Los asesinos en serie más conocidos de los últimos años

El historiador canadiense Peter Vronsky publicó el libro “Hijos de Caín: Una historia de los asesinos en serie” en el que hace un barrido de las historias de personajes como Ted Bundy, Jerry Brudos, John Wayne Gacy y David Richard Berkowitz.

Redacción Judicial
14 de marzo de 2020 - 10:56 p. m.
De arriba a bajo, de izquierda a derecha: Ted Bundy, John Wayne, James de Angelo y John Wayne. / Archivo y Cortesía
De arriba a bajo, de izquierda a derecha: Ted Bundy, John Wayne, James de Angelo y John Wayne. / Archivo y Cortesía

Peter Vronsky es un cineasta, historiador y escritor canadiense que hace unos años se obsesionó con la historia de asesinatos en serie. Su pasado en el mundo de la academia lo llevó hasta este terreno pues duró años estudiando en la Universidad de Toronto en donde logró un doctorado en historia de justicia penal y espionaje en relaciones internacionales. Sus investigaciones lo llevaron a publicar el libro Hijos de Caín: Una historia de los asesinos en serie en el que hizo un estudio de los criminales más famosos de las últimas décadas y el contexto que los llevó a se protagonistas de series de televisión y películas.

El autor conversó hace unos días con el periódico español La Vanguardia y explicó apartes de su obra, que no solo se centró en las vidas de los asesinos, sino en su génesis. Por ejemplo, Vronsky señala que la mayoría de estos criminales fueron hombres de raza blanca con una inteligencia por encima de la media, que empezaron a matar entre los 20 y 30 años, la mayoría de veces impulsados por un deseo de dominación sexual. Además, señala el libro, de acuerdo con la Universidad de Radford, “de los 2.236 asesinos en serie registrados en Estados Unidos entre 1900 y 2000, el 82% (1.840) hizo su aparición entre 1970 y 2000”.

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La base de datos del centro educativo señala además que entre 1970 y 1995 la cantidad de asesinos en serio se multiplicó por 10 en comparación con los 25 años anteriores. Este auge, explicó el historiador, superó exponencialmente la tasa de crecimiento de la población de Estados Unidos. Para el autor, existe una razón que muchos investigadores comparten: los padres de los asesinos en serie nacieron entre los años 1940 y 1950 y quedaron “traumatizados” por los efectos de la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. Y esto, inevitablemente, terminó heredado por sus hijos.

Además, explicó Vronsky, por esa época era normal encontrar en los hogares literatura que “celebraba el secuestro, la violación y la tortura de mujeres como las revistas Men’s Adventure True Detective, que a menudo se encontraban entre las posesiones de los asesinos en serie y que muchos de ellos admitieron que les sirvieron de inspiración para sus fantasías sádicas cuando eran niños y adolescentes (…) eran publicaciones convencionales que se vendían en supermercados, farmacias y en revistas en todas partes, junto a la revista Time Life”.

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Durante su investigación, Vronsky encontró que entre 1960 y 1995 hubo un aumento de los delitos violentos y “un clima de revolución cultural y sexual, disturbios, protestas y desorden en la década de 1960 -cristalizado en el magnicidio J.F. Kennedy en 1963- que contribuyó a un ambiente nihilista general en Estados Unidos, el cual habría fomentado el aumento de los asesinos en serie”. Sin embargo, al autor hace la precisión de que este país de Norteamérica no fue el único en tener listas de asesinos en serie, pues en Inglaterra, y especialmente en Alemania, se registraron varios casos.

El primer criminal reseñado por La Vanguardia es Ted Bundy. Sus víctimas, más de 20, fueron mujeres jóvenes que murieron en los años 70. “Bundy era diferente de la comprensión anterior que se tenía sobre los asesinos en serie. En el pasado, eran ‘forasteros’, vagabundos solitarios que migraban como depredadores. Bundy vivió entre nosotros y era como nosotros. Tenía aspiraciones de clase media, estudiaba derecho, era atractivo, bien hablado y encantador. No había nada extraño en él”, le explicó Vronsky al diario español. El juicio de Bundy, televisado en vivo y en directo, cambió la historia de los asesinos en serie.

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El término de asesino en serie, añadió el historiador, se hizo famoso. “Había tarjetas comerciales con asesinos en serie, calendarios y clubes de fans, así como coleccionistas de recuerdos sobre este tema. A finales de la década, los asesinos en serie formaban parte de la cultura popular estadounidense”, escribió Vronsky en su libro Hijos de Caín: Una historia de los asesinos en serie. Los medios de comunicación también jugaron un papel fundamental en las historias y la fama que adquirieron estos criminales, especialmente en Estados Unidos.

David Richard Berkowitz fue uno de ellos. Se volvió famoso por su apodo: El hijo de Sam y es uno de los personajes principales de la serie Netflix Mindhunter. El asesino confesó que mató a seis personas entre 1975 y 1977 “bajo las supuestas órdenes recibidas por un demonio que había poseído al perro de su vecino”. La historia de Jerry Brudos también fue reseñada por La Vanguardia. El nombre con el que es recordado es El asesino fetichista de pies, pues, entre 1968 y 1969, asesinó a cuatro mujeres cortándoles los pies; así como la de Edmund Kemper, quien mató a ocho personas, entre ellas sus abuelos y su mamá entre 1972 y 1973.

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“Otros ejemplos son los de John Wayne Gacy, llamado el Payaso asesino que abusó sexualmente y asesinó a 33 niños y jóvenes entre el 1972 y 1976, o el del expolicía Joseph James DeAngelo, conocido como el asesino de Golden State, que cometió unos trece asesinatos y más de cincuenta violaciones, por lo que recién fue juzgado en 2018. Otros, como Zodiac, de San Francisco, que pregonaba haber matado a 37 víctimas mediante cartas a la prensa local, nunca fueron descubiertos”, escribió el periódico español, en donde además explicó que esta seguidilla de asesinos hizo que el FBI se concentrara en resolverlos.

La Vanguardia recordó que en 1972 se creó la Unidad de Ciencias y Comportamiento (BSU) y estuvo bajo el mando de los agentes John E. Douglas y Robert Ressler. Ambos detectives realizaron 36 entrevistas con asesinos que estaban en prisión, pero cuyos casos no habían sido aclarados del todo. Su objetivo fue concentrarse en un cuestionario que buscaba identificar los aspectos psicológicos de los asesinos y entender a profundidad qué los llevaba a cometer crímenes como el de El hijo de Sam o el Payaso. El trabajo de Douglas y Ressler permitió la creación de lo que hoy se conoce como la perfilación criminal.

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Su historia fue adaptada en la serie Midhunter que ya va por su tercera temporada. Sobre los asesinos en serie europeos, La Vanguardia recordó el caso de Rosemary o Fred West, quienes asesinaron a doce personas en Gloucester, incluida su hija adolescente, entre 1971 y 1987. “También el de Dennis Nielsen, que entre 1978 y 1983 mató a 12 jóvenes en Londres y fue descubierto después de que las partes troceadas de sus cadáveres atoraran las cañerías de su edificio, referencia el diario español. Uno más en Europa ocurrió en España y su protagonista fue Manuel Delgado Villegas, más conocido como El Arropiero.

El español confesó que entre 1964 y 1971 mayó a 48 personas. “Mientras que el 76% de todos los casos recientes en el mundo tuvieron lugar en EE.UU., el 21% ocurrieron en Europa, donde Inglaterra concentraba el 28% del total europeo, seguido por Alemania con el 27% y Francia con el 18%”, explicó Vronsky en una de sus investigaciones. El historiados concluye que, si bien desde los años 70 se tienen referencias e investigaciones sobre los casos anteriormente reseñados, esto no significa que antes no existieran pues hay indicios de que en las cacerías de brujas hubo un comportamiento similar.

Por Redacción Judicial

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