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Pederastia, una plaga que las autoridades de Filipinas prefieren ignorar

Este país es uno de los mayores productores de pornografía infantil.

EFE
08 de febrero de 2014 - 03:53 p. m.
Pederastia, una plaga que las autoridades de Filipinas prefieren ignorar

 La corrupción de las autoridades filipinas y la indulgencia en los tribunales de justicia permite que los pederastas campen desde hace décadas a sus anchas por el país, uno de los mayores productores de pornografía infantil.

"El Gobierno dice que condenar a extranjeros pederastas es malo para el turismo, que no quiere tenerlos en la cárcel porque nos hace parecer malos", explica a Efe el padre Shay Cullen, director de la Fundación PREDA, dedicada a la defensa de los derechos de los menores en Filipinas desde 1969.

Desde que se involucró con esta organización en 1996, Cullen asegura que ha conseguido llevar a juicio a cientos de pederastas extranjeros pero que sólo uno de ellos ha sido condenado.

"No todos los extranjeros pederastas que vienen a Filipinas se salen con la suya, pero muchos sí", apunta el activista, nominado en tres ocasiones al Premio Nobel de la Paz por su labor en el país asiático.

El padre Cullen conoce bien el drama de los abusos sexuales a menores, puesto que PREDA cuenta con una casa de acogida a víctimas de pederastas en la ciudad de Olongapo, en el norte de Filipinas.

Olongapo es una de las mecas del turismo sexual del país que da trabajo a miles de personas y que surgió hace décadas como resultado de la presencia de soldados estadounidenses en la base militar de la vecina Bahía de Subic.

Con el fin de proteger este turismo sexual, asegura el fundador de PREDA, las autoridades locales también se convierten en cómplices de la oscura industria.

"Les dan licencias a multitud de prostíbulos, que aquí llamamos 'bares de sexo', sólo para proteger el turismo a pesar de saber a qué se dedican. De esta forma, apoyan al tráfico humano en el que menores son vendidos a los locales o a turistas sexuales", denuncia el sacerdote.

La corrupción es otra de las razones por las que algunos funcionarios locales ignoran la pederastia, ya que muchos reciben sobornos por hacer la vista gorda.

"Otros funcionarios, sin embargo, son los propios dueños de los locales, o simplemente les parece divertido y hacen competiciones para ver quién se acuesta con la más joven. En general, hay toda una cultura del abuso", alerta el padre Cullen.

La corrupción también es uno de los principales problemas en la lucha contra la pederastia en Filipinas para Save The Children, otra organización de defensa de los derechos de los niños.

"La corrupción sigue estando muy presente en las autoridades locales", explica Wilna Banaga, especialista en pederastia de Save The Children en Filipinas.

"Ha habido algunos esfuerzos por parte de los gobiernos locales, pero deberían hacer mucho más", añade.

En los últimos años las redes de pederastas han desarrollado una nueva amenaza para los menores en internet, medio que utilizan para abusar en tiempo real de cientos de niños a miles de kilómetros de distancia.

Una reciente operación policial conjunta entre el Reino Unido, Australia y EE. UU. permitió desarticular una red que emitía a través de internet abusos de menores en Filipinas, en un negocio que según la Policía filipina mueve "millones de euros".

Cullen y PREDA conocen desde hace años este tipo de crimen cometido tras rescatar a decenas de niños de los llamados "antros de cibersexo", locales que se bastan con un ordenador y un colchón en el suelo donde los niños son forzados a desnudarse y hacer lo que el cliente pida.

Save The Children critica al Gobierno por no frenar la pederastia por internet de forma efectiva, puesto que "cuenta con la legislación necesaria, pero debería haber un esfuerzo más coordinado entre el Ministerio de Justicia, el Departamento de Bienestar Social y la Policía".

La organización apuesta por "informar y concienciar" a los padres y adultos sobre el abuso a menores a través de internet para tratar de reducir la prevalencia, pese a que en ocasiones son los propios padres los que permiten este tipo de abusos a sus hijos.

"Hace un año rescatamos a un niño que nos dijo que muchos de sus amigos hacían lo mismo que él, y que sus padres se lo permitían porque volvían con mucho dinero por solo unas horas delante de un ordenador con una cámara", dijo Cullen.

Por EFE

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