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Así se mueven las Farc en Venezuela

En las postrimerías de su mandato, el gobierno Uribe destapó las evidencias de cómo operan las guerrillas al otro lado de la frontera.

Redacción Judicial
15 de julio de 2010 - 10:58 p. m.

A escasas tres semanas de que el presidente Álvaro Uribe le entregue la posta a Juan Manuel Santos, luego de ocho años de mandato ininterrumpido, en medio de descalificaciones mutuas con el gobierno venezolano que la diplomacia no supo resolver y en tiempos en que el mandatario electo busca reconstruir confianza en el vecindario, la Casa de Nariño volvió a insinuar una presunta complicidad del gobierno de Hugo Chávez Frías con las guerrillas de las Farc y el Eln en su territorio.

La primicia que dio Caracol Radio fue confirmada por el jefe de comunicaciones de Palacio, César Mauricio Velásquez. Con videos, fotografías satelitales y testimonios de 12 desmovilizados, en reunión privada del ministro de Defensa, Gabriel Silva Luján, con varios directores de medios, se identificó con nombres propios y ubicaciones específicas cómo se movían en Venezuela los comandantes de las Farc Iván Márquez, Rodrigo Granda, Timochenko, Germán Briceño o Grannobles y Carlos Marín Guarín, alias Pablito, jerarca del Eln en Arauca.

El presidente Álvaro Uribe autorizó al ministro Silva para divulgar esta información “altamente sensible”, en la que se especificó que el campamento del jefe guerrillero Luciano Marín Arango o Iván Márquez se encuentra a 23 kilómetros de la frontera, en la Serranía del Perijá. En su cambuche, se ve en los videos registrados en junio, hay una estatua de Bolívar y otra de madera del fallecido comandante de las Farc Manuel Marulanda Vélez. Siempre aparece acompañado de dos perros blancos y menciona en dos oportunidades la palabra “maduro”, que las autoridades colombianas infieren podría tratarse del canciller venezolano Nicolás Maduro. Medio centenar de guerrilleros lo custodian.

“El propósito de entregar esta información —dijo Silva— es reiterar que el deterioro en las relaciones es la continuada y permanente tolerancia a la presencia de terroristas en ese país, lo que representa una amenaza para Colombia. Es fundamental que se resuelva la presencia de estos terroristas en territorio venezolano para proceder en cualquier dirección de normalización. El señor Presidente insiste en que trascendamos la coyuntura actual, pero que no se olvide la presencia confirmada, clara y concreta de terroristas de las Farc y el Eln en el vecino país”.

Con algunos avances, el soporte fundamental de las revelaciones de la Casa de Nariño está consignado en un informe difundido por El Espectador en su edición del 19 de mayo de 2010. El documento de 16 páginas, con el rótulo de “ultrasecreto”, elaborado por el DAS, con coordenadas precisas, detalla que 1.500 hombres de las Farc, distribuidos en 28 campamentos, estratégicamente ubicados en el estado de Apure, se movían como Pedro por su casa en Venezuela. Sin más ni más, se descifró la retaguardia operacional y lugares para brindarles primeros auxilios a los guerrilleros heridos en combate y las áreas donde autorizan los despegues de las aeronaves y pistas clandestinas a través de las cuales siguen oxigenando sus finanzas por cuenta del narcotráfico.

Con relación a Iván Márquez, quien asumió la coordinación de la comisión internacional de las Farc tras la muerte de Raúl Reyes, el informe advierte que se mueve en la región de El Nula en Apure y Machiques en el estado de Zulia, donde tiene el campamento bolivariano de entrenamiento militar y político para capacitar a 700 hombres. Su particular centro de operaciones tiene nombre propio: Acunflar. Desde el 6 hasta el 12 de marzo de 2010, reza el documento, se realizaron dos reuniones entre Márquez y un general venezolano, comandante de un batallón en la ciudad de Barinas, “proyectadas a ofrecer instrucciones a los diferentes estamentos militares y de inteligencia”.

También se estableció que en enero de 2009 en Caracas, en un almacén ubicado en el sector de La Urbina, se habrían encontrado Márquez y un dirigente del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela). Los propósitos fueron los mismos. El otro miembro del Secretariado, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, se moviliza en la Serranía del Perijá junto con Bertulfo Álvarez, miembro del Estado Mayor. Se rastreó, además, la ubicación de Germán Briceño, alias Grannobles, de quien se dice “deambula entre Elorza y Achaguas”, y es protegido por un ganadero venezolano llamado Carlos Patarata.

La investigación agrega que existen testimonios e indicios que relacionan a la Gobernación de Apure, a la alcaldesa de Achaguas y los alcaldes de Elorza y Mantecal con contratos y obras en los que tendrían injerencia las Farc. El informe reveló que los históricos del Eln Antonio García y Gabino se movilizan entre La Victoria y Guasdualito, en Apure, donde tendrían nexos con funcionarios y escoltas del servicio bolivariano de inteligencia (Sebin). No es lo más grave. También se detalla que en uno de los campamentos hacen presencia integrantes del grupo terrorista vasco Eta y “algunos grupos de iraníes que imparten sus conocimientos en el área estratégico militar como en lecciones de manejo de las emociones y otras”.

Esos puntos de entrenamiento estarían ubicados en Apure, Maturín, Monagas, Aragua, Santa Cruz de Aragua y la periferia de Maracay. Todos están completamente identificados, con coordenadas de latitud y longitud (ver infografía). Del reporte se desprende que los frentes 19, 41 y 59 de las Farc ‘exportan’ guerrilleros al vecino país y se sabe de un alto mando militar de Venezuela que habría ordenado a un gobernador indígena del estado de Amazonas organizar un grupo de campesinos y milicianos “dispuestos a ser entrenados por el ejército venezolano, las Farc y el Eln, con la asesoría de expertos cubanos”. La idea, según se advierte, era entrenar 3.000 personas en armas, de las cuales 200 desarrollarían labores de inteligencia en Arauca, Puerto Inírida, Mitú y otras.

Además, se relata que de manera clandestina se buscó invertir dineros del banco Banorte para construir una urbanización en el sector de los Valles del Tuy para integrantes de las Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL) y las Farc. Con nombres propios, que El Espectador se abstiene de publicar por sus cargos en el gobierno venezolano o sus rangos militares, el informe desenmascara los enlaces directos de Grannobles, Márquez, Timochenko y Granda con estructuras de poder en Venezuela, empresarios y hasta organizaciones sociales y educativas. Se documentó, por ejemplo, que en julio de 2009 Rodrigo Granda fue autorizado para dar cátedras y conferencias sobre estrategias de inteligencia a simpatizantes de las Farc en las instalaciones de la Universidad Bolivariana de Venezuela.

También en el barrio 23 de Enero de Caracas —donde aparece un busto en homenaje a Manuel Marulanda— se estableció que se mueven integrantes de la guerrilla que en abril de 2010 gestionaron 15 mil fusiles AK 47. Uno de los acápites del informe se titula “Militares venezolanos que colaboran con las Farc”. Un general de corte radical, que tiene su centro de operaciones en Guasdualito y en una brigada de Valencia; un teniente coronel a quien señalan como enlace de las Farc y el FBL en Elorza para entrenar milicias en Barinas, Mantecal, Quintero, San Vicente y otras; un jefe de seguridad con vínculos con el Eln; otro oficial de ascendencia siria; dos directores de municiones del Ejército; más oficiales y coroneles, todos reseñados como colaboradores de las guerrillas.

En el sánduche de la revelación del Gobierno está la intención de Juan Manuel Santos de zanjar las disputas y reconfigurar los escenarios geopolíticos con el segundo socio comercial histórico más importante que tiene Colombia. Al ser consultado en Miami sobre el nuevo enfrentamiento, Santos contestó lacónicamente que se debe iniciar un “diálogo para resolver el problema que hoy está sobre la mesa, la presencia de terroristas en territorio venezolano”. De cualquier manera, el escándalo llega en un pésimo momento en la ruta de la normalización de las relaciones binacionales. En las postrimerías de su mandato, Uribe atiza la reyerta diplomática. Ya lo había advertido hace poco, cuando le preguntaron por los acercamientos de Santos con Caracas: “Ese tema no es de cosmética ni de relaciones de apariencias”.

Para conocer el informe de inteligencia que sustenta las revelaciones del Gobierno sobre la constante presencia de miembros de las Farc y el Eln en Venezuela, haga clic AQUÍ.

Por Redacción Judicial

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