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La novela detrás de la posesión

La ceremonia de traspaso de mando entre Cristina Fernández y el presidente electo estuvo pendiendo de un hilo por las peleas entre sus dos equipos. Un acto simbólico marcado por los gritos y las peleas.

El Espectador
09 de diciembre de 2015 - 02:00 a. m.

Con tangos, asados y “picaditos” de fútbol celebró Mauricio Macri su triunfo en las elecciones presidenciales de Argentina, el pasado 22 de noviembre. Sin embargo, la fiesta del cambio político estuvo a punto de aguarse porque su equipo y el de la presidenta saliente, Cristina Fernández de Kirchner, no bailan al mismo ritmo.

Mañana el presidente electo tomará posesión en Buenos Aires en una simbólica ceremonia, que estuvo a punto de frustrarse en varias oportunidades. La entrega de la banda presidencial y el bastón de mando —que es la imagen que queda por años en la memoria de los argentinos— llevó a Kirchner y a Macri a protagonizar toda una novela. El presidente electo no ahorró quejas sobre las dificultades que enfrentaba la transición. “Está claro que la presidenta no quiere colaborar”, aseguró.

La tensión se elevó a tal punto, que la presidenta saliente acusó a Macri de “montar una operación mediática en torno al traspaso de mando del jueves”. En un mensaje a través de Facebook, Kirchner reveló que Macri la gritó al teléfono para exigirle que la ceremonia de traspaso de mando se realizara en la Casa de Gobierno y no en el Congreso, como quiere el actual gobierno.

“La autoridad, no la imagen, no se logra en una ceremonia de trasmisión de mando y mucho menos gritándole a una mujer por teléfono”, sostuvo Fernández, quien ironizó: “¿Dónde tendría que haber jurado para generar ‘imagen de autoridad’? ¿Parado arriba de la mesa del Salón Blanco de la Casa de Gobierno?”.

La ley argentina establece que “al tomar posesión de su cargo el presidente y vicepresidente prestarán juramento, en manos del presidente del Senado y ante el Congreso reunido en Asamblea”, aclaró la mandataria.

Algo que no está en duda, según el equipo de gobierno de Macri. La pelea se centra en el lugar de traspaso de los atributos, la banda presidencial y el bastón de mando. Un tema que eleva la tensión en el país. Después de una primera reunión fracasada entre Mauricio Macri y Cristina Fernández, sus equipos de gobierno no lograron ponerse de acuerdo en casi nada.

Mauricio Macri quiere recuperar una tradición que rompieron los Kirchner: hacer esa entrega en la Casa Rosada, sede del gobierno. El presidente daría así su discurso oficial en el Congreso, como se hizo siempre, y después recorrería las calles en carro para recibir en la Casa Rosada la banda presidencial y el bastón de mando. Pero la presidenta ha sido clara: ella entregará el bastón de mando en el Congreso, el mismo lugar donde ella lo recibió de su marido, Néstor, fallecido en 2010, en una imagen icónica para el kirchnerismo. Dicen periodistas argentinos que Macri quiere evitar que esa entrega se produzca en el Congreso, porque “el peronismo suele llenar las tribunas de militantes con enormes banderas y cánticos que convierten la Cámara en un gran mitin peronista. Y esa no es la imagen que quiere transmitir el presidente”.

Pero Cristina responde: “No dejemos que mientras discutimos banalidades y trivialidades nos pasen los elefantes por detrás”, afirmó la presidenta al sugerir que Macri busca distraer la atención sobre “acciones y dichos del futuro gobierno que están afectando y afectarán aún más la vida de la gente”. Sumándole un capítulo más al novelón, Macri le contestó el sábado que si ella no le entrega los atributos de mando en la Casa de Gobierno se “los entregará la Corte Suprema”. Dice la prensa argentina que todo esto se debe a que Cristina Fernández no quiere entregar con facilidad el poder después de 12 años de control total. “La presidenta Cristina Kirchner, en vez de salir por la puerta grande, elige salir por la puerta chica”, dijo el mandatario electo.

Incluso el portavoz Aníbal Fernández ironizó en su habitual conferencia de prensa: “No se puede hacer como uno quiere, no se le puede llevar la banda presidencial a Barrio Parque (el lujoso barrio en el que vive Macri) y entregarla en la casa del presidente electo”.

A la batalla verbal se suman más actores: algunos militantes kircheristas convocaron una marcha ante el Congreso a la presidenta. ¿Cuándo? Justo mañana, día de la posesión. Macri restó importancia a la convocatoria al considerarla “una cuestión pequeña”. Pero no es un asunto menor. El gran acto de homenaje a Cristina Fernández de Kirchner también será un acto de rechazo a Macri. Hay quienes temen que se crucen los dos bandos: los kirchneristas y los macristas, y se eleve la tensión.

Mientras se termina la novela, la Cancillería argentina informó el listado de delegaciones extranjeras, entre ellos ocho presidentes de la región, que acudirán a la ceremonia. De la región estarán presentes los mandatarios Dilma Rousseff (Brasil), Michelle Bachelet (Chile), Ollanta Humala (Perú), Juan Manuel Santos (Colombia), Rafael Correa (Ecuador), Evo Morales (Bolivia), Horacio Cartes (Paraguay) y Tabaré Vázquez (Uruguay).

“Va a asumir en la (Casa) Rosada, el que lo decide es Mauricio Macri. Lo que puede pasar es que ella (Cristina Fernández) no venga, tampoco se la puede obligar. A esta altura podemos esperar cualquier cosa”, dijo el jefe de gabinete de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta.

Por El Espectador

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