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La disputa por el narcotráfico en el sur del Huila

En la última semana, Algeciras (Huila) ha sido noticia varias veces: un hombre de confianza del “Paisa” fue capturado, hubo una masacre y, además, allí han matado a tres líderes sociales este año. Esta región sigue siendo clave para el crimen organizado y el narcotráfico.

David Escobar Moreno
22 de julio de 2020 - 02:00 a. m.
A “Hermes” se le atribuyen 15 asesinatos, incluido el de Gentil Pasos Lizcano, presidente de la JAC de una vereda de Algeciras el 6 de julio pasado. /Policía
A “Hermes” se le atribuyen 15 asesinatos, incluido el de Gentil Pasos Lizcano, presidente de la JAC de una vereda de Algeciras el 6 de julio pasado. /Policía

Los últimos días en Algeciras, en el sur de Huila, volvieron a recordarles a sus habitantes los violentos años que vivieron a comienzos de este siglo, cuando eran uno de los municipios claves para que la desaparecida guerrilla de las Farc pudiera mover sus hombres y expandirse territorialmente. La semana pasada, en esta zona, se presentaron dos hechos que volvieron a prender las alarmas de las autoridades departamentales sobre la delicada situación de orden público que atraviesa ese municipio y la subregión del sur de Huila, en donde hacen presencia grupos narcotraficantes que, en algunos casos, están aliados con las disidencias de Iván Márquez, de Gentil Duarte o grupos sucesores del paramilitarismo.

El pasado jueves 16 de julio, el Ejército detuvo en Algeciras a Domingo Ramos Cortés, alias Hermes, hombre de confianza en Huila de Hernán Darío Velásquez, alias el Paisa, temido exjefe de la columna móvil Teófilo Forero. Hermes era parte de La Segunda Marquetalia, disidencia creado en 2019 por Iván Márquez, Jesús Santrich, el Paisa y otros exguerrilleros. Hermes también apoyó inicialmente el Acuerdo, pero en 2018 se reagrupó con miembros de la Teófilo Forero, el grupo de las Farc que no solo se encargó de darle seguridad al secretariado, sino de cometer algunos de los más duros golpes que propinó esa guerrilla, como el atentado al club El Nogal en Bogotá o el secuestro de los diputados del Valle.

Van cinco excombatientes de las Farc asesinados este año en Huila y al menos tres líderes sociales en Algeciras. A Hermes se le atribuyen 15 asesinatos, incluido el de Gentil Pasos Lizcano, presidente de la junta de acción comunal de una vereda de ese municipio el 6 de julio pasado. Dos días antes, el gobernador del Huila, Luis Enrique Dussán, dio un parte de tranquilidad tras la captura de tres hombres de la estructura de Hermes, entre ellos, alias Sijín. De este último se supo que su esposa murió en la masacre que se perpetró en Algeciras a las pocas horas de que cayera Hermes, la cual dejó cuatro muertos, dos heridos y varios desplazados . En el homicidio múltiple también murieron dos familiares de un excombatiente que ahora trabaja para la UNP.

Desde los noventa y comienzos de 2000, ese municipio era considerado por las Farc de alto valor estratégico por su ubicación, lo que les permitía la comunicación desde los Llanos del Yarí y La Macarena ¬zona de operación del bloque Oriental¬, con San Vicente del Caguán, hacia donde buscaban extender su dominio territorial. Esta localización hizo también de Algeciras una pieza clave como corredor de movilidad que comunicaba a Huila con Cauca y Tolima. Ahora lo sigue siendo, porque en este municipio, y en otros como Pitalito, son por donde pasa la cadena del narcotráfico que lleva la cocaína al Pacífico y de allí a Estados Unidos y Europa.

Asimismo, Algeciras es una de las primeras zonas a donde entra el dinero del narcotráfico y este empieza a ser blanqueado por poderes locales. Por eso, la Defensoría y la Misión de Observación Electoral alertaron en el segundo semestre de 2019, en la recta final de las elecciones regionales, sobre el peligro que existía en el sur de Huila de que dineros provenientes del tráfico de drogas ingresaran a las campañas políticas. El peligro radicaba en que, al cooptar el poder local de las autoridades, el paso de los insumos de cocaína, la extorsión, los homicidios selectivos, los secuestros, el comercio ilegal de armas y el microtráfico iban a aumentar.

Fuentes de la Fuerza Pública que conocen de cerca el narcotráfico en la región le contaron a El Espectador que existe gente cercana al clan huilense Triana Peña que lava algunos de los dineros del narcotráfico que ingresan al departamento. Uno de los capos del denominado Cartel de Saladoblanco, municipio que colinda con Pitalito y Cauca, es Williams Triana Peña. Luego de ser extraditado en 2016 a Argentina, acusado de conformar una red de narcotráfico que adhirió la cocaína a granos de arroz en 800 bolsas que iban a ser exportadas a África en el marco del programa Hambre Cero de la ONU, está apunto de ser condenado a 16 años de prisión.

Otro grupo criminal que opera en esta subregión y que también tiene tentáculos internacionales son los Paisas, organización conformada por enlaces de la banda de los Pachelly y que tiene como centro de operaciones el municipio de Bello (Antioquia). El grupo criminal, que hace presencia en Bogotá, pertenece a La Oficina, la estructura criminal creada por Pablo Escobar en los años 80. Su poder logístico quedó demostrado en mayo pasado, cuando la Policía le siguió la pista a una red de tráfico de drogas en la que terminó vinculado Edwin Congo, exjugador del Real Madrid. La banda se encargó de organizar la cocaína en bodegas cerca del aeropuerto El Dorado.

Tanto los Paisas como el Cartel de Saladoblanco trabajan bajo las órdenes de las autodenominadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia (autodenominación que rechaza la familia del fallecido jefe liberal Jorge Eliécer Gaitán), hoy lideradas por alias Otoniel, el hombre más buscado por las autoridades. Aunque no se no ha determinado quién cometió la reciente masacre de Algeciras, hay habitantes de la región que señalan a grupos paramilitares de haberla perpetrado. Otros señalan que son vendettas entre dos facciones de las disidencias.

Hasta donde las autoridades han podido constatar, todavía no existe una alianza entre las disidencias de alias Gentil Duarte, que le dio la espalda al Acuerdo de Paz desde antes de que se firmara, y la de Iván Márquez. Integrantes del frente 62 de la desaparecida guerrilla hacen presencia en Algeciras y están bajo las órdenes de Duarte, quien tiene a su mando cerca de 1.000 hombres y se presume está en el estado venezolano de Amazonas. La columna móvil Dagoberto Ramos, también subordinada a Duarte, delinque tanto en Cauca como en los municipios de La Plata y La Argentina, ubicados en la zona limítrofe con Cauca. A esta última se le atribuyen cuatro masacres que sacudieron a ese departamento entre septiembre y noviembre de 2019.

Ejército y Policía han capturado a exmiembros del frente 62 como de la columna Dagoberto Ramos. Sin embargo, como suele suceder, detrás de cada líder de un grupo criminal que termina preso viene otro que lo sucede. Por ejemplo, en los últimos dos años, han sido capturados cuatro de los líderes del frente 62, pero el grupo está casi indemne. Lo que denuncian los habitantes de estos municipios es que los jóvenes encuentran su oportunidad para salir de la pobreza haciéndoles “vueltas” a los capos de la droga de Huila. Una realidad que le permite encontrar al crimen organizado una perpetua renovación de sus filas.

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