Viaje al epicentro del chavismo

Barinas, la región natal del presidente, es un escenario clave en la evolución personal y política del caudillo que sostiene su poder.

Ewald Scharfenberg / Especial de ‘El País’, Barinas
04 de marzo de 2013 - 09:59 p. m.
En Barinas, la ciudad donde nació el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, no se sabe nada de su enfermedad.³   / AFP
En Barinas, la ciudad donde nació el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, no se sabe nada de su enfermedad.³ / AFP

¿Dónde está Chávez? La pregunta que recorre Venezuela halla una respuesta casi unánime entre las personas mejor informadas de Barinas, el estado natal del presidente: la hacienda Las Matas, un predio de 500 hectáreas a 40 kilómetros de la ciudad de Barinas, la capital homónima de la provincia. Durante muchos años su propietario fue David Coirán, empresario y expresidente de la empresa eléctrica del Estado durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez (1989-1992). Coirán hizo de la finca uno de los centros pioneros de la cría de búfalos. Pero en 2009 la vendió y terminó en poder de Pdvsa, la empresa petrolera estatal.

Bajo la gestión de la empresa petrolera, Las Matas dejó de ser productiva. De hecho, se convirtió en lugar de veraneo de la familia Chávez. Se hicieron mejoras en las cuatro casas que había. Se agregó un helipuerto con señalización nocturna y un camino asfaltado. El año pasado el propio presidente solicitó una nueva remodelación, que incluía la construcción de una sala clínica con equipos médicos. Tal vez fuera cierto que el líder revolucionario contemplara la posibilidad de retirarse a completar su convalecencia aquí. De la querencia que desarrolló por el lugar habla con elocuencia el hecho de que las dos últimas veces que visitó Barinas, en 2012, optó por hospedarse en la hacienda, en lugar de la finca familiar, La Chavera, o de la residencia del gobernador, su hermano Adán Chávez.

Sin embargo, en su más reciente paso por el terruño, el anhelo del exteniente coronel se vio empañado por una contrariedad: las obras de reforma no fueron de su agrado. Reconvino con acritud a Pedro Jiménez Giusti, a quien se las había encargado. Jiménez Giusti es un paisano barinés, excapitán del ejército que dejó las armas tras participar en la asonada golpista comandada en 1992 por Chávez para derrocar a Carlos Andrés Pérez. Luego se reconvirtió en gerente de Pdvsa.

El río Santo Domingo bordea el linde oriental del cortijo, que por otro costado comparte vallado con el contiguo Hato Corocito, que pertenece al exministro del Interior y actual gobernador del estado de Guárico, Ramón Rodríguez Chacín.

Éste es un exoficial de la Armada que formó parte de los comandos de élite que en los años ochenta se enfrentaban a las guerrillas colombianas activas en la frontera suroeste de Venezuela. Con el tiempo, los meandros del destino dieron un raro giro y pusieron al capitán de navío, ya en retiro, a congeniar con sus antiguos enemigos. Hoy se le conoce como uno de los interlocutores oficiosos del chavismo con las Farc. En 2008 le tocó representar al gobierno venezolano en la operación para recibir en territorio colombiano la liberación de una de las rehenes más famosas de las Farc, Clara Rojas. Fue en el Hato Corocito de Rodríguez Chacín donde Tirofijo y el Mono Jojoy —se hospedaron para reunirse con Chávez entre 2006 y 2008.

Por estos días, las afueras de la hacienda Las Matas muestran un panorama de tranquilidad. No hay ni guardias ni alcabalas. Una cuadrilla de obreros de la petrolera Pdvsa hacen trabajos en la carretera colindante que conduce hasta el área de producción de San Silvestre. Los lugareños relatan que cada vez que el presidente Chávez llega se nota mucho movimiento de helicópteros y tropas. Pero en estos días, nada.

Aunque es posible que el presidente Chávez haya dejado su corazón enterrado en Las Matas, no parece que pase su convalecencia aquí. El rumor, que contradice las versiones oficiales que lo tienen en una habitación del Hospital Militar de Caracas, no se corresponde con los hechos. Quizás, en cambio, sea la expresión de un deseo local: los barineses están convencidos de que su región desempeñará un papel protagónico en el desenlace de la historia de intrigas en que se convirtió la salud de Chávez.

En Barinas, a pocos se les escapan detalles del entorno que alimenta todo tipo de teorías de conspiración. Por ejemplo, ¿por qué los padres del comandante Chávez, el exgobernador Hugo de los Reyes Chávez y Elena Frías, permanecen en la capital de provincia en vez de estar al lado del enfermo en Caracas? El padre, el maestro Chávez, debió operarse por una apendicitis en el Hospital Militar de Caracas apenas unos días antes del regreso de su hijo mártir. ¿Por qué no lo esperó allá? ¿Y qué decir de Narciso Chávez, Nacho, uno de los hermanos menores del presidente? Sigue en una suerte de exilio interior en Barinitas, una población justo al pie del monte andino, luego de que durante la reciente campaña electoral figurara como una especie de ayuda de cámara del candidato-presidente.

También se espera que la enfermedad del presidente obre otro milagro: la reconciliación entre Adán y Argenis, dos de los hermanos de Chávez. Desde hace algún tiempo libran una batalla campal por el control político del Estado, batalla que por ahora gana Adán, actual gobernador de Barinas por segundo período consecutivo. Argenis fue el hombre fuerte durante la administración del patriarca, Hugo de los Reyes, de 80 años de edad, gobernador de 1999 a 2008. Pero cuando el mandato del padre expiró, Hugo Chávez desatendió las aspiraciones de Argenis e impuso como sucesor a Adán, su hermano mayor.

Desde su despacho, Adán se ocupó de desalojar a todos los fieles de Argenis: funcionarios, contratistas, operadores e informantes. Hugo tampoco se llevaba bien con Argenis, trasladado desde 2011 a Caracas para hacerse cargo de una de las áreas de gestión más deficientes del gobierno chavista: el suministro eléctrico. El díscolo hermano le dejó un moretón en el ojo al presidente en 2002 al final de una discusión.

“Ellos pelean en la política, pero se respetan en familia”, asegura Antonio Bastidas, exdiputado y dirigente del opositor Un Nuevo Tiempo (UNT) en Barinas. Bastidas compartió en su juventud con los Chávez, vecinos en la urbanización Rodríguez Domínguez de la capital regional. “Argenis al final va a morir con la familia”, apuesta Bastidas, “y estoy seguro de que los Chávez se van a convertir en una tercera corriente dentro del chavismo, distinta de las de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello; después de todo, ¿quién más puede decir que tiene la sangre del líder?”.

El vaticinio abarca también a Aníbal Chávez, otro hermano del presidente con quien mantuvo diferencias. Hoy es alcalde de Sabaneta por el gubernamental Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), a pesar de que en 1992 fue expulsado del MBR200, el movimiento cívico-militar que, con base en una logia castrense, sirvió de plataforma para el fallido golpe de ese año. ¿El motivo de la sanción? Que Aníbal aceptó ese año el cargo de director de Educación en la gobernación del democristiano Gerhard Cartay.

Sabaneta, a 25 kilómetros al noreste de Barinas, es la Jerusalén de la revolución. Allí nació Chávez y vivió su infancia. Es un baluarte familiar y las obras públicas más importantes con que el presidente buscó engalanarlo rinden homenaje a la estirpe. En la céntrica esquina donde estuvo la casa de paredes de barro y piso de tierra donde Chávez se crió, ahora se levanta un modélico centro de educación preescolar bautizado Mamá Rosa, en recuerdo de la abuela paterna del líder. La única calle nueva que se construyó lleva el nombre de Pedro Pérez Delgado, Maisanta, un legendario caudillo de montoneras del principio del siglo XX, antepasado de Chávez.

No debería extrañar entonces que Sabaneta vuelva a ser la zona cero del culto al presidente. “Hugo Chávez entregó la vida por esto y si se levanta va a seguir en la lucha”, dice en la plaza de Bolívar de Sabaneta Alfredo Aldana, uno de los más fervientes seguidores de Chávez, exentrenador deportivo, que formó parte del séquito de seguridad del presidente cuando éste se presentó por primera vez como candidato, en 1998. “Un Hugo Chávez sólo nace cada 100 +años”.

Por Ewald Scharfenberg / Especial de ‘El País’, Barinas

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