No terminan los problemas judiciales para el suspendido rector de la Universidad del Magdalena, Carlos Caicedo Omar. El directivo, quien fue condenado a ocho años de cárcel por peculado por apropiación en favor de terceros (el fallo está apelado) por cuenta de los pagos irregulares que, al parecer, beneficiaron a algunos funcionarios del alma máter, está siendo investigado nuevamente por orden de un juez especializado por el homicidio del vicerrector de Investigación de esa institución, Julio Otero Muñoz, ocurrido el 14 de mayo de 2001.
Según la providencia, conocida por El Espectador, el autor material fue Reinaldo de Jesús Torres Forero, de 31 años, un miembro de las autodefensas que asesinó con arma de fuego al directivo de esa universidad a las 8 y 50 de la noche en cercanías de la Sociedad Portuaria de Santa Marta. La esposa de Otero, María de la Cruz Escandón, fue pieza clave para la condena del sicario, ya que lo identificó una vez fue capturado por las autoridades.
El fallo, además, insiste en que había una pugna de poderes dentro de la universidad y que, como consecuencia de esas batallas intestinas, se colaron grupos de justicia privada que, selectivamente, ejecutaron varios asesinatos, como los del estudiante Hugo Elías Maduro y el decano de la Facultad de Educación, Roque Morelli Zárate.
Por esta razón, y luego de recoger abundantes testimonios que lo incriminan, el juez especializado ordenó que se investigara la posible complicidad de Caicedo Omar en el asesinato de su colega Julio Otero Muñoz. De acuerdo con declaraciones que reposan en el expediente, Caicedo Omar también tenía un grupo de choque conformado por estudiantes a su servicio, cuya función consistía en respaldar todas las decisiones tomadas durante su gestión como rector del alma máter.
Aún así, hay quienes atribuyen la difícil situación judicial de Caicedo Omar a una retaliación por su buena gestión al frente de la institución educativa y su revolucionaria manera de ejecutar los recursos administrativos, lejos, dicen sus defensores, de las habituales políticas burocráticas de siempre.
De hecho, el ex comandante paramilitar Hernán Giraldo reconoció el año pasado múltiples crímenes cometidos por sus hombres en la Universidad del Magdalena con el objetivo de exterminar a los estudiantes de izquierda. De alguna manera, esta declaración, aseguran sus defensores, lo exime de toda responsabilidad en los crímenes que le imputan. Aún así, lo cierto es que esta nueva decisión judicial pone nuevamente en entredicho la gestión de Caicedo Omar y su relación con grupos de justicia privada.