La deuda que el abogado Jaime Granados no ha pagado

En el 2014 compró un apartamento en el proyecto Neos Nogales y contrató a la reconocida diseñadora Patricia Mejía para remodelarlo y acondicionarlo con piezas traídas del exterior. Ella lo acusa de estafa. Él responde que no debe nada.

Gustavo Rugeles
04 de febrero de 2017 - 04:33 a. m.
El abogado Jaime Granados es uno de los penalistas más reconocidos del país.  / Archivo.
El abogado Jaime Granados es uno de los penalistas más reconocidos del país. / Archivo.

Jaime Granados Peña es uno de los abogados penalistas más destacados y mediáticos del país, a tal punto que se ha convertido en un personaje público tan conocido en los medios como en los juzgados. Granados se formó en la Universidad Javeriana y montó su oficina en 1986. Desde entonces, por su despacho han pasado clientes como Jorge Barón, el coronel Alfonso Plazas Vega, congresistas o algunos condenados por parapolítica, como el exgobernador de Córdoba Jorge Manzur o el exsenador Luis Eduardo Vives. En 2014, en su mejor momento profesional, se afianzó cómo defensor del expresidente Álvaro Uribe y del candidato presidencial en 2014 Óscar Iván Zuluaga.

En busca de una posición acorde a sus ingresos y éxito profesional, decidió adquirir un apartamento en el edificio Neos Nogales, uno de los proyectos inmobiliarios más vistosos de Bogotá, cuyo representante legal es el empresario Jorge Mattos. Teniendo en cuenta su prestigio, el negocio se pisó con un anticipo cercano a los $700 millones y el apartamento (1201), uno de los penthouses, con costo mayor a los $3.000 millones, entró a ser propiedad del abogado Jaime Granados. Pero como quiso acondicionarlo a su gusto, contrató a una de las diseñadoras más prestigiosas y reconocidas del país: Patricia Mejía y su firma Patricia Mejía Design Colombia.

En desarrollo de la negociación, Granados entregó un anticipo de US$33.000 y encargó la compra de varias obras de arte y muebles traídos de Europa y Estados Unidos. La diseñadora Patricia Mejía lo había conocido por recomendación del empresario Carlos Mattos, quien fuera dueño de Hyundai Colombia, y por su hermano Jorge Mattos. Ambos confiaban plenamente en Granados y conocían el trabajo de Mejía en sus propias mansiones. Además del trabajo de Patricia Mejía, Granados buscó un toque personal y contrató una remodelación con ingenieros y maestros de obra que modificaron la arquitectura del recién construido apartamento.

La diseñadora Patricia Mejía se encargó personalmente de supervisar la obra y de realizar las compras necesarias para adecuarlas al nuevo espacio. Los encargos de Granados fueron específicos: muebles orientales Naito; un jacuzzi; accesorios de cocina; vajillas, lencería, colchones, alfombras, cuadros, cajas de plata, piezas de antigüedad; esculturas, floreros, faroles, cuadros africanos, entre otros. El costo total de las piezas y los honorarios de Patricia Mejía fueron calculados en euros y en dólares, y traducidos al peso ascendieron a $1.118 millones.

De ese dinero, según las cuentas de Patricia Mejía, el abogado aportó $109 millones y ella asumió el costo de las compras e importación de los lujos propuestos por Granados, con un aporte cercano a los $1.000 millones que, según ella, Granados no le ha reconocido. Aparte del lío de las compras, también existe un negocio firmado entre Granados y Mejía por la dirección de la obra y el rediseño arquitectónico por valor de $150 millones, más el 18 % de las compras de adecuación y algunos lujos requeridos por el abogado a la diseñadora. Este compromiso tampoco se ha cumplido, refiere ella.

Patricia Mejía se cansó de buscarlo por más de seis meses. Como Jaime Granados no respondía a sus llamadas telefónicas y tampoco lograba ubicarlo en su oficina, pronto se vio en apremios económicos. El golpe financiero para su empresa fue tan fuerte que se vio obligada a recurrir a las mismas personas que le habían presentado al abogado Granados, es decir, a los hermanos Jorge y Carlos Mattos, sus viejos amigos, a quienes además les había remodelado y adecuado sus casas en Cartagena, Miami y Bogotá.

El 18 de noviembre de 2015, Jaime Granados recibió una llamada de su colega, el también penalista Abelardo de la Espriella, amigo entrañable de Patricia Mejía. Sin mencionarla, lo citó a un almuerzo de negocios con Carlos Mattos, en su apartamento. Granados acudió apurado y allí se encontró con Patricia Mejía. En medio de los reclamos, Granados aceptó un acuerdo para el pago, pero ese mismo día el abogado desistió de comprar el apartamento. Llamó a Jorge Mattos para le regresaran los $700 millones del anticipo y dispuso con esta suma cubrir su deuda con Patricia Mejía.

El problema ahora es que la firma de Jorge Mattos no le ha regresado los $700 millones porque, a raíz de las reformas arquitectónicas que ordenó hacer Granados, la fiduciaria ha tenido que incurrir en costos para dejarlo con el diseño inicial para poder venderlo. Consultado sobre el tema, Jaime Granados se limitó a decir que se trata de un negocio privado. “Firmamos una conciliación en el apartamento de Carlos Matos y el pago quedó en manos de Neos y la fiduciaria, donde deposité la suma de $700 millones. Por tanto, no debo nada a Patricia Mejía”, expresó.

La diseñadora Patricia Mejía no ha recibido su dinero y se siente “tumbada” por el abogado. A su vez, Jaime Granados, quien despacha desde el club El Nogal, no le da la cara. Dos de sus empleados sostienen que desde hace varios meses, tampoco a ellos les cumple con el pago de sus salarios. Las dos personas de su oficina, que pidieron la reserva de su nombre, aseguran que Jaime Granados no volvió allá para que no le cobren y que por eso asume sus asuntos jurídicos desde el club El Nogal en Bogotá.

Por Gustavo Rugeles

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar