Coletazos del trasteo de Marlon Marín a EE.UU.

El sobrino de Iván Márquez se convirtió en el “Garganta Profunda” de las redes de intermediarios de la contratación de la paz, de los supuestos nexos de Jesús Santrich con la mafia mexicana y también de presuntos negocios de Rafael Caro con políticos venezolanos.

Redacción Investigación
22 de abril de 2018 - 02:00 a. m.
Marlon Marín se convirtió en el testigo estelar de la DEA en el caso de “Jesús Santrich”. / Archivo particular
Marlon Marín se convirtió en el testigo estelar de la DEA en el caso de “Jesús Santrich”. / Archivo particular

El lunes 16 de abril salió del aeropuerto El Dorado un avión de la DEA en el que iba el protagonista del más reciente escándalo de corrupción y narcotráfico en Colombia: Marlon Marín. Tras su llegada a Estados Unidos se confirmó que desde tiempo atrás estaba negociando su colaboración con la agencia contra las drogas para desmantelar redes de tráfico de droga en Colombia y Venezuela que servían a los intereses del cartel de Sinaloa. Lo que diga Marín a las autoridades norteamericanas puede ser una caja de pandora en la que podrían terminar implicados políticos del vecino país y hasta figuras representativas de las Farc.

(Vea: Marlon Marín viajó a EE.UU. y va a colaborar con la DEA)

En el centenar de horas de interceptaciones telefónicas que hizo la Fiscalía a Marín hay información que va desde cómo logró constituir una red de intermediarios para direccionar contratos de la paz a cambio del 20 % de su valor total, hasta señalamientos contra miembros del Gobierno venezolano que estarían inmersos en narcotráfico. Hoy está protegido por la DEA y se constituye en un testigo de especial interés del gobierno norteamericano. De hecho, se rumora que ya salió del registro de la oficina de prisiones y podría estar cercano a la libertad condicional y el cambio de identidad.

En una de las conversaciones interceptadas que más inquietud crean entre las autoridades, Marlon Marín habla con emisarios mexicanos sobre un negocio que se les cayó en Venezuela con un personaje de la vida pública, al que identifican como alias Plátano. Según las pesquisas, al parecer, antes de que Marín consiguiera, a través de contactos en las Farc, un cargamento para enviar a Estados Unidos, se desarrollaba el objetivo del cartel de Sinaloa de sacar droga a través de Venezuela, convencidos de que con Plátano tenían todo cuadrado para evitar el control de las autoridades.

(Puede leer: Marlón Marín habló contra alcaldes por investigación de los recursos de la paz)

Marín fue capturado el pasado 9 de abril junto al líder de las Farc Jesús Santrich, el inversionista Fabio Simón Younes Arboleda y Armando Gómez España, alias el Doctor. Ese mismo día, los cuatro fueron notificados de que en su contra existe una circular roja de Interpol y que además eran requeridos por una Corte Federal del Distrito Sur de Nueva York por negociar la venta de 10 toneladas de droga al capo Rafael Caro Quintero, tercero al mando del cartel de Sinaloa. Tras su arresto, Marlon Marín comenzó a moverse de inmediato para sellar su pacto de colaboración.

El hoy testigo estelar se negó a ser defendido por el abogado que le ofreció las Farc y prefirió acercarse directamente a la justicia norteamericana. Por eso, el mismo día en que el gobierno de Estados Unidos debía ratificar su solicitud de extradición, salió del país bajo la figura “Significant public benefit parole”, algo así como persona de especial interés para los norteamericanos. Mientras Marín se convirtió en colaborador de la DEA, Santrich manifestó que se va a dejar morir de hambre antes de ser extraditado. Varios miembros de la FARC han insistido en que este caso es un montaje y que también los van a capturar a ellos con mentiras.

Los inicios

Es claro que Marlon Marín nunca hizo parte de las filas de las Farc. Sin embargo, personas que lo conocieron en Florencia (Caquetá), de donde es oriundo, señalaron que se aprovechó de ser sobrino de uno de sus principales líderes, Iván Márquez. Al parecer, este lazo familiar fue lo que lo volvió cercano a varios comandantes y empezó a ser reconocido. Fuentes consultadas lo referencian como “un tramposo, un vivo que luego de conseguir un título profesional en la Universidad de la Amazonia, empezó a concretar movidas corruptas y a estafar a conocidos”.

(Para más información: El trágico adiós de Santrich)

Por ejemplo, Marlon Marín montó un negocio de venta de falsos certificados de inglés para que los estudiantes pudieran graduarse. Cobraba por adelantado y se valía de una supuesta amistad con una coordinadora del Centro de Idiomas de la universidad. “Se caracterizó por ser amante de la plata”, señaló un hombre que lo conoció y relató que Marín reunió a un grupo de abogados, a quienes intentó “tumbar”, prometiéndoles cupo en la JEP. “Lo último que hizo fue proponer proyectos agrícolas en espacios territoriales para captar recursos de cooperación internacional. Aquí (en Florencia) nadie le comió, porque la gente lo conocía”, concluyó.

Los contratos por la paz

Paradójicamente, fue ese interés en los proyectos productivos lo que permitió que Marlon Marín entrara en el radar de la Fiscalía. Desde la firma del Acuerdo de Paz, el ente investigador empezó a seguirle la pista a un grupo de personas que querían direccionar recursos del posconflicto a contratistas que dieran hasta el 20 % del valor total del contrato. Según la Fiscalía, en junio de 2017 descubrieron que Marín estaba detrás del negocio de la salud de los excombatientes. Todo se fue al piso cuando el Gobierno decidió que esos recursos fueran administrados por el Sistema General de Salud.

Pero Marlon Marín ya había consolidado una red que empezó a moverse con funcionarios de gobernaciones y municipios para canalizar dineros de la paz. En las interceptaciones telefónicas de la Fiscalía se le escuchó hablar con varias personas hoy investigadas. Entre ellas, María Elvira Valencia, excandidata a la Cámara por Bogotá en 2010 y asesora del Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo (Fonade) en el área de control de contratación. Valencia ya estuvo dos días rindiendo interrogatorio y dando sus explicaciones sobre los supuestos proyectos productivos con los que habrían sacado tajada de los dineros de la paz.

(Lea: Marlón Marín habló contra alcaldes por investigación de los recursos de la paz)

Por los despachos de la Fiscalía también ya pasó el exdiputado de Santander José Domingo Ardila Neira, otro de los señalados de hacer parte del denominado cartel de la paz. Ante los medios de comunicación, manifestó ser inocente, que nunca ha estado involucrado en ningún acto de corrupción en sus 52 años de vida y que jamás se apropió de un proyecto o de recursos del posconflicto. Y agregó: “Conocí a Marlon Marín en la política y la primera vez que nos vimos fue en un centro comercial. Me arrepiento de haber cruzado palabras con él, ahora no puedo dormir”.

La tercera persona en rendir interrogatorio ha sido Viviana Arias, quien fue la que más habló con Marín sobre contratos de la paz en las conversaciones interceptadas. En particular, sobre la opción de conseguir constructores amigos en Antioquia y la Costa Caribe para financiar contratos con dineros del posconflicto. En la lista de los llamados a interrogatorio también aparecen Yésica Gómez –al parecer funcionaria de Insuagro, interesada en proyectos del Ministerio de Agricultura–, Nayib Vergara, Aldemar Cuello y Sonia Velosa Mogollón. Esta última, excontratista de la Secretaria de Desarrollo Económico de Bogotá y excandidata al Congreso.

Entre los avances logrados por la Fiscalía ya existe una lista preliminar de 13 alcaldes y unos cuantos gobernadores que fueron contactados por Marín. Por eso, la Fiscalía ha puesto su lupa sobre contratos en Boyacá, Antioquia, Cundinamarca, Cesar y Valle del Cauca, donde al parecer Marlon Marín se movió en busca de negocios. No obstante, sobre este capítulo, los investigadores de la Fiscalía se quedaron con apenas una declaración y será difícil contar con más en Colombia, porque ya está por cuenta de la justicia de Estados Unidos y ad portas de prender el ventilador.

Líos de narcotráfico

Es claro que, antes que el tema de los recursos de la paz, para Estados Unidos Marlon Marín es un testigo clave para su lucha contra el narcotráfico. En concreto, para entender el entramado que al parecer hubo detrás del intercambio de 10 toneladas de droga por US$15 millones. Lo que se sabe es que la DEA tenía un agente infiltrado y que se hicieron seguimientos hasta detectar las reuniones en casa de Santrich, quien sigue diciendo que en esos encuentros no se habló de narcotráfico, sino de inversiones en proyectos productivos. Desde su captura, Santrich insiste en que no conoce a Caro ni sabía de su poder en el mundo del narcotráfico.

Carta  de Santrich al fiscal Néstor Humberto Martínez. 

Lo que no es claro es qué papel jugó Marlon Marín en esa vuelta. ¿Era colaborador de la DEA y logró infiltrarse en las altas esferas de las Farc? Por lo pronto, además del interés de la DEA por este caso específico, hay un capítulo del que poco se habla, pero del que Washington quiere tener explicaciones: los aparentes contactos entre emisarios del cartel de Sinaloa y algunos políticos venezolanos. Al parecer, en poder de los norteamericanos hay audios entre Marlon Marín y un mexicano que le cuenta que a Rafael Caro se le cayó un negocio grande por el que ya había pagado en Venezuela al personaje apodado con el alias de Plátano.

 

Por Redacción Investigación

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