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¿Qué se juegan los peruanos en las urnas?

Por primera vez, dos mujeres están cerca de ganar la Presidencia: Keiko Fujimori, la favorita, y Verónika Mendoza, del izquierdista Frente Amplio.

Redacción Internacional
09 de abril de 2016 - 03:27 a. m.

Hay diez candidatos en liza, pero lo único importante en Perú mañana será saber quién pasa a la segunda vuelta, que se celebrará el 5 de junio, para lanzarse a una pelea durísima contra Keiko Fujimori y el fantasma de su padre.

De acuerdo con las últimas encuestas publicadas antes de las elecciones, la candidata conservadora de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, encabeza la intención de voto con cifras que van desde el 35 al 37 %, seguida del exministro de Economía entre 2001 y 2002, el liberal Pedro Pablo Kuczynski, con el 16 %. Muy cerca, casi en un empate técnico, quedó en el tercer lugar la candidata de la izquierda peruana, Verónika Mendoza, que sumaría un 15 % de los sufragios.

¿Llegará al Gobierno la hija de un expresidente condenado a 25 años de prisión por delitos de corrupción y de lesa humanidad por asesinatos cometidos en la lucha entre las fuerzas armadas y las guerrillas que sembraron terror en el país? Los peruanos parecen no olvidar la gestión de Fujimori: la recuperación de la economía, la pacificación del país con la derrota de Sendero Luminoso y el avance en infraestructura. Los delitos, por el contrario, parecen no importar. De hecho, se habla muy poco de lo sucedido en los últimos 16 años, desde que se recuperó una democracia estable y se han sucedido cuatro presidentes sin problemas, algo inédito en este país convulso. Aunque cabe destacar que Fujimori también tiene mucha oposición.

Los peruanos también se juegan el futuro económico. Luego del boom de los últimos años, con crecimientos sostenidos superiores al 4 %, se ralentiza.

 

Keiko Fujimori, la heredera

Para la hija del expresidente Alberto Fujimori, disputar la Presidencia no es algo nuevo. Lo hizo en 2011 contra el presidente saliente Ollanta Humala, un exmilitar que se alzó contra su padre, y perdió. Hoy los vientos parecen estar a su favor. Aunque la imagen de su padre le ha servido con las clases populares y en el Perú profundo, a donde ha viajado para conquistar una base electoral que hoy la tiene como la favorita, también ha tenido que tomar distancia.

 

Sin renegar totalmente del legado que dejó su padre en diez años de gobierno (1990-2000) y que sigue provocando profunda repulsa en buena parte de la sociedad, la candidata de 40 años y madre de dos hijas trata de dar una imagen de demócrata moderna e independiente.

 

Para bien o para mal, a Keiko le resulta difícil desprenderse de la larga sombra del populista autoritario que fue su progenitor y que hoy, a los 77 años, purga una condena de 25 años por corrupción y crímenes de lesa humanidad, pero aún tiene mucha prédica entre los pobres y en las zonas rurales.

 

Esta semana, Keiko Fujimori tuvo que salir a aclarar que jamás cerraría el Congreso, como hizo su padre cuando dio el autogolpe hace 24 años. Pero en cierre de campaña prometió acabar con la inseguridad del país, como hizo él, que libró una lucha sin cuartel contra los grupos insurgentes, como el maoísta Sendero Luminoso.

 

Verónika Mendoza, a la izquierda

 

En la pugna por la Presidencia hay un empate técnico. De acuerdo con analistas, esta mujer de 35 años y del izquierdista Frente Amplio es quien más opciones tiene de pasar a la segunda ronda, puesto que también disputa Pedro Pablo Kuczynski, del centroderechista Peruanos por el Kambio, de 77 años.

 

Mendoza, educada en Francia, es una cara nueva que exhibe una voz dulce pero determinada y que ha escalado en los sondeos en las últimas semanas con una propuesta económica alternativa. Una novedad en un país donde en los últimos años todos los presidentes, independientemente de su lineamiento político, han priorizado la economía de mercado.

 

Hasta diciembre, Verónika, que habla quechua, era una desconocida. Tras las consecuencias de una ley electoral que expulsó candidatos y la eterna búsqueda del electorado de un outsider, Mendoza avanzó explotando una imagen de decencia y honestidad, prometiendo cambios radicales en la economía y resistiendo críticas hasta de la Iglesia católica por su postura a favor de la unión civil gay y el aborto.

 

¿Una presidenta? Es lo más probable, pero hay que recordar que los electores peruanos son impredecibles, según han demostrado en ocasiones anteriores, como cuando ganó en 1990 un desconocido Fujimori frente al archifavorito escritor Mario Vargas Llosa.

Por Redacción Internacional

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