El expediente contra un anestesiólogo de la Clínica del Country

El 28 de abril de 2011, Lenny Jimena Garnica se sometió a una intervención quirúrgica que se complicó y perdió su vida dos días después.

María Camila Rincón Ortega
29 de enero de 2014 - 01:53 p. m.
El expediente contra un anestesiólogo de la Clínica del Country

En la tarde de este martes, el fiscal 11 de la Unidad de Vida, Antonio Luis González –el mismo que llevó durante meses el caso Colmenares y que también está siendo investigado–, le imputó al anestesiólogo Alberto Díaz Blanco, de 76 años, el delito de homicidio culposo, por la muerte de la también médica de la Clínica del Country Lenny Jimena Garnica, quien falleció el primero de mayo de 2011.

Dos días antes, la paciente se sometió a una intervención quirúrgica en la que, al parecer, existieron irregularidades en el procedimiento de intubación para la anestesia realizado por Díaz, lo que llevó a que se presentara una perforación en el pulmón y finalmente un paro cardiorrespiratorio que le produjo muerte cerebral.

El fiscal González señaló en la diligencia que el médico, quien para el momento de los hechos tenía 74 años, no practicó los exámenes preanestésicos necesarios para determinar si la paciente estaba en condiciones o no de someterse a la cirugía. En ese contexto, agregó que no hay registro de estas evaluaciones en la historia clínica entregada por el Country, la cual, además, está incompleta.

Precisamente, de acuerdo con el peritaje leído por González, “no parece documentado que haya cumplido todas las normas de la evaluación preanestésica para la aplicación de la anestesia”. Hecho que también fue mencionado por José Ignacio Quintero, esposo de Lenny Jimena, en entrevista con El Espectador, quien aseguró: “Esa evaluación fue un procedimiento de dos segundos, sólo le preguntó si estaba en ayunas y le tomó la tensión”, recordó. (Lea: El lío que enreda a un anestesiólogo de la Clínica Country)

La Fiscalía también se preguntó por qué el anestesiólogo Díaz nunca detectó que los signos vitales de la paciente estaban por debajo de lo permitido, si los monitores de la sala debieron alertarlo. Según pudo establecer el dictamen del perito, a las 5 de la tarde –hora en la que se inició la intervención– “los registros de monitores de signos vitales mostraban anormalidades, el pulso disminuyó por debajo de 60 (latidos por minuto) y aunque el pulso se recuperó temporalmente a las 5:20, el registro del monitoreo de signos vitales mostraba baja de presión sanguínea que progresó paulatinamente”.

Es decir, cuando la cirugía estaba empezando, Lenny Jimena ya presentaba complicaciones que sólo fueron detectadas una hora después por una doctora externa al equipo médico de la sala. La emergencia sólo fue advertida aproximadamente a las 6:00 de la tarde, es decir 50 minutos después de que las máquinas reportaran anomalías en la paciente. De ahí que el fiscal González haya señalado que “si la paciente presenta una baja de presión, ¿dónde estaba el anestesiólogo? Y, si estaba ahí, ¿qué fue lo que hizo para reportar lo que estaba sucediendo?”. Por eso se investiga si Díaz Blanco puso la anestesia y se salió o si se quedó dormido.

Lenny Jimena ya había entrado en un paro cardiorrespiratorio cuando se detectaron las complicaciones. Se le realizó la reanimación pertinente, llegaron otros doctores para intentar salvarle la vida, pero la situación no mejoró. Finalmente fue trasladada a la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica del Country.

Allí, se ordenó realizarle una radiografía y, cinco horas después de que la paciente sufrió el paro, el equipo de la UCI le detectó un “neumotórax a tensión”. Es decir, que entró aire al cuerpo pero jamás llegó a los pulmones, provocando que estos colapsaran. Al respecto de esta complicación, el peritaje señaló que “se explica por la caída sostenida de los signos vitales durante la cirugía, que no se detecta a tiempo. En ese caso, los signos vitales empezaron poco después del inicio de la anestesia y finalmente el neumotórax a tensión no aparece como detectado oportunamente. Y es altamente probable que haya sido ocasionado por el procedimiento de anestesia general, en cuanto se insufla aire o presión positiva dentro del sistema respiratorio”.

Concretamente, si se hubiera advertido a tiempo la caída de los signos vitales, por el aire que estaba insuflando la anestesia en el cuerpo de Lenny Jimena y que no estaba llegando al pulmón, se hubiera podido corregir el error. El documento del perito registró que “ese neumotórax es una situación grave y fatal si no es tratada de inmediato”.

Agregó el concepto del perito que “el análisis posterior de la información disponible sobre el caso indica que el problema se generó en la aplicación de la anestesia y que hubo retraso en detectar el deterioro de los signos vitales. Este monitoreo era una responsabilidad de la persona a cargo de la anestesia”.

Por eso, el fiscal González expresó que si bien la medicina es una profesión de medios y no de resultados –que en este caso sería la muerte de Lenny Jimena– el anestesiólogo Díaz Blanco “omitió su deber de cuidado en un riesgo permitido como es la aplicación de anestesia”. La pareja de Lenny Jimena aseguró que “el procedimiento (para salvarle la vida) sólo lo hicieron hasta las 11 de la noche. Lo debieron haber hecho antes”.

La cirugía a la que se sometió Lenny Jimena era la tercera de una serie de operaciones que buscaban reparar su conducto biliar –por donde pasa la bilis–, el cual se había afectado en un procedimiento previo realizado en otra clínica. Según su cónyuge, estas intervenciones se hicieron para lograr que la bilis volviera a fluir en su cuerpo. Añadió que en las dos primeras cirugías no se presentaron complicaciones, por lo que se esperaba que en la tercera no sucediera nada fuera de lo normal.

Lenny Jimena tenía planes de irse a estudiar una maestría a España en 2012, donde se había ganado una beca para realizar la especialización en endocrinología pediátrica, una de las metas que se había trazado desde antes de graduarse de la universidad.

Por María Camila Rincón Ortega

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