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Nicolás Maduro: incertidumbres y seguridades

La apuesta por el vicepresidente de Venezuela para que tome el mando del chavismo apunta a la garantía de la continuidad de la política en el país.

Jerónimo Ríos Sierra*
15 de enero de 2013 - 10:00 p. m.
Maduro dijo que el presidente Chávez está “remontando la cuesta” de su estado de salud.  / EFE
Maduro dijo que el presidente Chávez está “remontando la cuesta” de su estado de salud. / EFE

La enfermedad por la que atraviesa el mandatario venezolano, Hugo Chávez, quien no pudo tomar posesión del cargo presidencial el pasado 10 de enero, ha vertido, como es vox pópuli, todo tipo de especulaciones sobre los designios políticos de Venezuela.

Ante tal tesitura, la figura de Nicolás Maduro, vicepresidente ejecutivo y canciller, parece haberse erigido como la depositaria del legado chavista en caso de que el estado de salud del mandatario empeorase de manera crítica o incluso falleciese.

De acuerdo con el artículo 233 de la Constitución venezolana, si tan fatal situación terminara por suceder, se debería convocar a nuevos comicios electorales presidenciales. Unos comicios donde, hoy por hoy, casi sin ninguna duda y dados los resultados de las dos últimas y recientes elecciones presidenciales y regionales, la figura de Maduro estaría llamada a continuar el proyecto bolivariano iniciado por Chávez.

Tal continuismo, no obstante, debería hacer frente a un contexto de incertidumbres hacia el interior del país, a tenor de la difícil situación de gobernabilidad por la que atraviesa Venezuela en relación a problemáticas irresolutas como la inseguridad, la deficitaria administración de justicia, la corrupción, el desempleo o la precariedad de los servicios sociales. Además, no puede pasarse por alto que Maduro no dispondría del carisma personalista de Chávez, lo cual sería objeto de rédito electoral para una oposición, no obstante debilitada tras los comicios del pasado mes de noviembre.

Esta incertidumbre ad intra, por otro lado, contrastaría con las seguridades en política exterior, donde todo resultaría más previsible. Muy seguramente, Maduro daría continuidad a la posición de Venezuela en los diferentes esquemas de integración regional posliberal, como Unasur, Celac o Alba y las características más definitorias de la política exterior venezolana seguirían presentes.

Igual sucedería con las relaciones con Colombia. Más allá de lo que muchas voces auspician en lo que respecta al proceso de paz colombiano, ni mucho menos éste se vería afectado en caso de que la figura de Chávez se viera relegada por la de Maduro. Éste, como canciller, ha tratado con algunos de los integrantes del secretariado y del estado mayor de las Farc, además de ser buen conocedor del conflicto colombiano. Ambas razones sólo redundarían en la idoneidad de Maduro como hombre a tener en cuenta en el proceso de paz colombiano, más, si cabe, en cuanto su figura aunaría tanto la aceptación de interlocución de las Farc como el beneplácito y la continuidad de la figura de Chávez, sumamente importante en el imaginario compartido de la guerrilla, así como en la legitimidad y confianza depositada por la actual administración Santos.

El propio presidente de la Nación, Juan Manuel Santos, aseguró que espera contar con la colaboración de Maduro en caso de que Chávez muera. Desde luego, si ello sucede, la posición de Venezuela en el proceso de paz, todo invita a pensar, seguirá inalterada.

* Investigador en ciencias políticas y sociología de la Universidad Complutense de Madrid.

 

Memoria y Cuenta a cargo Maduro

Debido a la ausencia del mandatario Hugo Chávez, su reemplazante transitorio, el vicepresidente Nicolás Maduro, estuvo a cargo del informe de Memoria y Cuenta, una visita que el jefe de Estado debe hacer en el primer mes del año a la Asamblea Nacional para notificar a los diputados sobre las acciones del Gobierno durante el año anterior.

La obligación de entregar tal informe está plasmada en el artículo 237 de la Constitución, pero diputados opositores llamaron la atención sobre una violación a la norma, pues el artículo expresa que debe hacerlo el presidente. El chavismo, por su parte, argumentó que la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, que aceptó el aplazamiento de la posesión de Chávez, habilita a Maduro para reemplazarlo en todas sus funciones.

 

Por Jerónimo Ríos Sierra*

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