El pasado 20 de enero, el proceso penal en contra del periodista Juan Esteban Mejía tuvo un giro que, aunque limpiaría su nombre si es aceptado por el juez del caso, podría poner en aprietos a otro periodista: el director de la revista Semana, Alejandro Santos Rubino. Ese día, en la audiencia de acusación que se llevó a cabo en el Juzgado Noveno Penal Municipal con función de conocimiento de Bogotá, la Fiscalía pidió que la investigación contra Mejía precluyera, a pesar de que fue la misma Fiscalía la que lo llamó a juicio. Así mismo, le solicitó al juez que, en su fallo, pida que se abra una investigación por injuria contra Alejandro Santos.
El origen de todo este enredo es un artículo de octubre de 2011 que se publicó en la revista Semana, titulado “El médico de las barbies”. En él, se denunciaba que Carlos Ramos Corena era un hombre que “sin tener título de médico se convirtió en uno de los cirujanos plásticos más consultados de Medellín”. El artículo decía también que una paciente insatisfecha “notó que, además, en su historia clínica aparecen firma y cédreula falsificadas”. La polémica publicación causó que el 18 de abril de 2012 Ramos Corena pusiera una querella en la Fiscalía por injuria, pues argumentaba, él sí era médico y jamás había falsificado firmas o documentos legales.
En mayo del año pasado, la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip) le comunicó al periodista Juan Esteban Mejía que el caso llegaría a los estrados judiciales y así ocurrió el 16 de junio de ese mismo año, cuando se llevó a cabo la audiencia de imputación de cargos por injuria. Desde ese momento, la defensa de Mejía ha sido la misma: en su artículo original, él jamás afirmó que Carlos Ramos Corena no fuera médico, sino que era un médico general sin título de cirujano plástico. El error entonces habría surgido en el proceso de edición a cargo de la revista para la cual trabajaba.
El 15 de julio, al despacho de la fiscal delegada del caso llegó un oficio firmado por Alejandro Santos Rubino. En el texto, además de identificarse como director de la revista Semana, Santos explicó que “el periodista Mejía Upegui no fue quien incurrió en las afirmaciones, según la cual Ramos Corena no tenía título de médico. Su texto original estaba correcto y el error fue incorporado en el posterior trabajo colectivo de revisión, edición y corrección”. Y en ese orden de ideas, según la Fiscalía, el director asumió “la responsabilidad del error detectado en el artículo en cuestión para los efectos legales del caso”.
“Cometimos un error con la edición del artículo, lo admitimos y y lo corregimos con una rectificación que ya fue publicada. La Fiscalía tiene todo el derecho de seguir investigando, pero es claro que en este caso el trámite judicial ya se cumplió. Avanza la investigación contra la revista Semana, pero no avanzan son las denuncias interpuestas en contra del señor Ramos Corena”, le dijo a este diario Alejando Santos Rubino, director de Semana.
Santos Rubino hace referencia a la parte insólita de todo este asunto: mientras la denuncia por injuria que presentó Carlos Ramos Corena avanza a toda marcha, las denuncias en contra de él, presentadas por pacientes que se vieron afectados por intervenciones estéticas en las que participó Ramos Corena, no van al mismo ritmo. Su responsabilidad en la muerte de la joven Tatiana Posada, ocurrida en 2011 en Medellín, sigue sin aclararse.
Desde hace ocho años fue denunciado por el médico y concejal de Medellín Bernardo Guerra, quien aseguró públicamente que había conocido tres casos de mujeres que fallecieron y al menos diez que sufrieron lesiones, tras ser operadas por Ramos Corena. Én su contra, además, se abrió un proceso judicial en Puerto Rico: el secretario de Justicia de la isla, César Miranda, anunció en mayo del año pasado que Ramos Corena había sido acusado de hacer evaluaciones médicas allá sin estar autorizado. Mencionó, además, el caso de una ciudadana boricua que viajó a Colombia a ser operada por Ramos Corena y después murió. El tema no está aclarado aún.