro derecha.

"Realmente, no debería de haber problema, porque cada quien debe de hacer uso de su derecho constitucional depositando su voto como quiera", dijo Rodríguez tras votar en la ciudad rural de Sébaco, a unos 100 kilómetros al norte de la capital.

Estados Unidos y organizaciones internacionales han expresado sus dudas sobre la desintegración del PLI y la negativa de Ortega a aceptar observadores internacionales, que criticaron la falta de transparencia en comicios pasados.

Un equipo de la Organización de Estados Americano (OEA), cinco ex presidentes de la región y un grupo de expertos fueron invitados a "acompañar" los comicios por el poder electoral, al que la oposición acusa de estar plegado al gobierno.

La alianza de Ortega con los empresarios ha ayudado a Nicaragua a crecer un 5 por ciento promedios en los últimos cinco años, impulsado por las principales exportaciones -carne, café y oro- así como por las remesas y la inversión extranjera.

Si se afianza el poder, los mayores retos para el mandatario serán la caída de la cooperación venezolana y la amenaza de que Washington impulse la iniciativa Nica Act para frenar la ayuda multilateral al país centroamericano.

La crisis política y económica de Venezuela está mermando la ayuda financiera que ha sido clave para impulsar programas sociales y subsidios energéticos con responsabilidad fiscal. La oposición denuncia que esos fondos también fueron a parar a negocios privados vinculados a Ortega.

Además, las elecciones en Estados Unidos el martes podrían alterar la relativamente cordial relación que mantuvo con su viejo enemigo ideológico de la Guerra Fría durante el gobierno de Barack Obama, que no le impidió seguir cultivando sus alianzas con Cuba, Rusia e Irán.

Por Reuters

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