La muerte del reconocido cantante Jorge Oñate, ocurrida apenas en la madrugada del pasado domingo 28 de febrero, tiene consternado al mundo del vallenato. El artista se encontraba luchando contra secuelas que le dejó el COVID-19, pero las severas complicaciones de salud provocaron su fallecimiento en el Hospital Pablo Tobón Uribe de Medellín, donde permanecía bajo cuidados médicos desde el 23 de febrero. El artista, además de una exitosa carrera música, protagonizaba un proceso penal que continúa inconcluso. (Lea también: Murió Jorge Oñate, el Jilguero de América)
A Oñate se le investigaba por su presunta participación como determinador del homicidio de su primo, el exconcejal del Cesar Efraín Ovalle Oñate, ocurrido en 2012, cuya autoría le ha sido atribuida a la organización del narcotraficante Marcos Marquitos Figueroa. Sin embargo, con el fallecimiento del cantante, su abogado defensor, Julián Quintana, informó que solicitará la preclusión ante el fiscal del caso para que dé por finalizada la investigación ante un juez de conocimiento, por la imposibilidad de continuar con la acción penal en contra de Oñate.
“En definitiva, nunca se pudo probar nada. Nosotros tenemos la tesis de que se trató de una red de falsos testigos. Los mismos autores materiales fueron declarados inocentes y por sustracción de materia, Oñate no podría ser determinador de unos inocentes, así que esta semana estaremos radicando eso en Fiscalía”, indicó el penalista. En efecto, El Espectador conoció que este 1º de marzo, el abogado radicó un derecho de petición ante el fiscal 133 Especializado de la Dirección Nacional de Crimen Organizado, Cesar Augusto Tibamoso, en el que solicita la preclusión del proceso.
“Obrado como defensor de confianza de quien en vida se identificaba como Jorge Antonio Oñate González (…) me permito solicitar al despacho que se pida ante los jueces de Conocimiento, la preclusión del presente proceso por haberse configurado una causal sobreviniente de la acción penal como lo es la muerte de mi cliente”, señala el documento radicado ante el ente investigador en el que se anexa un oficio en el que explica los detalles del caso y la jurisprudencia que justifica su solicitud de preclusión de la investigación contra Oñate.
Julián Quintana le pidió al fiscal que solicite una audiencia ante el juez de conocimiento competente para pedir la preclusión del caso bajo el argumento de que “la norma sostiene que una vez se configure una causal de extinción de la acción penal, independientemente de la etapa en que se encuentre el proceso, una vez acreditada la muerte del procesado, como acontece en este evento, se debe reconocer la extinción de la acción de penal y por ende la preclusión del proceso”. Además, el penalista también le pidió a la Registraduría el registro de defunción del cantante vallenato.
El caso
En la investigación que estuvo a cargo del agente de la Dijín Wadith Velásquez (el mismo que hizo las interceptaciones de la “ñeñepolítica” y ahora es investigado por unas presuntas “chuzadas” a subordinados suyos) y que en la Fiscalía ha saltado varias veces de Bogotá a Valledupar, se maneja la hipótesis de que a Ovalle lo mandó a matar su primo, Oñate, porque se negó a apoyar a la esposa de este, Nancy Zuleta, en su aspiración a la Alcaldía de La Paz (Cesar). Jorge Oñate -medio hermano de Gustavo y Jesualdo Gnecco Oñate-, supuestamente quedó molesto y endeudado por la campaña, al punto que uno de sus hijos fue a la casa de los Ovalle y, pistola en mano, amenazó al exconcejal y diputado más popular del municipio.
Al parecer, el cantante vallenato y su sobrino Armando Gneco, conocido como Mandarino, habrían buscado el apoyo de Marquitos para cometer el asesinato. Aunque, lo cierto es que la Fiscalía todavía no ha determinado si, en efecto, se habrían valido de dicha organización narcotráficante o de otras como el Clan del Golfo o Los Rastrojos. Pero lo que sí han dicho testigos, ante la Fiscalía y jueces, es que el sargento Wadith Velásquez ofreció y dio dinero para enlodar a Oñate y a su sobrino, Mandarino, quien ya está en juicio por el homicidio de Ovalle. Con base en esos testimonios, desde 2017 se ordenó una investigación a los pagos que, según se pudo comprobar, se hicieron a nombre de Velásquez.
La investigación ordenada por el juez continúa en firme, sin que haya arrojado mayores conclusiones cuatro años después. Por su parte, Oñate y Mandarino denunciaron por extorsión a uno de los cuatro hombres señalados de asesinar a Ovalle y, en el marco de esas pesquisas, han salido a flote más posibles irregularidades de Wadith Velásquez. El Espectador tuvo acceso a transcripciones de conversaciones telefónicas entre Mandarino y Efraín Feria, alias Chori (uno de los hombres que fue señalado de asesinar a Ovalle, luego absuelto y ahora investigado como presunto falso testigo), en las que este último le pide dinero a cambio de no declarar en su contra y le dice, además, que detrás del plan para incriminarlo está Chu Ovalle, el hijo de la víctima Efraín Ovalle. (Lea más detalles aquí: El novelón vallenato en el que se tocan Jorge Oñate y la ñeñepolítica)
Oñate, en vida, no atendió los llamados de la Fiscalía a interrogatorio. De su supuesta amistad con Marquitos se ha hablado mucho en el Cesar, pues, según recoge La Silla Vacía, lo ha nombrado hasta en canciones por el apodo que le tienen en esa región: el Perrero de los malcríaos. Mandarino, por su parte, ha negado cualquier vínculo con el crimen e insiste en su inocencia. En 2019, la Fiscalía incautó decenas de propiedades avaluadas en $1,2 billones, que estaban a nombre de Mandarino y de José Ñeñe Hernández, porque habrían sido adquiridas con dineros ilícitos de la estructura de Marquitos.