Publicidad

Una histórica reelección

Después de un reñido pulso con el republicano Mitt Romney, Barack Obama se impuso en los estados clave.

Diego Alarcón Rozo / Enviado Especial Chicago (Illinois)
07 de noviembre de 2012 - 12:21 a. m.
El presidente Barack Obama recibió los resultados en Illinois. Según los últimos reportes, habría sido reelegido con más de 290 votos electorales.  / AFP
El presidente Barack Obama recibió los resultados en Illinois. Según los últimos reportes, habría sido reelegido con más de 290 votos electorales. / AFP

El presidente Barack Obama pasó las últimos momentos de la noche esperando en el McCormik Place Convention Center, antes de salir al estrado a hablarles a sus seguidores. Casi 18.000 personas gritaban como si sus voces pudieran darle el último empujón en los estados claves donde el avance del conteo era más que cerrado. Adentro había toda una multitud esperando y cada estado que ganaba el candidato y era confirmado por las pantallas desataba una ovación. La multitud enloqueció cuando se confirmó la victoria en Wisconsin, Iowa y Nuevo México, y la suma de 21 votos electorales que lo dejaban a 22 de la victoria total. Después vinieron Washington y New Hampshire y las tendencias marcaron que ya no era necesario esperar por Ohio o Florida. Barack Obama era reelegido y la gente celebraba y agitaba sus banderas.

Chicago ha sido territorio azul por más de 80 años, indiscutiblemente demócrata desde que el republicano William Hale dejó la Alcaldía de la ciudad en 1931. Desde entonces sólo demócratas levantan los brazos en esta ciudad. Una pregunta continua y una respuesta que parecía más fuerte que cualquier argumento:
—¿Por qué vas a votar por Obama?
—Porque estamos en Chicago.

El presidente tiene una relación bastante estrecha con la ciudad, incluso desde antes de ser senador de Illinois, en 2005, un estado que por supuesto le dio sus votos. Obama nació en Hawái, pero aquí estableció su casa y los candidatos usualmente pasan las elecciones en casa, como en la noche anterior.

A unas cuatro millas y media hacia el sur, desde el McCormick Place, está la escuela primaria de Shoesmith. En ese puesto electoral el presidente depositó su voto en 2008, en el pequeño coliseo en donde juegan baloncesto los Honeybees de Shoesmith, ‘las abejas’ de la escuela primaria. Cuando el reloj marcaba las 10:00 de la mañana, ya habían pasado por allí, por sus 20 puestos de votación, 837 personas, a las que Antony Woods vio pasar una a una, optimista de que obtendrían la victoria. El señor Woods permanecía de pie a uno de los costados de la escuela, justo en frente del campo de béisbol de Hyde Park. Voluntario demócrata, vestía un buzo bordado con el nombre de Obama en el pecho, pelo gris, piel morena. Había llegado a las 5:00 de la mañana para repartir volantes aun estando seguro que allí, nadie votaría por Mitt Romney.

La gente entraba y salía del lugar y Judy Leavil disfrutaba de la atención que los periodistas le prestaban. Después de votar por el presidente, la mujer llegó a la calle y habló de sus hijos, del retroceso que sería una victoria de Mitt Romney y hasta de las cuentas que los pesos pesados del Partido Republicano tienen en Dubái, “donde Dick Cheney tiene sus ahorros”. Morena también y ligeramente mayor, la señora Leavil comentó que era cantante y al final se arriesgó a cantar. Buena voz y pocos dientes en la sonrisa. Estaba segura de que Obama obtendría la victoria y hoy probablemente está cansada de celebrar.
Cerca de allí, sobre la calle 51, solía estar la casa de Barack Obama antes de que se convirtiera en una celebridad que miles de personas festejaban en el McCormick Place. La gente se abrazaba, los gritos continuaban mientras algunas noticias quedaban en los recuerdos de tarde, por ejemplo que por cuenta del huracán ‘Sandy’ las autoridades electorales estaban implementando una modalidad de voto vía e-mail y que en Guinea (África), miles de personas pasarían la noche en vela esperando a que Obama diera el grito de victoria, porque el ahora presidente reelecto no sólo es famoso aquí.

De regreso a casa

Antes de ser una figura para el mundo, Barack Obama fue un hombre conocido entre las comunidades afroamericanas y la política interna de Chicago. También al sur, a unas 11 millas del McCormick Place, el lugar de la fiesta, el joven abogado comenzó a trabajar en proyectos comunitarios en Roseland, un sector no muy pudiente de abundantes licoreras y tiendas de todo por un dólar. Trabajó para sacar a los desamparados de la pobreza y enseñarles qué era eso que la gente llamaba derechos, por qué ellos los tenían y hoy les agradece el apoyo. Unas ocho millas al noreste de su trabajo, en el sector de South Shore, se crió su esposa, Michelle Obama.

La batalla por la Presidencia no se vivía intensamente en Chicago justamente porque este era un territorio colonizado por los demócratas. Era difícil encontrar el cartel de algún candidato en alguna parte y los seguidores se veían solamente en los alrededores de los puestos electorales. Sean Johnson tocó su trompeta en el Andy’s Jazz Bar hasta casi la medianoche del lunes, pero llegó temprano a la esquina de la calle 67 con la Avenida Stony Island para darle su voto a Obama. En cambio Nicholas Barcelona visitó el puesto de votación de la iglesia del Mary’s School, a unas cuantas cuadras del McCormick Place para votar por Mitt Romney.

Como la señora Leavil en Shoesmith, Nicholas, un joven de ascendencia italiana, acaparó la atención por ser la excepción de la regla. “Hace cuatro años salías a la calle y sentías el ambiente electoral, de una campaña contagiosa que prometía un cambio, pero eso ya no existe en Chicago. En esta oportunidad todo fue diferente en esta campaña a la que superó la apatía”. Este joven de 25 años era uno de los tantos entusiastas que en 2008 acudieron a votar por ese Obama que había saltado del Senado a la candidatura demócrata con un discurso brillante e inspirador, pero a quien el tiempo le corrió en contra mientras se le agotaba el combustible gracias a la crisis económica. El mismo Nicholas que votó por Obama entonces, acudió a castigarlo. No obstante, el recuerdo de 2008 y las políticas para paliar los problemas del país consiguieron que al final la confianza del electorado persistiera.

La noche fue cálida dentro del Centro de Convenciones. La primera población de la que se conocieron los resultados fue la de Dixville Notch, en New Hampshire, donde sólo había 37 votantes registrados y sólo 10 acudieron a votar. Desde 60 años atrás, Dixville es el primer centro electoral en entregar sus resultados y allí esta vez la cuenta quedó empatada a cinco votos entre los candidatos, como una suerte de reflejo de lo que el país estaba esperando, una contienda cerrada hasta el final al estilo del baloncesto, antes de que sonara la corneta. Barack Obama ganó el voto electoral, pero asimismo las proyecciones también indicaron que perdió el voto total. La gente aparentemente apoyó en mayor cantidad a Mitt Romney y esto se sabrá cuando se oficialicen los conteos, pero le sirvió de poco.

En el McCormick Place la gente aplaudía para festejar una batalla sumamente disputada, con estados cambiantes que entregaron pistas de su orientación hasta el último momento, en un ‘voto-finish’ frenético. La carrera terminó y la siguiente parada de Barack Obama estaría en la Casa Blanca, en Washington, a unas 700 millas al oeste de allí. El Despacho Oval no cambió de dueño.

Por Diego Alarcón Rozo / Enviado Especial Chicago (Illinois)

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar