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Caso Andrés Colmenares: testigos en contravía

El Espectador conoció las declaraciones que los tres testigos de este controversial proceso han entregado a la justicia; versiones que presentan notorias contradicciones.

Diana Carolina Durán Núñez *
07 de octubre de 2012 - 01:00 a. m.
Esta foto, tomada en la fiesta de Halloween de 2010, es de los últimos registros de Luis Andrés Colmenares.  / Kienyke
Esta foto, tomada en la fiesta de Halloween de 2010, es de los últimos registros de Luis Andrés Colmenares. / Kienyke

Faltan tres días para que Fiscalía, acusadas y los padres de Luis Andrés Colmenares Escobar se vuelvan a encontrar en ese cuadrilátero en que se les convirtió el proceso de la muerte del joven cuyo cadáver fue encontrado en el parque El Virrey, en Bogotá, en 2010. Este miércoles tendrá lugar la audiencia preparatoria, un vocablo técnico para catalogar el espacio en que todas las orillas del proceso sabrán qué pruebas serán conocidas desde ese momento hasta que les llegue el turno a los alegatos finales. Como si se tratara de una película taquillera, ciudadanos de todos los rincones toman asiento y se preparan para un juicio que ha ocupado la atención de Colombia.

El Espectador conoció todas las declaraciones que José Wílmer Ayola, Jonathan Martínez y Jesús Alberto Martínez Durán le entregaron a la Fiscalía, y constató que existen más divergencias que similitudes en sus relatos. La posición de Colmenares cuando fue supuestamente atacado; la vestimenta de víctima y atacantes; las personas que estaban con el estudiante de Los Andes; las versiones de Ayola sobre su trabajo; los detalles que dio Jesús Alberto Martínez; y hasta la descripción sobre los golpes al joven guajiro que no concuerdan con los informes forenses. Un rosario de inconsistencias en un caso que tiene al país expectante.

Los dolidos padres, Luis Alfonso Colmenares y Oneida Escobar, llegarán con la esperanza de que la justicia tenga cómo respaldar que a su hijo lo asesinaron, sin mayores consideraciones: la gente de su universidad que él consideraba más cercana, incluidas su amiga Jessy Quintero y su futura novia Laura Moreno. Tanto el uno como el otro han manifestado públicamente hasta la saciedad que no creen, de ninguna manera, que el destino que sufrió su hijo haya sido accidental. Fieles creyentes en la labor del exfiscal del caso, Antonio González, creen que en el expediente residen las pruebas necesarias para condenar a las tres estudiantes de los Andes.

Es el legado de González, sin embargo, el que se empieza a sentir sobre el proceso como una nube gris que aguarda una fuerte tormenta. Así quedó evidenciado hace unas semanas cuando la sucesora de González, Martha Lucía Zamora, le solicitó al juez que se admitieran unas pruebas que González no practicó mientras el caso estuvo en sus manos. Pruebas que la alta funcionaria calificó de fundamentales. El pasado martes se conoció que el fiscal Eduardo Montealegre, aceptó la renuncia de González en la investigación a Carlos Cárdenas por estos mismos hechos. El fiscal 11 de Vida arguyó falta de seguridad. Cosa contraria dijo el jefe de la Unidad de Protección de la propia Fiscalía General.

La herencia más complicada que el fiscal González dejó en el caso Colmenares son los tres testigos que él consiguió y que declararon acreditando la hipótesis de que al joven guajiro lo habían herido en la cabeza con una botella y, horas después, su cuerpo había sido arrojado al caño del parque El Virrey en Bogotá. Esos testigos, José Wílmer Ayola, Jonathan Martínez y Jesús Alberto Martínez Durán, aunque coinciden en algunos aspectos, presentan notorias contradicciones (vea aquí los testimonios encontrados) que podrían afectar su credibilidad. Desde puntos sencillos como la posición en que Colmenares se encontraba cuando supuestamente lo golpearon con la botella, hasta asuntos más complejos como la falta de concordancia frente a los dictámenes forenses, los testimonios representan una prueba de fuego para todo el proceso.

“Cuestionar a los testigos es la labor que tenemos que hacer en juicio, eso no se debe anticipar. Por eso este proceso está como está, porque todo se ha hecho por fuera. El fiscal Montealegre varió de un fiscal a otro porque este se volvió un caso excesivamente mediático, él no quiere que esto sea como con el doctor González, cada tres días dando declaraciones y hablando de pruebas, porque eso generó en la gente una expectativa y una valoración probatoria que en algunos casos no corresponde a la realidad”, señaló la fiscal Martha Zamora, quien, agregó, no se pronunciaría de fondo porque así lo pidió el juez. Y concluyó: “Este no es el momento para intervenir”. La controversia está servida.

 

 

* Con colaboración de Ángela Rojas

Por Diana Carolina Durán Núñez *

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