La conexión libanesa con la Oficina de Envigado

El Espectador revela las pruebas que relacionan a ciudadanos del Oriente Medio en Colombia con la temida banda narcotraficante de Antioquia y el grupo terrorista libanés Hezbolá.

Redacción Judicial
09 de marzo de 2009 - 10:24 p. m.

En desarrollo de la ‘Operación Titán’, agentes del DAS capturaron el 13 de octubre pasado en Bogotá al ciudadano libanés Chekri Mahmoud Harb, requerido en extradición por los Estados Unidos por delitos relacionados con el narcotráfico y el lavado de dinero. Su detención pasó de agache, pero un reciente concepto de la Corte Suprema de Justicia autorizando su envío a ese país lo ha vuelto a poner en el mapa de la delincuencia organizada del más alto nivel internacional. Según la acusación de una Corte del distrito sur de la Florida, el libanés era, ni más ni menos, el enlace entre la temible Oficina de Envigado y el grupo terrorista de Oriente Medio, Hezbolá.

El concepto de la Corte, fechado el 4 de marzo pasado y conocido por este diario, revela además que a través de un testigo confidencial, denominado por seguridad CS1, la DEA constató que desde abril de 2006, ex paramilitares reencauchados en la Oficina de Envigado han distribuido narcóticos a Estados Unidos, México, Europa y Oriente Medio, y configuraron una estratégica ruta hacia África para expandir su ilícito negocio. El testigo protegido que logró infiltrarse en la Oficina también relató que las millonarias utilidades del tráfico de estupefacientes “son repatriadas a Colombia”.

Es la primera vez que la justicia ha podido documentar un nexo entre terroristas del Oriente Medio con la Oficina de Envigado. Y, según la DEA, dicho nexo está corroborado por medio de Chekri Mahmoud Harb, conocido con el alias de Talibán y actualmente detenido en la penitenciaría de máxima seguridad de Cómbita (Boyacá). Pero, además, el enlace árabe se complementa con Alí Ahmad Kaddoura, Alí Mohamad Abdul Rahim, Zakaria Hussein Harb y Imad Abdul Rahim Alvarado, todos ellos acusados por la justicia norteamericana del delito de narcotráfico y solicitados en extradición formalmente desde septiembre del año pasado.

Chekri Mahmoud Harb, nacido en agosto de 1961, de profesión comerciante y residenciado en Medellín, es “gerente de la organización de tráfico de narcóticos de la Oficina”, y coordina “el recibo en Colombia de las utilidades provenientes de la venta de narcóticos que vienen del Oriente Medio y África, y planea el tráfico de narcóticos a los Estados Unidos”, reseña la acusación de la DEA en su contra. A su vez, un agente encubierto declaró haber sostenido una reunión con alias Talibán en junio de 2007 en la que el propio libanés le confirmó su participación y jerarquía en la Oficina de Envigado.

De acuerdo con las pruebas en poder de agentes norteamericanos y del DAS, que durante dos años siguieron milimétricamente los pasos de esta organización clandestina en el Oriente Medio, Alí Ahmad Kaddoura, un comerciante con negocios en Bogotá y Barranquilla, era el encargado de enviar alijos de cocaína al África y, a través de varios almacenes de telas en Bucaramanga, se encargó de lavar el dinero. Por su parte, Alí Mohamad Abdul Rahim era el contacto del capo colombiano Francisco Antonio Flórez Upegui, alias Don Pacho —detenido también en la ‘Operación Titán’ y jefe de la Oficina de Envigado—, para enviar droga desde Panamá hacia el Oriente Medio.

Investigadores de la DEA y el DAS relacionan a Chekri Mahmoud Harb como un experto lavador de dólares, con conexiones en Siria, Egipto y Líbano, y que parte de sus ganancias como traficante iban dirigidas a patrocinar, al parecer, grupos como el Hezbolá. Esa es la principal conclusión de agencias norteamericanas y colombianas de inteligencia que, luego de interceptar 370 líneas de celulares y analizar miles de conversaciones entre miembros de la Oficina de Envigado y sus contactos en el Oriente Medio, establecieron rutas, empresas fachada y ramificaciones en países como Panamá, Guatemala, Costa Rica y China.

El concepto de la Corte Suprema de Justicia también revela la participación de personas como Carlos Enrique González Hoyos, quien controlaba la distribución de heroína para la Oficina; Óscar Fernando González Lenis, alias El Negro, jefe de la banda en Cali y responsable de los envíos de cocaína hacia Guatemala y Panamá; u otros como Jorge Enrique Rincón, Hernán Darío Restrepo Cossio, alias El Primo; Cecilia Madrid Franco, Róbinson Duván Acosta Serna, alias Beto; Ramón Alberto Cañas Pulido y Mario Alberto Henao Jaramillo. Todos detenidos y con funciones precisas en el engranaje de esta siniestra red de tráfico de estupefacientes que, desde hace 20 años, manda en el bajo mundo de Medellín.

Así las cosas, 16 miembros de la Oficina de Envigado que no tenían la visibilidad que en otras épocas tuvieron el ex dueño del  Envigado Fútbol Club, Gustavo Upegui, asesinado en julio de 2006, o Carlos Mario Aguilar, alias Rogelio, quien se entregó a la DEA hace un año, o el propio Diego Fernando Murillo Bejarano, alias Don Berna, extraditado el 13 de mayo de 2008, están en el pasillo de la extradición hacia los Estados Unidos. Es el único camino distinto de la muerte que tienen todos los narcotraficantes. Sin duda, las delaciones que han hecho en Estados Unidos Rogelio y Don Berna han servido para que el poder de la Oficina empiece a desmoronarse.

La guerra por las rutas del narcotráfico que dejaron los ex jefes paramilitares Don Berna y Carlos Mario Jiménez Naranjo, alias Macaco, ha trascendido las fronteras colombianas y se ha trasladado a Argentina. Allá fueron asesinados en julio de 2008 Héctor Edilson Duque Ceballos, alias Monoteto, y Jorge Alexánder Quintero, miembros de la Oficina. Hace dos semanas, corrió la misma suerte Juan Sebastián Galvis Ramírez, procesado también por narcotráfico, quien estaba acompañado de Jorge Iván González, el hombre que, según informaciones de inteligencia, sería el hijo del ‘pepe mayor’, coronel (r) Danilo González, aliado de la mafia de los carteles del norte del Valle y asesinado en 2004. Por ahora, la ‘Operación Titán’ se mantiene y su blanco está concentrado, precisamente, en Argentina.

Por Redacción Judicial

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar