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El proceso contra “Chicho” Serna en Argentina y la defensa del exfutbolista

El exintegrante de la selección Colombia fue llamado a juicio por, supuestamente, haber pertenecido a la red de lavado de activos de José Bayron Piedrahíta, un hombre que se enriqueció con el cartel de Cali y trató de blanquear su patrimonio en Argentina. En entrevista con este diario, su abogada sostiene que esta es una “causa construida”.

Diana Carolina Durán
16 de junio de 2020 - 12:50 p. m.
Mauricio "Chicho" Serna, exjugador estrella del Boca Juniors y de la selección Colombia.
Mauricio "Chicho" Serna, exjugador estrella del Boca Juniors y de la selección Colombia.
Foto: Archivo

Mauricio “Chicho” Serna, uno de los exjugadores más queridos por los seguidores del Boca Juniors, se encuentra en el peor de los mundos. Desde octubre de 2017 su nombre figura en un expediente judicial junto a José Bayron Piedrahíta Ceballos, un antiguo colaborador del cartel de Cali; y junto a la viuda de Pablo Escobar (María Isabel Santos) y su hijo, Sebastián Marroquín (o Juan Pablo Escobar). Según la justicia argentina, Serna y los Escobar hicieron “un aporte, de carácter esencial, para el cumplimiento de los objetivos de la asociación investigada en autos”: la red de lavado de activos que, dice la Fiscalía de ese país, montó Piedrahíta Ceballos. (José Bayron Piedrahíta y los socios con los que quiso triunfar en Argentina)

Serna ha hablado con la justicia argentina, pero ante los medios de comunicación ha guardado silencio. “Se lo hemos sugerido nosotros”, dice Mariana Barbitta, su abogada, explicando que Serna sabe de fútbol, no de lavado de activos. En entrevista con este diario, la litigante asegura que “esta es una causa construida, por lo menos con respecto a Mauricio Serna”; que es un “show mediático con figuras estelares colombianas” que alentó el gobierno Macri y su exministra de seguridad, Patricia Bullrich. “Chicho Serna era un fusible importante para este show, que la exministra Bullrich llamó ‘la tercera parte del Patrón del Mal’”, expresa la abogada.

De acuerdo con el documento con que el juez federal Néstor Barral elevó a juicio el proceso contra Serna, los Escobar, Piedrahíta y cinco argentinos, en poder de El Espectador, este es el porqué de los problemas del exfutbolista: “En parte, a través del intercambio de bienes que (Piedrahíta) efectuara con Mauricio Alberto Serna Valencia, que denominaran ‘cambalache’ (…) Piedrahíta logró ingresar al mercado financiero argentino más de tres millones de dólares estadounidenses y un millón y medio de pesos, los cuales se sospecha obtuvo por medio de las maniobras narcocriminales que llevó adelante desde –cuanto menos– la década de 1990”.

Un día de 2006, le contó Serna a la justicia argentina cuando fue llamado a rendir descargos, estaba en un restaurante en Puerto Madero y un mesero se le acercó para indicarle que “un paisa” quería saludarlo. Era Piedrahíta, quien se presentó como era conocido entonces, un empresario y ganadero exitoso. Charlaron un rato, intercambiaron teléfonos, se hicieron buenos conocidos. Luego de 10 años de haber llegado a jugar con el Boca –debutó el 25 de febrero de 1998 en un partido contra Newell’s– Serna tomó la decisión de regresar al país, lo que incluía liquidar sus bienes en Argentina. Y se los vendió, en noviembre de 2008, a Piedrahíta.

Cuando rindió su indagatoria, Serna confirmó haberle vendido una casa y dos lotes a Piedrahíta. Dijo que no realizó más negocios con él, pero que tampoco tenía motivos para no volver a hacerlos, pues ni en 2008 ni en ningún momento hizo nada ilegal. La Fiscalía argentina dice que Piedrahíta se los vendió a los 15 días a Mateo Corvo Dolcet por el doble de su valor, prueba irrefutable para el organismo de un lavado de activos. Serna declaró que él no participó en ese segundo negocio y que, por ende, no podían atribuirle responsabilidad al respecto. “Lo importante es determinar qué hizo Piedrahita con los inmuebles”, resalta Barbitta. (La defensa de los Escobar en el lío judicial en que resultaron implicados en Argentina)

“Según refirió el fiscal, estas operaciones no fueron plasmadas mediante una escritura traslativa de domino, por lo cual Piedrahita no habría tenido la obligación de justificar el origen lícito del dinero”, dice el auto de elevación a juicio, con fecha del pasado 3 de junio. El documento, además, sugiere que Serna pudo haber recibido más dinero del que oficialmente se pactó. “A él le preguntaron al respecto, él dijo que no fue así”, asegura Barbitta, añadiendo que si el Estado sospecha eso, es su deber probarlo. “Mirá qué perverso es todo: en dos renglones dicen ‘ nosotros creemos que él recibió plata por fuera’. Esa es la imputación, una creencia, una sospecha”.

“Antes de 2016, Piedrahita entraba y salía de la Argentina. Caminaba por Colombia, por otros países. En 2008 la DEA no tenía problemas con la Piedrahita”, señala la abogada. El 3 de mayo de 2016, ocho años después de que “Chicho” Serna traspasara a nombre de Piedrahíta dos lotes suyos y una casa por US$550.000, la reputación del empresario de frigoríficos y ganado se vino a pique. Ese día, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del gobierno estadounidense lo incluyó en la temida Lista Clinton. “Proporciona apoyo material al grupo criminal La Oficina de Envigado (La Oficina)”, indicó entonces la Embajada de Estados Unidos en Colombia.

El expediente de Argentina señala que, el 1° de septiembre de 2016, la DEA envió una nota a la Procuraduría de Narcocriminalidad para hacerle saber de una red “de narcotráfico y lavado de activos”, la cual venía siendo rastreada por autoridades colombianas, la DEA, la OFAC. “Específicamente, el agregado norteamericano [un agente llamado Steven Ganevish] aludió que el ciudadano de nacionalidad colombiana José Bayron Piedrahíta Ceballos tenía contacto directo dentro del territorio local con el ciudadano Mateo Corvo Dolcet”. “No existía el nombre de Mauricio Serna en el mail de la DEA”, resalta la abogada Barbitta.

El 29 de septiembre de 2017, Piedrahíta fue detenido en su hacienda La Contadora, en Caucasia. En octubre de ese mismo año fueron allanadas las oficinas de Corvo Dolcet, un abogado que trató de construir una estación de trenes en una zona llamada Pilar, de la provincia de Buenos Aires. A ese negocio se unió Piedrahíta y por ese allanamiento salieron a flote los nombres de “Chicho” Serna y de la viuda y el hijo de Pablo Escobar. Estos dos últimos presentaron a Piedrahíta con Corvo Dolcet y establecieron una comisión del 4,5 % por cada inversión que Piedrahíta transara con Corvo Dolcet.

Los Escobar le explicaron a la justicia argentina que ellos pactaron esa comisión como cualquier transacción comercial, pero, para la Fiscalía de ese país, lo hicieron a sabiendas de que Piedrahíta buscaba lavar en Argentina la fortuna que consolidó con dinero del narcotráfico en los años noventa. Hacia 1996 se profirió un indictment (acusación) contra Piedrahíta y los jefes del cartel de Cali, del cual, él mismo ha admitido, era un “cocinero”. Es decir, “los proveía a ellos de la cocaína”, confesó él mismo. Para evadir a la justicia estadounidense, Piedrahíta sobornó a un agente federal llamado Christopher Ciccione, quien le ayudó a salir del radar de los EE.UU.

Por esas maniobras tanto Piedrahíta como Ciccione fueron condenados recientemente; Piedrahíta se libró de una condena por nexos con el narcotráfico. Lo que alega la abogada de “Chicho” Serna es que, para 2008, Piedrahíta entraba y salía de la Argentina como Pedro por su casa, por lo que el exfutbolista no tenía razones para sospechar de él. “Serna adquirió los inmuebles (que vendió a Piedrahíta) por su trabajo. No está en discusión la compra de esos inmuebles, eso que quede clarísimo”, dice la abogada Barbitta. Aunque, en la elevación a juicio contra Serna y los demás, aparece otro cuestionamiento a Serna que su defensora refuta con vehemencia.

“(Piedrahíta) afirmó respecto de Mauricio Serna Valencia que se trataba de un testaferro del ex Jefe de la Oficina de Envigado conocido como ‘Rogelio’ Carlos Mario Aguilar, a quien conoció en el seno de esa misma organización”, se lee en el documento. Rogelio se ocultó en Argentina en 2008 y ese mismo año se entregó a la DEA en Buenos Aires, al parecer por gestión de su hermana, la exfiscal Cruz Elena Aguilar. Cuando comenzó la indagación contra los cuatro colombianos y los cinco argentinos, en el expediente no aparecía ninguna mención a alias Rogelio. Pero, en 2019, todo cambió cuando Piedrahíta lo incluyó en esta historia.

En una confesión que hizo ese año, bajo lo que en Argentina llaman la figura del “arrepentido”, José Bayron Piedrahíta aseguró que la casa “de San Diego (…) era de Carlos Mario Aguilar”, el exjefe de la Oficina de Envigado. “¿. Ahora se les ocurre que en realidad esos inmuebles pertenecen a ese tipo y ‘Chicho’ es un testaferro?”, reclama la abogada del exjugador del Boca Juniors. Barbitta explica que en 2019, poco antes de que la Fiscalía culminara la recolección de evidencias, esta señaló por primera vez la supuesta relación entre “Chicho” Serna y Rogelio. Barbitta asegura que Serna pidió una ampliación de su indagatoria, pero no se lo permitieron.

“El juez nos dijo que no, que la causa estaba ya casi cerrada, que no teníamos por qué declarar de nuevo. Justamente queríamos ofrecer la prueba de las tasaciones y las pericias contables. Por eso este caso es gravísimo”, expresa la litigante. “Chicho Serna está yendo a juicio con base en lo que dijo un arrepentido. No hay una sola prueba de que Mauricio Serna esté relacionado con Aguilar, ¿dónde está la prueba? ¿Qué prueba lo vincula en el auto? ¿Qué prueba vincula a Serna con el narcotráfico? No hay ni una foto, no hay nada (…) La única vinculación que tiene es con la pelota de fútbol”. (La confesión de Piedrahíta Ceballos: “Pablo Escobar asesinó a mis hermanos”)

En el auto de elevación a juicio, tal como lo indica la abogada Barbitta, no hay más pruebas del supuesto vínculo entre “Chicho” Serna y Carlos Mario Aguilar que la confesión de Piedrahíta. Según el documento, por haberse prestado para ocultar bienes de un narcotraficante (quien sería Aguilar) y por haber vendido sus propiedades a Piedrahíta “a un precio irrisorio y ficticio”, Mauricio “Chicho” Serna realizó “un aporte esencial para el cumplimiento de los objetivos criminales de la estructura ilícita mencionada”. “¿Irrisorio y ficticio”, cuestiona la abogada del deportista. “¿Con base en qué aseguran eso?”.

Barbitta, como se dijo hace un momento, se quedó con las tasaciones y las pericias contables en la mano porque no se las pudo entregar al juez Barral. Los investigadores de su oficina se pusieron a la tarea de investigar en cuánto estaban avaluados los inmuebles y los lotes ubicados en el mismo sector donde los tenía “Chicho” Serna. Ella sostiene que la Fiscalía o el juez Barral hubieran podido hacer lo mismo con el Cuerpo de Tasadores dependiente de la Corte Suprema, pero que no fue así. “Por qué no preguntaron cuánto valían ese inmueble y esos lotes antes de hablar de precios ‘irrisorios’?, reprocha Barbitta.

“Es tan endeble esta situación que en cualquier momento va a explotar”, agrega la litigante, quien también recrimina que no ha tenido acceso al video de la confesión de José Bayron Piedrahíta, a pesar de que legalmente tiene derecho a ello. Esa declaración la rindió en Estados Unidos, en donde estuvo tras las rejas desde el 5 de abril de 2019 hasta noviembre de ese mismo año. Al final, por sobornar al agente Ciccione, le correspondió pagar dos años y tres meses en prisión y se tuvo en cuenta su tiempo detenido en Colombia desde septiembre de 2017. Piedrahíta fue deportado a Colombia apenas cumplió su pena.

A pesar de lo avanzado que va el proceso en su contra en Argentina, contra Piedrahíta no existe ningún requerimiento por parte de ese país. Así se lo confirmó a este diario el Ministerio de Justicia de Colombia: “No se encontró solicitud formal de extradición por parte del Gobierno de Argentina en contra del señor Piedrahíta Ceballos”. Barbitta dice que, al parecer, con Piedrahíta hay un acuerdo de “juicio abreviado”, que es una especie de allanamiento a cargos. Serna, por su parte, espera a que se autoricen los vuelos internacionales para viajar a ese país. “Su honorabilidad ha sido afectada”, dice su abogada. “Está muy tranquilo. Pero indignado”.

Y agrega: “Lastimosamente, en esta sociedad patriarcal y machista, pareciera que ser colombiano es igual a ser narco”.

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