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El teléfono parece convertirse en la gran amenaza de la diplomacia de Estados Unidos. A punta de llamadas telefónicas, el presidente Donald Trump está provocando más controversias que las que causa a diario con sus comentarios en @POTUS, su cuenta de Twitter.
Está claro que Trump no sabe de sutilezas diplomáticas y que ignora las complejidades de la geopolítica. Al teléfono, esas características pueden desatar problemas serios. Basta recordar la crisis diplomática que causó con China, sin haberse posesionado.
Una conversación telefónica con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, fue el motivo de la discordia. Era la primera conversación conocida entre un presidente activo o electo estadounidense y su homólogo taiwanés desde la ruptura en 1979 de las relaciones diplomáticas entre ambos territorios. El Ministerio de Exteriores de China emitió una protesta formal. Sin embargo, dejó calmar las aguas justificando la “inexperiencia de Trump”.
El mandatario, por su parte, tuiteó durante las siguientes horas diciendo que fue la presidenta de Taiwán la que lo llamó y no tuvo más opción que responder. Pero en su agenda, este bache telefónico fue un asunto menor. Al día siguiente, su principal preocupación era otra: la imitación que hizo Alec Baldwin en el programa Saturday Night Live sobre su afición a tuitear. “Imposible de ver”, dijo en su cuenta de Twitter.
Su equipo de transición señaló entonces que el mandatario también había tenido conversaciones telefónicas con líderes de Pakistán y Filipinas, desmarcándose de la línea oficial de EE. UU. respecto a ambos países. Analistas políticos cuestionaron la lista de líderes con los que se contactaba Trump vía telefónica y la calificaron como “un cambio absoluto”.
El problema es que el republicano está causando más de un problema con esos contactos telefónicos. Según medios estadounidenses, Trump le colgó el teléfono al primer ministro de Australia, Michael Turnbull, un aliado tradicional de EE. UU. La Casa Blanca confirmó que la conversación con el australiano, que debía haber durado una hora, se extendió apenas 24 minutos.
De acuerdo con The Washington Post, Trump interrumpió abruptamente la conversación telefónica el sábado pasado con Turnbull, luego de que éste le insistiera en que debía respetar el acuerdo para reubicar a 1.600 refugiados que están en centros de Nauru y Papúa Nueva Guinea. Existen temores de que Trump rescinda el acuerdo tras promulgar un decreto antimigratorio que suspende el ingreso de refugiados y ciudadanos de siete países musulmanes.
“¿Pueden creerlo? La administración Obama acordó recibir miles de inmigrantes ilegales desde Australia. ¿Por qué? Estudiaré este acuerdo tonto”, escribió @POTUS minutos después.
“De las cuatro conversaciones telefónicas con líderes mundiales, ésta fue la peor por lejos”, habría dicho Trump a Turnbull, según el Post.
El mandatario estadounidense se refiere a otro diálogo telefónico que causó una fuerte polémica tras filtrarse su contenido. Trump habló el viernes con el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.
Según la transcripción de la llamada entre ambos presidentes que la cadena CNN reveló, Trump le dijo a Peña Nieto: “Ustedes tienen algunos hombres muy duros en México con los que pueden necesitar ayuda. Estamos dispuestos a ayudar con esa gran liga, pero ellos tienen ser noqueados y usted no ha hecho un buen trabajo para noquearlos”.
La publicación Proyecto Puente agregó, citando “fuentes confidenciales en ambos lados de la frontera”, que Trump le dijo además a Peña Nieto que “Estados Unidos no necesita a México”. Versión que la Cancillería mexicana negó. La conversación telefónica entre los dos mandatarios, que duró una hora, pretendía limar asperezas tras la cancelación de la visita de Peña Nieto a Estados Unidos, pero lo único que hizo fue elevar la tensión bilateral.
Durante el Desayuno Nacional de Oración, una cita que se hace cada primer jueves de febrero en Washington, Trump habló de sus llamadas. “Créanme: cuando oigan hablar de las conversaciones telefónicas duras que estoy teniendo, no se preocupen. No se preocupen. Virtualmente, todos y cada uno de los países del mundo se han aprovechado de nosotros, pero eso no va a seguir sucediendo”, agregó. “El mundo tiene problemas, pero vamos a arreglarlos, ¿OK? Eso es lo que yo hago: arreglo cosas”, insistió.
Así respondió el republicano a las críticas por el tono poco amistoso que ha usado en sus contactos telefónicos con líderes internacionales. Funcionarios de la Casa Blanca señalaron que Trump hace llamadas muy temprano por la mañana o ya avanzada la noche, para solicitar puntos de vista de diversas fuentes.
El senador Bob Corker, republicano de Tennessee, dijo que Trump es “sorprendentemente accesible”, e indicó que contesta siempre el teléfono, incluso cuando desconoce quién llama.
Tan pronto llegó a la Casa Blanca, Trump se apropió del teléfono de la Oficina Oval. La primera llamada que hizo, luego de posesionarse, fue a Vladimir Putin, presidente de Rusia. En medio de la polémica por la supuesta influencia de hackers rusos en las elecciones presidenciales —y con los informes de los organismos de inteligencia sobre su escritorio—, el nuevo mandatario habló durante 20 minutos con el ruso. Entonces acordaron que mejorarían las relaciones. Y al parecer el teléfono es clave para ello. De acuerdo con los registros, Trump y Putin han hablado por lo menos en tres ocasiones en dos semanas.