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A juicio de restitución de tierras las fincas del magistrado Pretelt

Un juez especializado de Restitución de Tierras de Apartadó aceptó la demanda interpuesta por Reynaldo Villalba Alarcón y los herederos de Manuel Hernández Soto, quienes buscan recuperar los predios Alto Bonito y No Hay Como Dios, ubicados en Urabá.

Redacción Judicial
13 de mayo de 2016 - 10:18 p. m.
El magistrado Jorge Pretelt.  / Archivo
El magistrado Jorge Pretelt. / Archivo

El pasado 15 de abril el juzgado Primero Civil Especializado de Restitución de Tierras de Apartadó aceptó una demanda interpuesta por Reynaldo Pascual Villalba Alarcón y los herederos de Manuel Gregorio Hernández Soto –apoyados por la Unidad de Restitución de Tierras–, dos campesinos que al parecer fueron despojados de sus tierras en el Urabá, para recuperar dos predios que hoy en día están en manos del cuestionado magistrado Jorge Pretelt. Se trata de las fincas No Hay Como Dios y Alto Bonito, que están englobadas en un terreno conocido como la hacienda La Corona.

La historia de estos dos predios está rodeada de presiones de grupo paramilitares y transacciones poco claras que terminaron poniendo las tierras en manos de Martha Ligia Patrón, la esposa del magistrado Pretelt. En su decisión de admitir la demanda de restitución de tierras, el juez ordenó congelar la titularidad de los predios No hay Como Dios (de más de 64 hectáreas) y Alto Bonito (de más de 44 hectáreas), ubicados en la vereda Puya Arriba, del corregimiento San José de Mulatos en el municipio de Turbo (Antioquia), pleno corazón del Urabá. Asimismo, solicitó que se protegiera la vida de los reclamantes de tierras.

La hacienda la Corona, que tiene una extensión de 243 hectáreas y reúne cuatro fincas, empezó enredar al magistrado y a su esposa hace más de un año, cuando la Fiscalía dio a conocer que existía un expediente por la compra irregular de los predios en Urabá. En ese expediente reposaban declaraciones del comandante paramilitar Jesús Ignacio Roldán, alias “Monoleche”, hombre cercano a los Castaño que contó cómo un emisario suyo, Evelio Díaz, alias el “Burro”, fue el encargado de presionar a campesinos y despojarlos de sus tierras. La Fiscalía vinculó al caso a la esposa del magistrado en marzo de 2015 y le compulsó copias a la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes para que investigaran a Pretelt.

El origen de este expediente fueron una serie de denuncias que interpusieron los reclamantes Manuel Gregorio Hernández Soto y Reynaldo Pascual Villalba Alarcón. El primero, un hombre de más de 85 años que murió hace tres años luchando por recuperar su propiedad y adquirió la finca Alto Bonito el 13 de julio de 1987 —mediante resolución del Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (Incora), hoy Incoder—, denunció con su puño y letra que el 11 de agosto de 2003 le vendió su propiedad a Martha Ligia Patrón por un precio irrisorio: $5 millones.

La finca Alto Bonito terminó en manos de Pretelt, luego de que su esposa se la “vendiera” en $19 millones en 2005. Fue hasta 2009 cuando Manuel Hernández se presentó ante una Fiscalía en Montería para denunciar los hechos. En esa ocasión indicó que el

En 2009, Hernández Soto llegó hasta una Fiscalía en Montería junto con sus hijas para denunciar los hechos. Precisó que el 4 de enero de 2002 salió desplazado de la zona por la presión paramilitar y que por esa época Pretelt preguntó por él a algunos de sus familiares. Agregó que terceras personas, una de ellas identificada como Teófilo Hernández, indagaban si él estaba intentando recuperar la finca Alto Bonito.

Ese último nombre, Teófilo Hernández también sale nombrado en las denuncias que interpuso Reynaldo Villalba entre 2009 y 2011 por desplazamiento forzado. Villalba les dijo a las autoridades que era propietario de la finca No Hay Como Dios, pero que el 12 de marzo de 1992 tuvo que salir corriendo de la región porque hasta su casa llegó un grupo de paramilitares que le dijeron que su única opción era vender las tierras o ellos le “compraban a la viuda”. Asimismo, que dos años después de este suceso, hasta su casa en Montería llegaron Teófilo Hernández y un hombre llamado Evelio Díaz, alias el “Burro”, el hombre que trabajaba bajo las órdenes de “Monoleche”.

Villalba señaló que terminó vendiéndoles a los dos hombres la finca a un precio muy por debajo de lo que él pedía –$150.000 y no $500.000– luego de que el “Burro” lo amenazara de muerte. No Hay Como Dios terminó en manos de Martha Ligia Patrón el 7 de junio de 2000, luego de que el “Burro” se la vendiera. Tras las denuncias de Villalba, la Fiscalía indagó sobre el tema y le preguntó a “Monoleche” sobre el caso el 6 de octubre de 2011 en una diligencia de versión libre.

Roldán Pérez contestó que el caso era muy bueno, “porque, incluso, estas tierras que estamos hablando son aproximadamente de unas 1.500 o 1.000 hectáreas, hoy en día creo que son de un magistrado (...) señor fiscal tendrá que ser el señor magistrado Jorge Pretelt sentarse con usted para contarle cómo compró las tierras, pero lo que estoy seguro es que este señor nunca compró las tierras bajo presión ni con grupos armados en esa región y es dueño hoy en día, tengo entendido de esas tierras que está reclamando esta víctima. De todas maneras esto va a ser muy importante”.

Sobre las fincas No Hay Como Dios y Alto Bonito, la justicia ya se había pronunciado el 13 de marzo de 2015. Fue el Tribunal de Justicia y Paz de Medellín, que dictó medidas cautelares sobre los terrenos tras una petición de la Dirección Nacional de Justicia Transicional de la Fiscalía.

Por Redacción Judicial

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