"Cuando el (pederasta) es un sacerdote, hay doble perfidia": arzobispo de Medellín

El mensaje, que hasta ahora solo se conocía internamente, lo divulgó monseñor Ricardo Tobón un día después de que se lanzara el libro "Dejad que los niños vengan a mí", en el cual hay varias denuncias de pederastia que lo salpican como posible encubridor. Él dice que ha hecho lo debido al conocer de estos casos.

Redacción Judicial
06 de diciembre de 2019 - 04:33 p. m.
Monseñor Ricardo Tobón, arzobispo de Medellín. / Conferencia Episcopal de Colombia
Monseñor Ricardo Tobón, arzobispo de Medellín. / Conferencia Episcopal de Colombia

“Cuando el agresor es un sacerdote, hay una doble perfidia. La agresión de un adulto que se impone sobre un menor y la contradicción con el Evangelio que él dice anunciar. En la Arquidiócesis de Medellín sentimos profundamente las heridas que estos actos dejan en las víctimas, pero también en sus familiares y en toda la comunidad. Por eso, en diversas ocasiones, hemos lamentado, rechazado contundentemente y pedido perdón por aquellos casos en que estén comprometidos algunos de los sacerdotes o de los fieles”.

El pasado 1º de noviembre, justo un día después del lanzamiento del libro Dejad que los niños vengan a mí del periodista Juan Pablo Barrientos (que incluye varias denuncias en contra de 18 religiosos colombianos que habrían abusado de niños), esas palabras que encierran una denuncia abierta contra la pederastia cometida desde el sacerdocio las manifestó monseñor Ricardo Tobón Restrepo, en una cartilla sobre la “conclusión del Mes Misionero Extraordinario”.  

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Las palabras vienen de uno de los más altos jerarcas de la iglesia católica colombiana. Tobón es el arzobispo de Medellín y el vicepresidente de la Conferencia Episcopal, y en su manifiesto, titulado “Creo en la Iglesia”, señaló que los sacerdotes que fueran hallados responsables de pederastia debían reparar “el mal que han hecho” y, también, cargar “con la pena que imponen la iglesia y la sociedad civil. Es una forma de actuar para que estas situaciones no se repitan”.

Acto seguido, el arzobispo agregó: “Sin embargo, como todo ser humano que ha cometido un delito, el sacerdote que ha caído en uno de estos actos es también una persona que tiene derecho al respeto, al acompañamiento, al debido proceso y a nuestra oración. La Arquidiócesis de Medellín ha venido trabajando con decisiones y prácticas muy concretas para prevenir y corregir cualquier forma de abuso de menores por parte del clero”.

El libro Dejad que los niños vengan a mí fue el protagonista de una enorme controversia judicial en octubre de este año, a raíz de varias decisiones judiciales. En una de ellas, por ejemplo, emitida a finales de ese mes, el juez promiscuo de San Rafael (Antioquia) ordenó como medida cautelar suspender la “reproducción, comercialización y venta del libro”. Días después, el mismo funcionario judicial reversó su determinación.

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En la obra del periodista Barrientos, el nombre de monseñor Tobón no se pasa por alto. “Además de los sacerdotes acusados de abusar menores, hay una figura que llama poderosamente la atención”, anunció en el prólogo la también periodista Claudia Morales: “Ricardo Tobón, quien en todos los casos aparece, según las pruebas mostradas por la investigación y las declaraciones que le dio al periodista, como un rescatista de criminales”.

“¿La Arquidiócesis de Medellín ha encubierto casos de pederastia? ¿El Arzobispo de Medellín es un encubridor? ¿Se ha pagado dinero para silenciar a las víctimas de estos condenables hechos? La respuesta es no”, señala monseñor Tobón en su escrito, enlistando lo que ha hecho para abordar esta grave problemática, como pedirles a “quienes dicen tener información seria en esta materia, que la faciliten para proceder a una debida investigación”.

No es usual que los altos jerarcas de la iglesia colombiana se refieran al asunto de la pederastia, del cual, en el país, poco se ha hablado en comparación con países de la región (como Chile) o del mundo (como Estados Unidos, Francia o Australia). Algunos sacerdotes han sido condenados y, en casos como el del cura William Mazo, la iglesia respondió a la demanda de las familias de los niños aduciendo a la negligencia de los padres de los pequeños. En este complejo tema, aún queda mucho por debatir.

Por Redacción Judicial

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