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Eduardo Benavides, capturado un día antes de su matrimonio por líos con la DNE

La Fiscalía le imputará cargos al empresario por peculado y celebración indebida de contratos porque, al parecer, se apropió irregularmente de la hacienda Jesús del Río, que pertenecía a alias “Micky”.

Redacción Judicial
06 de febrero de 2016 - 04:13 a. m.

El jueves en la noche, el empresario Eduardo José Benavides fue capturado a la entrada de un exclusivo condominio de fincas en Villeta (Cundinamarca), donde un grupo del CTI lo esperaba, en vísperas de su matrimonio con la directora del ICBF, Cristina Plazas. Benavides es investigado por, supuestamente, haberse apropiado de manera irregular de la hacienda Jesús del Río, ubicada en los Montes de María, en el municipio de Zambrano (Bolívar). Según la Fiscalía, Benavides, junto con su padre, Eduardo de Praga Benavides Guerrero, y otros empresarios, utilizaron sus lazos de cercanía con Carlos Albornoz, exdirector de la extinta Dirección Nacional de Estupefacientes (DNE), para quedarse con la propiedad y explotarla económicamente.

La hacienda Jesús del Río, de más de 2.000 hectáreas para la explotación ganadera y el cultivo de palma de cera, era propiedad de Luis Enrique Ramírez Murillo, alias Micky, exsocio de Pablo Escobar y quien compró la propiedad a finales de los 90. Sin embargo, luego de ser capturado, la Fiscalía inició un proceso de extinción de dominio y embargó la hacienda, que pasó a manos de la DNE. Al parecer, la propiedad terminó en 2009 en manos de Inveragricol S.A., una firma de la que los Benavides eran socios, junto con otras personas, como José Antonio Mutis, excónsul de Colombia en Hong Kong.

Para la Fiscalía, los Benavides, viejos conocidos de Albornoz por ser de la misma ciudad, Pasto, lograron apropiarse irregularmente de la hacienda. Ahora, el ente investigador le imputará cargos a Eduardo José Benavides por los delitos de peculado y celebración indebida de contratos. En este proceso, en el que los principales testigos serían el exdepositario de la DNE Camilo Bula y el exdirector de la entidad Ómar Figueroa, ya fueron imputados su padre y Carlos Albornoz; sin embargo, no les impusieron medida de aseguramiento. Según el abogado de los Benavides, Jesús Albeiro Yepes, “Eduardo José Benavides no participó en el negocio. Es una persona que trabaja como administrador de la finca en lo que es de ellos”.

El defensor apuntó que la hacienda Jesús del Río nunca estuvo en manos de la DNE, porque la forma como un grupo de empresarios llamados Capital & Bussines —hoy en liquidación— y Eduardo de Praga Benavides adquirieron la propiedad fue un negocio privado con el banco BBVA, el real acreedor —o dueño— de la propiedad. Yepes explicó que en el momento en que alias Micky adquirió la propiedad, sacó un crédito con el banco BBVA y al caer en desgracia dejó de pagarlo. La entidad financiera inició un proceso para quedarse con la hacienda y fue reconocido por un juez civil como acreedor y tercero de buena fe.

En ese tiempo, el BBVA intentó recuperar la plata que le adeudaba alias Micky, alrededor de $2.800 millones. Fue entonces cuando Capital & Bussines y Eduardo de Praga Benavides decidieron comprar el crédito del banco para quedarse con la hacienda. Es decir, pagaron las deudas de Micky y de esa forma compraron la propiedad. Según Yepes, el juzgado civil que adelantaba el proceso ejecutivo —en el que el banco intentaba quedarse con el bien— avaló como nuevo acreedor de la hacienda Jesús del Río a Capital & Bussines. Luego, en 2009 se hizo el traspaso del bien a la sociedad Inveragricol S.A.

Paralelamente a esta situación avanzaba el proceso de extinción de dominio, en el que el bien pasó a manos de la DNE. Yepes insistió en que los Benavides en ningún momento tuvieron nexo alguno con la DNE o fueron depositarios de la hacienda. El único que tuvo un acercamiento real en este caso con la DNE fue Benavides padre, quien en 2008, junto con los socios de Capital & Bussines, fue hasta la DNE para solucionar la titularidad del bien, que finalmente les fue otorgada.

Yepes explicó que en ese momento la DNE les dijo que el avalúo que tenían de la hacienda era de $2.300 millones y que no podían pagar el excedente de $500 millones que les adeudaba alias Micky —cifra que sale de los $2.800 millones del crédito del BBVA—, por lo que decidieron darles el bien como pago y bajo el argumento de que eran terceros de buena fe, como lo dijo el juzgado civil. Luego de formalizar el traspaso, el bien pasó a manos de Inveragricol S.A., una sociedad creada por Eduardo de Praga Benavides Guerrero, quien decidió meter a su hijo Eduardo José en el negocio para que administrara la hacienda. El abogado señaló que sólo en ese momento Benavides hijo entró en el juego.

“Eduardo José Benavides es un socio minoritario que se pone a trabajar en la explotación de la finca. Él no ha realizado ningún acto cuestionable y se le procesa por ser el hijo del doctor Benavides”, apuntó Yepes. Para la Fiscalía, la realidad es otra: los Benavides lograron legalizar la compra de la hacienda Jesús del Río luego de presentar una documentación en la DNE que, bajo la batuta de Carlos Albornoz, les permitió apropiarse irregularmente de la propiedad.

Por lo pronto, Eduardo José Benavides reemplazó su noche de bodas por una celda en el búnker de la Fiscalía. A pesar de que él y su padre han sido depositarios de la DNE en otras propiedades, su abogado aseguró que jamás han tenido un lío penal diferente al de la hacienda Jesús del Río. Su caso se suma a la larga lista de irregularidades que se presentaron en la administración de bienes de la mafia por la DNE, que, al parecer, terminó convertida en un festín de repartición de lujosas propiedades a precios irrisorios.

Por Redacción Judicial

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