El enredo en que terminó el congresista Musa Besaile por haber confesado su soborno

Cuatro días después de emitida, la orden de la Corte Suprema de capturar al congresista cordobés no se había cumplido. Él busca ayuda en la CIDH.

Redacción Judicial
30 de septiembre de 2017 - 03:00 a. m.
El senador Musa Besaile en la Corte Suprema de Justicia.  / Gustavo Torrijos - El Espectador
El senador Musa Besaile en la Corte Suprema de Justicia. / Gustavo Torrijos - El Espectador

Al terminar la tarde del pasado jueves, el fiscal Néstor Humberto Martínez reiteró la versión que se había conocido dos días atrás: que el Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) de la Fiscalía, por orden de la Corte Suprema de Justicia, buscaba al senador cordobés Musa Besaile para rendir indagatoria. Fue la confirmación de que había sido vinculado formalmente a una investigación, en este caso, relacionada con el peor escándalo que haya afrontado el sistema judicial. Se trata de las denuncias sobre una posible red de corrupción en la Corte Suprema, a la cual, confesó el propio congresista, este le pagó $2.000 millones a cambio de evitar una orden de captura en su contra por parapolítica.

Tal parece que esa orden de arresto nunca existió, pues el proceso de Besaile continúa en el mismo estado en que ha permanecido desde 2007: indagación preliminar. Hasta agosto de este año, según información de la Corte, lo único que se había hecho en el proceso era solicitar unas pruebas, lo cual ocurrió en octubre de 2016. Pero Musa, él mismo reveló, pagó el soborno en 2015, es decir, mucho antes. Y su confesión, hasta ahora inédita -ningún otro congresista se ha atrevido a lo mismo-, terminó siendo su petición. Al cierre de esta edición se cumplían 96 horas desde que se ordenó su detención, sin que el CTI diera con su paradero y sin que él se entregara, como anunció su abogado defensor que haría.

(Ver: Confesión de Musa Besaile sería la prueba reina de la corrupción dentro de la Corte Suprema)

Besaile resultó en el peor de los mundos -con un pie tras las rejas y con la salud quebrantada, según su abogado, Julián Quintana-, por su admisión inesperada, que vino después de negar con insistencia cualquier vínculo con la red de corrupción que habrían formado el litigante Gustavo Moreno y los expresidentes de la Corte, Francisco Ricaurte y José Leonidas Bustos. A Moreno le achacó esta frase como la clave para obtener su cometido: “Yo tengo aquí en mi bolsillo la orden de captura en su contra y ésta es inminente”. Lo graduó de “extorsionista profesional”. Explicó que si no había denunciado a nadie en su momento fue por miedo. Y sostuvo, desde entonces hasta la fecha, que lo suyo no fue un soborno sino una extorsión.

Por esa acción, la Corte lo investiga por el delito de cohecho. El pago que se vio “forzado” a hacer, sostuvo, lo cubrió pidiendo un préstamo a un amigo empresario. Según el senador Besaile, integrante del Partido de la U, le entregó el dinero a Moreno en cuatro pagos, cada uno de $500 millones, a través de su abogado de ese momento, Luis Ignacio Lyons. La versión de Moreno difiere. El exfiscal anticorrupción, quien está en una guarnición militar a la espera de ser extraditado y con su ventilador prendido a la máxima capacidad, dijo que él había recibido directamente $700 millones, pero que, ante la decisión de Lyons de quedarse con unos $150 millones, Ricaurte había decidido hacerse cargo del resto.(El cara a cara entre Gustavo Moreno y Musa Besaile)

Esas declaraciones son aún verdades por establecer. El cohecho, sin embargo, no es el único delito en el expediente de Besaile. La Corte agregó peculado, que en este caso no es otra cosa que la apropiación de dineros del erario. Una parte de la historia que se entrecruza con la de Alejandro Lyons, quien se convirtió en la ficha que tumbó todo el set de dominó cuando le contó a la DEA que Moreno le pedía dinero para entorpecer las investigaciones en su contra. La razón para investigar a Besaile por peculado es porque Lyons, exgobernador de Córdoba, investigado en Colombia por malversación de fondos de su departamento, y primo de Luis Ignacio Lyons, le dijo a la Fiscalía que $600 millones del pago de Besaile a Moreno salieron del presupuesto cordobés.

Es esta concatenación de eventos la que tienen hoy al senador Musa escondido, Besaile, al menos hasta el cierre de esta edición. Su abogado, Julián Quintana, ha aseverado que el congresista no salió del país, como se alcanzó a sugerir. “Él va a dar la cara”, expresó Quintana, quien agregó que el político de Sahagún estaba tan enfermo que no podía ni hablar. “El director del CTI no tiene evidencias sobre ese particular”, dijo, a su vez, el fiscal Néstor Humberto Martínez este jueves. “De hecho, en la residencia y con autorización de la familia ha estado el propio director del CTI”, agregó el fiscal, desmintiendo así la versión de que Besaile estaba recluido en su hogar por la enfermedad.

¿Dónde está el congresista Besaile? ¿Se entregará a la justicia, como prometió su abogado? La respuesta a esos interrogantes, por ahora, parece un misterio. Este viernes, otro de sus abogados, Víctor Mosquera, expresó, presentó un recurso ante el sistema interamericano para establecer que hay una persecución contra el congresista. Lo que sí es claro es que no va a abandonar su estrategia de declararse víctima porque, asegura, así es que se considera. La Corte Suprema de Justicia parece pensar otra cosa.

Por Redacción Judicial

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