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‘Terminator’ se declara inocente

El primer rebelde congoleño que se entrega a la justicia internacional es acusado de atrocidades cometidas en la República Democrática del Congo entre 2002 y 2003.

El Espectador
26 de marzo de 2013 - 08:24 p. m.
Bosco Ntaganda, de 40 años, en su primera comparecencia ente la Corte Penal Internacional. / AFP
Bosco Ntaganda, de 40 años, en su primera comparecencia ente la Corte Penal Internacional. / AFP

A Bosco Ntaganda, líder de varios movimientos insurgentes en la República Democrática del Congo (RDC), lo llamaban Terminator por sus métodos poco sutiles para la guerra. La semana pasada se convirtió en el primer rebelde congoleño que se entrega a la justicia, aunque se declaró inocente ayer, ante la Corte Penal Internacional (CPI).

La condena de 14 años de prisión que la CPI dictó en julio del año pasado contra Thomas Lubanga, exdirigente de la Unión de Patriotas Congoleños acusado de reclutar y utilizar a menores de 15 años, sentó un precedente histórico en contra de la impunidad de quienes usan a niños en sus fuerzas armadas. Lubanga dirigió la Unión de Patriotas Congoleños y también su brazo armado, las Fuerzas Patrióticas para la Liberación de Congo. Los niños que reclutó combatieron en el conflicto armado de Ituri, al noreste del país, que dejó al menos 60.000 muertos. La guerra civil de la RDC dejó cerca de seis millones de muertos.

Con Lubanga tras las rejas, se esperaba que Ntaganda (su aliado) fuera el próximo capturado. Desde que las autoridades congoleñas decidieron entregarlo a la justicia internacional, estaba atrincherado al este del país, planeando el asalto que luego realizó a Goma, la ciudad más importante. La CPI pidió su arresto desde 2006, por alistar a menores de 15 años para las Fuerzas Patrióticas para la Liberación de Congo. En 2012 se añadieron a la imputación original asesinato, violación y esclavitud sexual, persecución y pillaje de la población civil.

En el oriente del Congo, Terminator dirigió durante más de una década distintos grupos armados que han protagonizado conflictos en los que la principal causa es la lucha por la riqueza mineral de la región. Fue compañero de Lubanga en la provincia de Ituri, rica en oro, y más tarde se concentró en Kivu Norte, donde hay grandes cantidades de estaño y tantalita, minerales imprescindibles para las nuevas tecnologías. Reclutaba menores para el combate o para esclavizarlos como mineros.

Sorpresivamente, y sin decir por qué, Ntaganda se entregó a la justicia la semana pasada. Apareció en la embajada de EE.UU. en Kigali, la capital de Ruanda. Ayer, el congoleño compareció por primera vez ante la CPI. Es acusado de crímenes de guerra y contra la humanidad, presuntamente cometidos en el conflicto armado en Ituri entre 2002 y 2003. Sin embargo, Human Rights Watch ha dicho que no se deben olvidar los asesinatos y desapariciones de civiles en Kivu, entre 2009 y 2012. Según la ONU, Ntaganda llegó a controlar las minas de Kivu y se lucró con el tráfico ilegal de carbón. El año pasado, el acusado desertó del Ejército congoleño y formó el M23, otro grupo rebelde supuestamente apoyado por militares de Ruanda, que llevaron a cabo el asalto a Goma.

Ntaganda se presentó ante los jueces como “un militar nacido en Ruanda de nacionalidad congoleña”, sin especificar para quién peleaba antes de rendirse. Luego dijo que conocía los cargos y se declaraba inocente. No obstante, el objetivo de esta primera audiencia no consistía en declararse culpable o inocente. La presentación formal de cargos fue aplazada para el 23 de septiembre.

Por El Espectador

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