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Asesinos de camioneros

Ocho de ellos ya fueron condenados a 60 años de prisión. Entre junio y agosto de 2009 mataron a 11 conductores y a un habitante de la calle en la sabana de Bogotá.

Juan Sebastián Jiménez
15 de agosto de 2011 - 10:15 p. m.

Ocho temidos criminales (entre ellos cuatro policías) tendrán que enfrentar la máxima pena permitida en Colombia: 60 años de prisión. Ellos formaban parte de una banda de asesinos, torturadores y ladrones, responsables de matar con sevicia a 12 personas, 11 de ellos camioneros. El motivo: despojarlos de sus vehículos.

Luego de que en febrero y mayo de este año fueran condenados  cuatro de estos criminales, el pasado jueves fueron sentenciados cuatro más, en una audiencia que dejó al descubierto los detalles de sus crímenes.

Por su cuenta, la muerte se paseó por las veredas San Francisco y La Florida, de Mosquera (Cundinamarca). Allí encontraron los cuerpos de  José Parejo, Adolfo  Guiza, José  Vaca, Luis  Sánchez, Álvaro Duarte , Juan de la Cruz Mora, Jaime  Agudelo y José  González. En inmediaciones del occidente de Bogotá también se sumaron a la lista de víctimas José del Carmen Galindo y José Alejandro Galindo (padre e hijo); Jorge Torres Segura y un ciudadano (sin identificar), testigo de uno de los crímenes de la banda.

Al comienzo parecían sucesos aislados, pero las coincidencias daban forma a un aterrador caso. Todos fueron torturados y asesinados con tiro de gracia. Los crímenes fueron en horas de la noche y en parajes desolados de la sabana de Bogotá. Quizás el hilo conductor que llevó a las autoridades a prestarle mayor atención fue que todas las víctimas eran conductores de acarreos, que fueron contratados para llevar trasteos a municipios como Funza, Madrid y Mosquera. Luego de su último trabajo los encontraron sin vida.

Las investigaciones llevaron a las autoridades a descubrir que detrás de los homicidios estaba toda una organización delincuencial. Los detectives encontraron evidencias que los inquietaron: los nudos con los que ataron a las víctimas los hizo un experto: un rescatista o un miembro de la Fuerza Pública.

Se dieron a la tarea de seguir las pistas para tratar de desmantelar la banda. El 21 de agosto de 2009 capturaron en flagrancia a Ismael Bautista , alias El Culebro; a  Ricardo Céspedes y a  Andrés Ruiz cuando intentaban robar a un camionero. Las autoridades sospecharon de la participación de estos sujetos en los fatales casos.

La intuición de los investigadores no falló y los delincuentes, al sentirse atrapados, decidieron colaborar con la justicia. Gracias a ello se pudo revelar la sangrienta historia. Empezaron con decir algo que sorprendió a los detectives: el jefe de la banda y varios de sus cómplices eran policías. El líder era el patrullero Rodrigo Velasco.

Además, relataron cómo lo que empezó como un simple robo terminó por convertirse en una especie de grupo que mataba por placer. Aseguraron que en muchas ocasiones los delincuentes se peleaban por tener la posibilidad de asesinar a la víctima.

El engaño

El método ya lo tenían diseñado. Primero elegían a un conductor con un buen camión, de eso dependía su ganancia, y lo contrataban con el pretexto de hacer un trasteo hacia un municipio a las afueras de Bogotá.

En los primeros crímenes uno de los miembros de la banda emprendía el viaje rumbo a Mosquera. En el recorrido les proponían meterse por una trocha para evitar el pago del peaje. En esa ruta los policías ya tenían montado un falso retén y, una vez hacían detener el vehículo, los criminales dominaban a la víctima, la amarraban y luego la llevaban hasta el sitio donde iba a ser asesinada.

En otros casos hicieron ir al conductor hasta algún inmueble en Bogotá. Una vez allí lo intimidaban y lo sedaban para llevarlo al sitio elegido para asesinarlo. Muchos de los homicidios fueron cerca del CAI de Cuatro Caminos, de Mosquera.

A los primeros asesinados los dejaron tirados a orillas del río Bogotá. Crimen tras crimen, su sevicia fue incrementando y, al saber que ya les seguían la pista, intentaron deshacerse de los cuerpos. A varios de ellos les abrieron el vientre y los llenaron de piedras para que no flotaran cuando los tiraran al río. A esta modalidad le decían la “cesaria”. Orlando Pardo Quiroga, alias El Diablo, uno de los condenados, se encargaba de eso.

Fue así que la red delincuencial asesinó a 12 personas. Sólo una de sus víctimas pudo sobrevivir a las garras de estos criminales. Por este caso ya han condenado a Ismael Gómez, alias Culebro; Orlando Quiroga , alias El Diablo; Ricardo Céspedes, alias Goliat; Víctor Galindo; Óscar Velasco, alias El Gordo, Camilo Montoya, Mary Luz León y Jackson Contreras, alias Jackson, todos ellos a la pena máxima. Por la crueldad con la que cometieron los homicidios un juez se atrevió a decir en audiencia que si el Código Penal se lo hubiera permitido, los hubiera condenado a más tiempo de cárcel.

Por Juan Sebastián Jiménez

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