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¿Sí se puede?

La relación de Obama con el Congreso ha estado marcada por la oposición del Legislativo a iniciativas claves de la administración en temas como control de las armas, inmigración y reforma a la salud.

Santiago La Rotta
03 de septiembre de 2013 - 12:07 a. m.
Barack Obama junto el vicepresidente Joe Biden.  / AFP
Barack Obama junto el vicepresidente Joe Biden. / AFP
Foto: AFP - JIM WATSON

Desde hoy, el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos comenzará a decidir sobre la respuesta armada al supuesto ataque con armas químicas realizado por el régimen sirio el 21 de agosto en una zona residencial de Damasco.

La votación, solicitada este fin de semana por el presidente Obama, podría terminar de enterrar la respuesta internacional al gobierno de Bashar al Asad, luego de que la semana pasada el Parlamento británico decidiera no involucrarse en Siria. La decisión no estará sólo en manos del Senado, sino también de la Cámara de Representantes, que empezará a debatir el tema después del 9 de septiembre, cuando los legisladores regresen del receso de verano.

Los problemas para la propuesta de Obama son varios, comenzando por el plan en sí mismo. Luego de los reveses militares en Irak y Afganistán, Obama ha optado por presentar una intervención aérea limitada que estaría centrada en destruir ciertas instalaciones militares sirias, pero no tantas como para desencadenar una respuesta completa del régimen de Al Asad. Senadores republicanos como John McCain y Lindsey Graham han asegurado que no apoyarán una intervención de este tipo, a menos que sea la fase uno de un plan militar más profundo en Siria.

En declaraciones a medios de comunicación, algunos senadores demócratas, como Chris van Hollen, se han expresado en sentido contrario, pues aseguran que el texto de la propuesta redactada por el equipo de Obama les da demasiado campo de acción a los militares, lo que podría resultar en un uso de fuerza diferente de los ataques medidos que ha anunciado el presidente.

Desde ayer, la Casa Blanca arrancó un intenso lobby para asegurar una votación que podría hundir cualquier acción militar, tanto de Estados Unidos como internacional. Luego de la decisión del Parlamento británico, más el debate solicitado por Obama, el gobierno francés ha dicho que esperará a la decisión del Legislativo estadounidense para resolver si participa o no en un ataque contra Siria. Los franceses también someterán su intervención a un debate, que se realizará el miércoles de esta semana.

Los esfuerzos del gobierno de Obama para convencer al Congreso incluyen la presentación de material clasificado que demostraría la dimensión del ataque del régimen sirio. De acuerdo con el diario The New York Times, al menos 80 legisladores se acercaron el lunes para revisar estos documentos. En un programa de la cadena Fox, el senador republicano James M. Inhofe dijo el domingo que no cree que los legisladores le den autorización al presidente para atacar a Siria, una opinión apoyada por el legislador republicano Peter T. King.

Además de los cálculos políticos, la respuesta armada contra Siria también podría hundirse por la evidencia que hay alrededor del ataque químico perpetrado por Al Asad. El lunes se conoció un informe del gobierno francés que asegura que el número de muertos en Damasco por estos hechos no supera las 300 personas; hasta el momento, la versión oficial hablaba de casi 1.500 víctimas fatales.

No sería la primera vez que el Congreso hunde un proyecto cercano a los intereses de Obama. En la reforma al control de armas, los legisladores impidieron este año que la administración pudiera hacer un escrutinio más profundo de los antecedentes de los compradores; esta proposición, según algunas encuestas, contaba con un 90% de aprobación entre los estadounidenses. Sólo en este tema, el presidente ha firmado al menos 20 órdenes ejecutivas para imponer una mayor supervisión sobre vendedores y ciudadanos del común.

El mismo tipo de oposición lo enfrentó en su primer mandato con el Congreso por la reforma a la salud, iniciativa que salió adelante, no sin antes enfrentar cambios y golpes por cuenta de legisladores: para finales del año pasado, un grupo de representantes republicanos propuso revisar una parte de esta ley que creó un panel independiente que controlaría el gasto del sistema de salud y, por ende, garantizaría su sostenibilidad.

Obama también ha entrado en confrontación con el Congreso por proyectos en temas como cambio climático, gasto federal, inversión en infraestructura y matrículas universitarias, entre otros.

slarotta@elespectador.com

@troskiller

Por Santiago La Rotta

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