Las quejas contra el director de derechos humanos del Mininterior

Trabajadores de la entidad aseguran recibir malos tratos por parte de Nayid Abú Fager Sáenz, filósofo y abogado que trabajó durante más de una década en la academia y ahora dirige una de las direcciones más importantes de la cartera.

Redacción Investigación
25 de noviembre de 2018 - 01:58 a. m.
Nayid Abú Fager Sáenz, director de derechos humanos del Mininterior. / Mininterior
Nayid Abú Fager Sáenz, director de derechos humanos del Mininterior. / Mininterior

Sin ruido, a finales de agosto llegó a la dirección de derechos humanos del Ministerio del Interior el abogado Nayid Abú Fager Sáenz, quien, después de pasar una década en la academia en la Universidad del Rosario, ahora lidera uno de los temas más importantes de la entidad. Aunque su hoja de vida es extensa, se afirma que su posesión obedece a una retribución del presidente Iván Duque a los cristianos por su apoyo en la campaña presidencial. Fager es simpatizante del partido católico Somos y trabajó en 2015 en la unidad de trabajo de la entonces senadora Viviane Morales, hoy embajadora de Colombia en Francia. El partido Somos avaló la candidatura presidencial de Viviane Morales.

Al margen de estas conjeturas respecto al nombramiento en la Dirección de Derechos Humanos, ubicada en el cuarto piso del edificio del Ministerio del Interior, en pleno centro de Bogotá, también se ha venido gestando un clima de inconformismo laboral entre varios trabajadores por su manera de asumir su condición de jefe. Por lo menos diez funcionarios consultados por este diario afirmaron haber recibido malos tratos por parte de Nayid Abú Fager Sáenz, nuevo director de derechos humanos. La situación se comenta con fuerza en los pasillos, en el sindicato de la entidad y también en la oficina de control interno. Se sabe que la situación hasta ahora ha provocado algunas terminaciones anticipadas de contratos.

Según fuentes consultadas, el ambiente laboral se puso tenso desde que Fager hizo un comentario que no cayó bien entre los trabajadores. “Apenas llegó nos dijo: ‘Ahora sí llegó la legalidad’, como si antes no hubiésemos actuado dentro de la ley”, relató uno de sus subordinados. Más adelante, se empezaron a ver trabajadoras llorando tras salir de la oficina de Fager. Una de ellas, contratista de la oficina jurídica, expresó que le impuso tareas no especificadas en su contrato, por lo que tuvo que empezar a llegar a trabajar desde las siete de la mañana al Ministerio del Interior y hacerlo hasta altas horas de la noche. Además, trabajar los fines de semana en su casa, pese a que no estaba obligada al estar vinculada por prestación de servicios.

Semanas después, a esa trabajadora le salió una oportunidad laboral en otra entidad y pidió la terminación anticipada de su contrato. De acuerdo con su relato, el director de derechos humanos la llamó a su oficina cuando radicó la solicitud. “Mencionó que después de cuatro años de servicios no podía salir mal de la entidad. De manera amenazante me dijo que los leones tenían colmillos y que debían ser arrancados para no hacer daño a nadie. Desde ahí se comportó de manera grosera, le indicó a mi supervisor que yo estaba incurriendo en incumplimiento del contrato y que debía notificarlo a control interno”. Ella puso la situación en conocimiento de la Secretaría General y logró que le terminaran su contrato.

Otra trabajadora le reveló a este diario que, en su caso, la molestia se inició porque Nayid Abú Fager le preguntó directamente a qué equipo político pertenecía. “Yo me quedé de una pieza con el interrogante. Eso es igual a que si a uno le preguntan qué orientación sexual tiene. Después, él empezó a citarnos a los contratistas a reuniones con 15 minutos de anticipación, lo que nos obligaba a ir a trabajar a las instalaciones de la entidad para poder asistir a esas citas, pese a que somos contratistas y no de planta, por lo que no tenemos que cumplir horario. Además, ahora nos dicta clases de derechos humanos y nos pone a leer sus libros y, como si fuera poco, nos tiene prohibido que le enviemos correos directamente”.

Aunque inicialmente el malestar se rumoraba desde los cubículos, las primeras quejas que se formalización se remitieron a finales de octubre al correo del sindicato del Ministerio del Interior. Una de las trabajadoras contó que, tras una discusión con Fager por la entrega de unos papeles, él la trató de incompetente y le expresó que era “persona no grata”. Por sugerencia de uno de sus asesores, en adelante evitó estar a la vista del jefe. “Les rompe papeles a compañeros en la cara, les retiene documentos arrebatándoselos, los descalifica y les dice que no sirven para nada, nos trata con lenguaje humillante, nos obliga a repetir oficios y nos hace firmar porque él no lo hace, ni siquiera las tutelas (…) la especialidad de su maltrato son las mujeres”.

Fager en la pasada entrega del Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos en Colombia. / Mininterior

Otros tres escritos similares hoy están en poder del sindicato del Ministerio del Interior, que ha intentado agendar, sin éxito, una cita directa con la cabeza de la entidad, la ministra Nancy Patricia Gutiérrez Castañeda, para exponerle la situación. Sin embargo, el único caso que llegó a la oficina de control interno es el de una contratista del grupo encargado de los derechos LGBT, sobre los que Nayid Abú Fager ha manifestado en el pasado su desacuerdo. La trabajadora era la encargada de sacar adelante el plan de acción para ejecutar la política pública LGBT, que fue aprobada hace seis meses mediante decreto y que se considera uno de los mayores logros del anterior Gobierno en materia de diversidad sexual.

La discusión se inició a principios del pasado octubre por cuenta de unos documentos que, según la funcionaria, el director de Derechos Humanos del Ministerio del Interior le retuvo de una manera injustificada y que, según él, pidió devolverlos a la trabajadora porque fueron llevados de una forma injustificada. Al parecer, los archivos en cuestión eran claves para concretar el plan de acción de la política pública LGBT y, entre ellos, se encontraba el listado de asistencia de las entidades que por primera vez acudieron a una reunión para tal fin. La contratista alegó que la falta de esos papeles obstaculizaba su trabajo.

La contratista dejó constancia de que después del incidente, Fager le pasó un memorando el 19 de octubre, pero con fecha 11, para exigirle un informe para entregar el 12, es decir siete días antes de la comunicación. “El memorando lo recibí el 19, horas después de remitir una solicitud de devolución de documentos, en la que expresamente me quejé de la forma en que ha manejado la relación contractual conmigo”, aseguró la funcionaria del grupo LGBT. “Su maltrato ha sido reiterado, hasta lesiona mi buen nombre. Se me ha recargado laboralmente, se ha entorpecido el cumplimiento de mi trabajo, se ha insinuado que incurro en incumplimiento laboral y se ha faltado a la verdad”, añadió.

La mayoría de quejas apuntan a que uno de los temas críticos es el trabajo por la población LGBT, pues se dice que Fager quiere engavetar la política pública LGBT y frenar cualquier asunto relacionado con esta comunidad. De hecho, ese grupo de trabajo se redujo de seis contratistas a dos. La Silla Vacía reveló que Fager fue fundador de la Mesa Nacional de Educación y Autonomía (MenaceA), que lideró el movimiento contra las cartillas de educación sexual de la exministra de Educación, Gina Parody, en 2016 por supuesta ideología de género. Fager y su esposa ayudaron a la diputada santandereana Ángela Hernández al llamado “Bus por la libertad”, para oponerse a la adopción de parejas del mismo sexo.

“Ignoro si su actitud está motivada en razón de mi género, de mi orientación sexual, de mi raza o de mi origen social, o de pronto por el tema que tenía a cargo, pero le pido que respete los derechos de las demás personas que trabajan en la dirección, incluso de los que piensan diferente a usted. Su actitud hace imposible la convivencia laboral y lastima la moral de los vinculados a la dirección”, expresó la contratista del grupo LGBT en una comunicación en la que pidió la terminación anticipada de su contrato. Flor Romero de Chacón, vocera del sindicato agregó: “Ya le solicitamos intervenir para que estas denuncias no se sigan presentando. Y le recordamos que estamos en el Ministerio del Interior, el de los derechos, el de la no discriminación”.

Pero las molestias contra Nayid Abú Fager también se han manifestado por fuera del Ministerio del Interior. Como director de Derechos Humanos, el funcionario debe establecer lineamientos para proteger a quienes estén en riesgo por el conflicto armado o por la violencia política o ideológica. Además, debe asesorar a las entidades territoriales en estos temas y realizar estudios para garantizar derechos. Para ello, debe estar en contacto con organizaciones de derechos humanos en las regiones, entre ellas con el movimiento Ríos Vivos, dedicado a temas socioambientales, uno de las más importantes de Antioquia.

El 5 de septiembre pasado, Ríos Vivos fue una de las organizaciones galardonada con el Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos en Colombia, creado por la organización internacional Diakonia y la Iglesia sueca. En dicha ceremonia participó Nayis Abú Fager. El evento terminó con una situación incómoda para los líderes regionales cuando el director de derechos humanos decidió hablar sobre su libro El nosotros originario, sobre la posibilidad de respetar los derechos de el otro, resultado de su tesis de maestría en filosofía y al final se lo entregó únicamente a los expertos internacionales.

Isabel Zuleta, directora de Ríos Vivos, contó a este diario que ella y otros defensores de derechos humanos se indignaron con el gesto. “Al ser de una iglesia cristiana, pretendía entablar diálogo en términos teológicos con la iglesia sueca. Yo le dije que los defensores en Colombia también leíamos y él expresó en tono despectivo: ‘El libro es de filosofía’. Es una persona que desconoce el país en materia de derechos, que no tiene conocimiento sobre procesos organizativos, ni tiene claras las causas que defendemos o la protección de los defensores. Yo le expresé mi inconformidad al viceministro. Hay muchos problemas de seguridad y de protección en derechos humanos y necesitamos a alguien con intención de ayuda”, recalcó Zuleta.

En el libro El nosotros originario, publicado en septiembre de 2017 por el Centro de Estudios Jurídicos y Políticos, Fager se presenta como filósofo, jurista cristiano e investigador, basado en valores y principios cristianos, con experiencia en el campo de derechos humanos y defensa de la libertad de conciencia. Sus creencias lo motivaron a crear en 2014 el grupo Cristianos UR. “Es un espacio en el que esperamos mostrar a las personas, en un ambiente académico, que lo que creemos es razonable, y quitar prejuicios acerca del cristianismo”, dijo Fager en 2015 al portal Plaza Capital. Aunque la libertad de culto es derecho en Colombia, algunos sectores temen que sus creencias se están reflejando en su gestión. Se buscó a Fager mediante su oficina de prensa, pero no hubo respuesta.

*Si conoce casos como este, escriba a investigacionee@elespectador.com

Por Redacción Investigación

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