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Una receta ya no tan secreta

Los tejemanejes de McDonald's harían que la multinacional sea procesada en Francia por lavado de activos y concierto para delinquir.

Ricardo Abdahllah, PARÍS
26 de diciembre de 2015 - 02:00 a. m.

Cuando a finales de los setenta la empresa de la M amarilla se implantó en Francia, cambió su tradicional fondo rojo por uno de color verde. Aún faltaban años para que la empresa hiciera de la preocupación por el valor nutricional de sus productos una parte esencial de su imagen y más aún para que empezara a hablar de restaurantes ecológicos, pero se consideraba que el color original era “demasiado americano”. Hoy en día, con casi 1.300 restaurantes y 6.900 empleados, la estrategia de instalación de una empresa -que en el imaginario colectivo representaba el “mal comer” en un país cuyo orgullo es la gastronomía- sigue siendo considerada un caso ejemplar de exploración y apertura de mercados.

Lo que no estaba en las cuentas de la empresa era otra tradición francesa, la terquedad de sus sindicatos. Es de la mano de uno de esos sindicatos que los restaurantes “macdo”, como se conocen en Europa, acaban de recibir un golpe que podría obligar a la multinacional a un replanteamiento de las políticas fiscales que, casi tanto como las BigMac y la sonrisa de Ronald McDonald, explican su éxito financiero.

Asesorados por la abogada y excandidata presidencial por el Partido Verde, Eva Joly, los sindicalistas de la seccional McDonald’s de París-Oeste han presentado contra la multinacional una demanda. “Lo que ha hecho el grupo es un juego de contabilidad que hace que a pesar de que en la realidad la empresa tenga ganancias, termine por figurar con pérdidas”, explica Gilles Bombard, uno de los líderes sindicales de la seccional que tuvo la iniciativa de exigir los balances contables de la empresa y a partir de ellos presentar la demanda. Según Bombard, al mostrar saldos en rojo la empresa evitaba el pago de impuestos y al mismo tiempo se libraba de la obligación de pagar a sus trabajadores las primas por productividad.

Aunque el esquema es complejo, puede resumirse de la siguiente manera: cada titular de una franquicia paga elevadas sumas por concepto de propiedad intelectual de la marca y las recetas a una filial ubicada en Luxemburgo. Así, en conjunto, McDonald’s Francia “pierde” casi todas sus utilidades porque debe pagar deudas exorbitantes a … McD Europe Franchising, una filial con sede física en Suiza, pero con domicilio fiscal en Luxemburgo.

Por supuesto en ese país, en el que McDonald’s está exenta de impuestos y donde el número de empleados que reciben bonificaciones no sobrepasa algunas decenas, McDonald’s no tiene problema en declarar sus utilidades. El mecanismo estaría en funcionamiento desde 2009.

Según las cifras que maneja el sindicato, durante el último año la empresa habría dejado utilidades de cerca de un 20%. “Pero como existe la obligación de pagar el 22% a la filial de Luxemburgo, éstas aparecen como 2% de pérdidas”, explica Bombard, para quien es simplemente imposible que la empresa aparezca con beneficios en Francia y no se vea obligada a cumplir con sus compromisos tributarios y sindicales.

La cifra de ventas durante 2014 fue de 61’503.600 euros en los 18 restaurantes de la seccional París-Oeste. Éstos no representan ni siquiera la décima parte de los 250 nuevos locales que la empresa abrió en el continente en 2015, pero pueden tomarse como un punto de partida para hacerse una idea de la buena salud financiera de una empresa que oficialmente se declara con saldo en rojo. Según el experto financiero Jean-Michel Matt, gracias a ese mecanismo la cadena estadounidense habría evadido “unos 75 millones de euros de impuestos sólo en Francia”.

Cadena de investigaciones

No es la primera vez que los sindicatos europeos se enfrentan al líder mundial de la comida rápida. En febrero pasado, la Federación Sindical Europea de Servicios Públicos había publicado un primer informe sobre las oscuras prácticas fiscales de cerca de 7.800 restaurantes de la marca.

Sin embargo, en Francia ningún proceso formal se había iniciado hasta el momento, pues a diferencia de la mayoría de los delitos, cuya investigación puede ser ordenada por cualquier fiscal, aquellos que tienen que ver con la legislación tributaria requieren que la demanda sea presentada por el Ministerio de Finanzas, que usualmente prefiere negociar con las compañías una parte de la suma desfalcada y mantener el tema bajo “secreto fiscal”. El mecanismo de declarar pérdidas o utilidades mínimas localmente gracias a los derechos de franquicia pagados a filiales en paraísos fiscales sería la norma entre las multinacionales. A nivel europeo existe un proceso en curso contra Apple, que gracias a la instalación de su sede fiscal en Cork, Irlanda, no habría pagado más de US$21 millones de impuestos, a pesar de recibir utilidades de US$38 mil millones.

En 2013, la agencia Reuters había revelado que el mecanismo era utilizado, entre otras empresas, por Subway y Burger King. La Comisión Europea investiga desde 2014 a Starbucks, Fiat y Amazon por este tipo de prácticas y el Reino Unido, por su parte, instauró en abril pasado una “Tasa Google” para castigar fiscalmente a las sociedades que transfieran sus beneficios a países diferentes de aquellos donde realizan su actividad comercial.

La novedad del proceso que se abrirá contra McDonald’s en Francia es que no se limita a la evasión fiscal, cuyos cargos pueden ser negociados a cambio de una multa, sino que incluye los cargos de concierto para delinquir y lavado de fraude fiscal, que en la mayoría de países europeos no son susceptibles de negociación. Según declaraciones de Eva Joly al diario Libération, “esta demanda traduce la voluntad de poner un punto final al período de impunidad fiscal de las multinacionales”.

Por Ricardo Abdahllah, PARÍS

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