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Intimidades de la reunión Fiscal-Nule

Miguel, Manuel y Guido Nule anunciaron que el ex ministro Andrés Uriel Gallego también tendría responsabilidades en el escándalo.

María del Rosario Arrázola
20 de diciembre de 2010 - 10:23 p. m.

El viernes 10 de diciembre, en una suite de un hotel en Miami, se cocinaron los primeros acercamientos entre el fiscal (e) Guillermo Mendoza Diago y Manuel, Guido y Migue Nule. Los tres polémicos dueños del Grupo Nule —intervenido, investigado y objeto de otras pesquisas judiciales— pidieron acogerse al principio de oportunidad. Luego de la conversación franca con el Fiscal, los Nule despacharon en tres frentes distintos sus señalamientos: ante la Corte Suprema, la Procuraduría y, claro, la Fiscalía. Sus delaciones ya comenzaron a filtrarse. Antes de dar ese paso, sin embargo, habían hecho aproximaciones con la justicia para tantear el terreno.

Desde hace más de dos meses, cuando el escándalo estaba ya en un punto de no retorno, los abogados de los Nule habían hecho acercamientos con voceros de la cúpula de la Fiscalía. El Espectador  conoció que en al menos tres reuniones quien protagonizó el encuentro fue el propio Miguel Nule. Pero pronto le hicieron entender que su testimonio debía estar acompañado de los de su hermano y su primo. El mensaje del Fiscal fue tajante: “Ustedes no son uno, son tres. Pónganse de acuerdo y luego hablamos”. Mendoza Diago consideró entonces que no tenía presentación alguna que los Nule encendieran su ventilador por separado.

Así ocurrió. Vino después un segundo encuentro y allí Miguel, Manuel y Guido empezaron a soltar algunos nombres, se refirieron sin entrar en muchos detalles a contratistas y contratos específicos, echaron al agua a algunos funcionarios distritales y esbozaron sus contactos con los hermanos Samuel e Iván Moreno Rojas. También hicieron referencia al grupo de consultores y asesores cercanos al grupo empresarial. Hasta ese momento no había declaración formal. En Miami, el pasado 10 de diciembre, los Nule tomaron la decisión de testimoniar lo que sabían del llamado carrusel de la contratación en Bogotá. Pero sus enlaces y contratos estaban por todo el país. Así que la colaboración no podía concentrarse sólo en el Distrito.

La misión oficial del Fiscal buscaba explorar no sólo la posibilidad de otorgarles un principio de oportunidad a Manuel, Guido y Miguel Nule, sino conocer de viva voz qué tipo de pruebas tenían. Sin rodeos el fiscal Guillermo Mendoza les advirtió que conceder un beneficio procesal como ése no es asunto fácil, que dependía de las evidencias que pudieran aportar más allá de sus declaraciones. Los Nule quisieron ganar indulgencias con generalidades, pero el Fiscal les dijo que eso no servía para nada. Fue entonces cuando resolvieron decir que uno de los principales implicados en el escándalo era el ex ministro de Transporte Andrés Uriel Gallego. Que tenían pruebas y que las aportarían.

También salpicaron a otros colaboradores de Gallego, quienes fueron aparentemente intermediarios en licitaciones o adjudicación de contratos. El Espectador conoció estos nombres, pero se abstiene de publicarlos para no entorpecer las indagaciones que se adelantan. Desde entonces la Fiscalía sigue confrontando las versiones que a cuentagotas vienen entregando los Nule desde el exterior. Ya en poder del organismo investigador está la polémica grabación —el audio completo— que hizo Miguel Nule de su conversación con el ex congresista Germán Olano. Asimismo, fueron aportadas otras evidencias, hoy en proceso de verificación.

Allegados al expediente le dijeron a El Espectador que las primeras pesquisas se concentrarán en la adjudicación de la doble calzada Bogotá-Girardot y en la telaraña de empresas, socios y aliados con los cuales los Nule licitaron en los últimos años. También trascendió que la ex directora del IDU Liliana Pardo y su ex asesor jurídico en esa entidad estarían gestionando aproximaciones con la Fiscalía. El nombre de Samuel Moreno Rojas saldría de nuevo a relucir. La justicia evalúa versiones de cómo, al parecer, varios funcionarios fueron empleados en dependencias claves del Estado con el fin de conceder o acelerar contratos de obras públicas a cambio de millonarios sobornos.

Sin duda, la reunión del Fiscal (e) con los Nule abrió las puertas para sus delaciones. ¿Sus pruebas serán tan contundentes como ellos dicen? La Fiscalía evalúa, pero será en tiempos de la próxima administración de Viviane Morales cuando se decida la suerte de los controvertidos Miguel, Manuel y Guido Nule.

Por María del Rosario Arrázola

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