La Fiscalía recupera la más grande cantidad de tierras para las víctimas del conflicto

Según el ente investigador, se trata de la incautación de bienes de las autodefensas más grande en la historia del país. El terreno era del bloque Centauros, está ubicado en el departamento del Meta y tiene más de 23 mil hectáreas.

Redacción Judicial
26 de julio de 2018 - 04:49 p. m.
En total son 23.274 hectáreas ubicadas en tres municipios del departamento del Meta. / Cortesía de la Fiscalía
En total son 23.274 hectáreas ubicadas en tres municipios del departamento del Meta. / Cortesía de la Fiscalía

Hace más de nueve años, la Fiscalía estaba detrás de una investigación con sus mejores agentes y funcionarios para darle un golpe a lo más preciado de cualquier grupo armado: sus bienes. El ente investigador, junto a la ayuda del comando general de las Fuerzas Militares, la Superintendencia de Notariado y Registro, la Agencia Nacional de Tierras, la Unidad de Restitución de Tierras, la Policía y el Fondo para la Reparación de las Víctimas, anunciaron hoy que su trabajo ya cumplió el objetivo y que, en un hecho histórico, logró la incautación de tierras más grande del país que servirán para reparar a las víctimas del conflicto.

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En total, son 23.274 hectáreas, en el departamento del Meta, que pertenecían al bloque Centauros de las autodefensas. Sus integrantes habían adquirido los terrenos mediante toda clase de movimientos ilegales, e incluso, intimidaciones, para hacerse con la tierra y crear así su fortín territorial en tres municipios: El Dorado, San Martín y Puerto Concordia. Para entender la dimensión de esta operación, la Fiscalía explicó que se trata de una extensión de tierras todavía más grande que ciudades como Bucaramanga o Barranquilla. La mayoría de terrenos son baldíos que habrían sido tituladas entre amigos, testaferros y familiares de los cabecillas paramilitares.

El punto de partida de la investigación fueron las declaraciones del jefe paramilitar Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario, quien antes de ser expulsado de Justicia y Paz por seguir delinquiendo, dejó pistas de lo que sucedió en el Alto Ariari antes y después del asesinato del gestor y mandamás del bloque Centauros, Miguel Arroyave, alias Arcángel, perpetrado en 2004 en Puerto Lleras (Meta). Según Don Mario, en calidad de comandante administrativo y financiero del bloque Centauros de las autodefensas, él mismo organizó la compra de cerca de 12 mil hectáreas de tierra para consolidar el fortín de las autodefensas. Más adelante, la Fiscalía contactó a 70 propietarios o vendedores de las hectáreas que hicieron parte del centro de operaciones paramilitar.

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En las entrevistas, varias personas aceptaron que entregaron sus predios a hombres enviados por Miguel Arroyave y el propio Don Mario. Según sus versiones, los compradores les ofrecieron sumas de dinero mucho más altas que los valores comerciales. “Por el lado de los compradores, indicaron que fueron citados en cafeterías y parques, y allí firmaron papeles de compra venta y las escrituras de miles de hectáreas, a cambio de $10 millones. Todos los bienes aparecen registrados, las escrituras ingresaron a las oficinas de instrumentos públicos sin contratiempos y quienes figuran como titulares nunca conocieron las tierras que supuestamente les pertenecían ni supieron la cantidad exacta que les fue escriturada”, señaló la Fiscalía.

Que el fortín del bloque Centauros tuviera como epicentro a los tres municipios del Meta, no fue un hecho fortuito. Aunque la presencia del paramilitarismo en este departamento data de los tiempos del poder mafioso de Rodríguez Gacha o de la hegemonía de Víctor Carranza en los años 80, desde mediados de los 90 hizo presencia la Casa Castaño. La masacre de Mapiripán en 1997, perpetrada por hombres que llegaron en avión a San José del Guaviare procedentes del Urabá antioqueño, demostró el interés por enfrentar a la guerrilla en los Llanos. El punto culminante se concretó en 2002, cuando se constituyó el bloque Centauros, al mando de alias Arcángel, capturado en mayo de 1999.

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Arroyave, al llegar a la cárcel La Modelo en Bogotá, convirtió el penal en un enlace con el Frente Capital que delinquía en Bogotá y su entorno, al mando de Henry de Jesús López, alias Mi Sangre, hoy preso en Estados Unidos. Esa plataforma criminal desde la cárcel tomó el nombre de bloque Interno Capital. Desde ella se consumaron incontables delitos, la mayoría impunesCuando Arroyave quedó libre en 2002, creó el bloque Centauros, que multiplicó la violencia en los Llanos hasta niveles impensados. Uno de los lugares que se volvió uno de los sitios sagrados para los paramilitares del bloque Centauros, y cuya historia contó El Espectador en marzo pasado, se conoce como La Casa Roja, una vivienda de techo rojo con nueve dormitorios e igual número de baños con tinas y algunos lujos.

“A la llamada Casa Roja ingresaban narcotraficantes que llegaban a cumplir con el denominado impuesto al gramaje que exigía el bloque Centauros para garantizar la salida de cocaína y custodiar los laboratorios de producción del estupefaciente. La vivienda también era frecuentada por personas que acudían a celebraciones íntimas que Daniel Rendón Herrera organizaba con regular frecuencia”, explicó la Fiscalía, que además encontró en este terreno carreteras clandestinas pavimentadas, que sirvieron de ruta de escape para Don Mario, zonas de entrenamiento armado, alojamientos para hombres y una colina desde la que era posible divisar cualquier aproximación de las autoridades.

 

Por Redacción Judicial

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