Dos abogados, uno de ellos sin identificar y otro llamado Carlos Arturo Toro, se enteraron por medio de voceros de las Farc que el grupo insurgente quería negociar la liberación de los secuestrados. Se contactaron con la Embajada de Estados Unidos en Bogotá, con el FBI y el CTI.
"También contactaron al abogado penalista de Atlanta, Georgia, Jeffrey Manciagli, quien agregó al grupo a un socio suyo. Ambos aceptaron encargarse de llevar el caso ante las autoridades norteamericanas, porque "si tú negocias aquí (en Colombia) y no negocias con los gringos, no has negociado nada", dijo el socio de Toro López", asegura el diario estadounidense.
Posteriormente empezarían a intercambiar cartas a través de internet con Manciagli. El 21 de mayo, le dijeron: "como sabes, estamos tratando de llevar a cabo una negociación muy importante, donde necesitaríamos tu colaboración para cuadrar la compensación por la gestión profesional de nosotros y la cual debe desarrollarse en tu país. De otro lado, de ser cierto los acercamientos que estamos haciendo sobre el tema, tendrías que viajar a Colombia en estos días ¿podemos contar contigo?". Posteriormente el abogado norteamericano les hizo saber de una recompenza de US$ 350 mil por los tres estadounidenses, además de un "fondo de $100,000,000 para dar recompensa para los que logran la libertad de ellos y a Ingrid. Estoy muy interesado en esto", resaltó.
El puente entre los penalistas colombianos y los carceleros de las Farc, les indicó que "ellos van a dar unas coordenadas a las que hay que llegar en helicópteros, los dos guerrilleros se subirán con los rehenes, se producirá la liberación y se les debe garantizar que no van a ser extraditados a Estados Unidos". Advirtieron los miembros de las Farc que no podían producirse disparos, o los carceleros se pondrían del lado de sus colegas.
Los abogados le mandaron un poder judicial los alias 'Gafas' y 'Cesar', "autorizando las gestiones y el mandato que iban a llevar a cabo".
"Copias del poder les fueron entregadas a oficiales de las agencias de inteligencia estadounidenses, a la fiscalía colombiana y al agente especial del CTI que asistió a todo el proceso. Por los días en que los abogados se cruzaban correos electrónicos y mantenían al tanto del asunto a agentes legales y policiales de los dos países, el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, estaba empeñado personalmente en una campaña por la liberación de Ingrid Betancourt, quien tiene nacionalidad francesa. Sarkozy había ofrecido dar asilo a los guerrilleros que liberaran a rehenes de manera unilateral", destaca el periodista Gonzalo Guillen.
Después de la liberación de los secuestrados, el plan sería que los guerrilleros quedaran en manos de un tercer país, probablemente Francia.
Según el Nuevo Herald, las cosas dieron un giro inesperado, porque #el emisario que debía regresar con el poder firmado comenzó a tardar. Los abogados creen que habían transcurrido unos 15 días cuando fueron sorprendidos por las noticias el 2 de julio: los tres estadounidenses, Ingrid Betancourt y 11 militares y policías colombianos habían sido liberados en el transcurso de una operación de rescate "exactamente igual a la que nosotros habíamos preparado".
Para Manciagli, el llamado "rescate" de los secuestrados es una farsa; "mi hipótesis es que sí había una negociación y que ellos (los guerrilleros) pensaron que estaban entregando a esa gente como habían negociado. Pero el gobierno (de Colombia) quiso tomar el crédito para ganar más publicidad y todo lo que viene. Eso es lo que yo creo".