Publicidad

Problema de exportación

En 2013 han sido detenidos 263 colombianos en Argentina. Autoridades de ambos países están en alerta.

Alejandra Vanegas
28 de mayo de 2013 - 10:46 p. m.
 Henry de Jesús López Londoño, alias ‘Mi sangre’, fue detenido en Argentina en octubre de 2012./ AFP
Henry de Jesús López Londoño, alias ‘Mi sangre’, fue detenido en Argentina en octubre de 2012./ AFP
Foto: AFP - DANIEL GARCIA

Haber asaltado al sobrino del juez de la Corte Suprema Raúl Eugenio Zaffaroni, el 8 de enero de este año, les costó el arresto y fue escarmiento suficiente para que las otras bandas delincuenciales de colombianos que desde hace más de tres años vienen robando en Buenos Aires dieran tregua a una oleada de robos. Sin embargo, las autoridades argentinas permanecieron vigilantes, pues se conoce que su modus operandi incluye largos recesos en los que desaparecen del mapa. Esto se pudo constatar el pasado 22 de mayo, cuando un colombiano que hacía parte de una banda de atracadores argentinos que roban casas volvió a formar parte de una escena del delito.

Desde hace cuatro años la ciudad porteña se ha convertido en uno de los destinos favoritos de colombianos (hoy son 47.000 radicados legalmente en el país). Sin embargo, entre ellos se ha colado una estirpe de delincuentes que hace de las suyas en las calles de Buenos Aires. Su forma de delinquir es tan peculiar que los delató en cuestión de meses.

De acuerdo con Gabriel Iezzi, abogado penalista y columnista jurídico de televisión y radio, en Argentina se han identificado dos grupos de delincuentes colombianos. Por un lado están los relacionados con los carteles de droga, que llegan al país con su familia y se radican en countries (urbanizaciones de lujo) y viviendas de alto nivel adquisitivo: “Con el tiempo, estos grupos empiezan a lavar dinero y montan toda una estructura dedicada a la droga, como la organización que tenía alias Mi Sangre”.

Por otra parte, hay otro grupo de colombianos vinculados a dos formas delictivas: el robo de apartamentos, que se conoce en Argentina como “escruche” o “cerrachorros”, y los “pincharruedas”. “Los colombianos impusieron un estilo que los identifica: roban sin armas y en seguida se entregan, pues saben que si van armados es un agravante”.

La modalidad de los pincharruedas ha causado conmoción en Argentina, pues nunca se había visto algo similar. Iezzi asegura que “se la inventaron los colombianos”. Un grupo de ladrones alquila un carro y se va a recorrer las calles, fichan un auto de alta gama, esperan a que éste pare en un semáforo, uno de los delincuentes se baja, pincha con un cuchillo una rueda. Cuando el conductor se detiene, los ladrones lo abordan para ‘ayudarlo’. Lo distraen y lo roban”.

Los cerrachorros o apartamenteros (como los llamamos en Colombia), explica el abogado y director de la ONG Defendamos Buenos Aires, Javier Miglino, operan así: “Los delincuentes rentan un departamento temporario, de esos que se alquilan para turistas, en él montan una cerrajería que presta sus servicios las 24 horas y sólo a domicilio. Para promocionar su negocio colocan stickers en las calles. A las pocas horas llamaban los clientes y los supuestos trabajadores se dirigían a la casa y cambiaban la cerradura. La Policía Federal advirtió que las casas en donde estos sujetos estuvieron habían sido robadas y después comprobó que el teléfono de la cerrajería era de un departamento para alquilar. En todos los casos, los arrendatarios habían sido colombianos”.

Miglino comenta que comenzó a recibir correos de diferentes países reportando que se habían presentado hechos similares en México, Ecuador, España e incluso Tailandia. “Los ladrones implementaban el mismo modus operandi y únicamente hurtaban relojes, joyas, dinero y lo que encontraban a la mano. Nunca se resistían a la policía”.

En septiembre pasado fue capturada una de estas bandas en Belgrano, un barrio ubicado en la parte más adinerada de la ciudad. Después de que los delincuentes fueron puestos en libertad, un periodista del diario Clarín logró entrar en el corazón de la organización. Ellos reconocieron que iban por el mundo robando, con los botines financiaban sus viajes y les mandaban algunos pesos a sus familiares en Colombia.

La primera pregunta que surge ante esta situación es: ¿por qué los ladrones están delinquiendo en el exterior? Miglino tiene una razón muy simple para responderla y es que en Argentina, como en muchos otros países, “los procesos toman tiempo para resolverse (hasta seis años) y el delincuente goza del beneficio de la excarcelación mientras se reúnen pruebas; no como ocurre en Colombia con la prisión preventiva”.

En 2011 había 30 colombianos procesados; hoy son 234. “Todos estos detenidos del proceso de 2012 están otra vez viendo cómo robar. La situación tiene solución porque hoy la Policía está poniendo el ojo, al igual que Migraciones. En los últimos tiempos han bajado los robos de los departamentos, están más controlados” afirma Iezzi.

Las alertas de la Policía Federal, la Gendarmería y Migraciones, así como de las autoridades colombianas, están encendidas. Iezzi asegura que las dos partes están desarrollando un trabajo conjunto para desmantelar y vigilar estas bandas delictivas. “Ya tienen identificados sus caminos de ingreso, a dónde van, dónde se quedan, se sabe que se mueven con carros alquilados, se conoce cuáles son las rentadoras de estos autos. Está confirmado también que hay un colombiano aquí que los recluta; él también está plenamente reconocido”.

 

alecute83@gmail.com

Espere mañana una segunda entrega sobre este tema: “De colombianos abstenerse”.

Por Alejandra Vanegas

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar