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La yihad o ‘guerra santa’ tiene su propia banda sonora

Los himnos propagandísticos con los que esta organización acompaña los vídeos de sus atrocidades recurren siempre a la misma agrupación, Eenshad.

EFE
18 de febrero de 2015 - 02:21 p. m.
La yihad o ‘guerra santa’ tiene su propia banda sonora

 Si la yihad o guerra santa a la que llama el grupo radical Estado Islámico (EI) tuviera banda sonora, sería sin duda una recopilación de "enshad", los himnos propagandísticos con los que esta organización acompaña los vídeos de sus atrocidades.

Las letras de sus canciones, de las que posiblemente la más famosa sea "Ummati qad lah fayr" (Mi nación, el amanecer apareció), son una letanía previsible de odas a la guerra santa, a "los soldados de Alá" y al Estado Islámico, donde sobresale una voz principal seguida por un coro que repite.

Pese a que aparenta beber de la tradición en Oriente Medio, "esta música está más cerca de Lady Gaga que de los clásicos árabes por su simpleza", opina el artista egipcio Mustafa Said, director de la Fundación para la Documentación e Investigación de la Música Árabe en el Líbano.

Los radicales no tienen cantantes conocidos y los autores de sus himnos suelen ser simpatizantes con buena voz y un buen equipo informático.

En una entrevista a Efe en su oficina en Qornet al Hamra, al norte de Beirut, Said explica que lo que cantan los yihadistas nada tiene que ver con los "enshad" auténticos, un género musical que se originó a partir de la lectura del Corán "de forma artística".

Los "enshad" tradicionales suelen ser a capela, aunque también admiten percusión y otros instrumentos, y tienen un gran arraigo en el sufismo, en el que, como en otras doctrinas místicas, a veces se habla de Dios como si fuera el amor.

De hecho, son cantos típicos de Egipto, que cuenta con un gran número de cofradías sufíes, aunque están presentes en la mayoría de países árabes.

En las últimas décadas, han decaído debido al auge del pensamiento salafista, originario de Arabia Saudí, que lo considera prohibido.

"El problema de los salafistas con los himnos es que es un tipo de música que refleja una forma abierta de pensar, porque no solo hablan de la religión, sino también de cosas cotidianas", reflexiona Said.

Paradójicamente, quienes se están encargando de resucitar los "enshad" hoy en día son los radicales, que pueblan Youtube con sus himnos propagandísticos y en los que se aprecia, además, una influencia musical saudí.

Aun así, muchos yihadistas se llevarían las manos a la cabeza si supieran que se considera que el primer "nashid" fue "Tala Badru Alani" (la luna blanca ascendió sobre nosotros) para celebrar la llegada del profeta Mahoma a la ciudad santa saudí de La Meca y que se cree que fue interpretado por un coro de mujeres.

Para el músico y líder de la banda libanesa Al Rahil al Kabir, Jaled Subeih, lo que crean los extremistas en términos musicales es fruto del predominio de Arabia Saudí en la región en todos los ámbitos.

"Antes los himnos eran más variados, ahora son monótonos, solo hablan de la yihad y están vinculados a la situación política", indica a Efe este artista.

De hecho, en la actualidad resulta difícil distinguir los "enshad" suníes de los chiíes, porque todos suenan igual. "No hay una conexión con la tradición y eso ocurre en todos los ámbitos culturales. Ese vacío lo ha llenado Arabia Saudí", afirma.

El "munshid" (cantante de himnos) del grupo chií libanés Hizbulá, Ali Barakat, coincide en que apenas hay diferencia desde el punto de vista musical entre los himnos chiíes o suníes, tan solo en las letras, sobre todo cuando abordan asuntos políticos.

Respecto "a los grupos terroristas, no hacen música, es solo voz, apenas hay un trabajo detrás de sus canciones, con un ordenador en casa se puede hacer", asegura a Efe el intérprete.

Para este cantante, si hay un país de referencia en lo que se refiere a himnos chiíes es Irán "por su cultura y civilización".

Ali Barakat alcanzó cierta notoriedad el año pasado por una de sus canciones en la que arengaba a las tropas de Hizbulá, que apoyan al Gobierno de Damasco, en Siria, y estuvo hace unos meses en prisión en el Líbano por sus himnos contrarios a Arabia Saudí.

Y es que la rivalidad entre ese reino e Irán está omnipresente en esta parte del mundo, donde ambos estados compiten por obtener la supremacía y donde ni siquiera la cultura queda a salvo.

Por EFE

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