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La mujer detrás de las 'casas de pique'

Fanny Grueso, miembro del clan Úsuga, sería la dueña de una de las viviendas donde se habrían descuartizado cuerpos en Buenaventura. Testimonios de sus exsocios la habrían delatado.

Santiago Martínez Hernández
26 de septiembre de 2014 - 03:45 a. m.
Fanny Grueso, alias ‘Chily’.  / Policía
Fanny Grueso, alias ‘Chily’. / Policía

La reciente captura en Chile de Fanny Grueso Bonilla, alias ‘Chily’, una mujer que ha sido señalada como jefa del clan Úsuga en el puerto de Buenaventura, revivió el capítulo de las denominadas ‘casas de pique’. Según las autoridades, la mujer sería la dueña de uno de los domicilios —ubicado en el barrio San José— en los que las autoridades encontraron rastros de sangre de tres pescadores y un vendedor de minutos que desaparecieron en marzo de este año y algunos de sus restos fueron encontrados en las orillas del mar. A pesar de que funcionarios locales, en sendas cartas de rectificación a El Espectador, negaran que se estaban descuartizando cuerpos producto de la guerra entre el clan Úsuga y la Empresa, las autoridades confirmaron que sí estaba ocurriendo esta macabra práctica.

Gritos de auxilio en las noches eran comunes en los barrios que quedaban a las orillas del mar. Uno de ellos, el San José, donde ‘Chily’ era la jefa de un grupo de hombres y mujeres que controlaban la extorsión y el tráfico de drogas del sector. El prontuario criminal de esta mujer no es de poca monta. Su paso por el frente 30 de las Farc, el bloque Calima de las autodefensas, la Empresa y los Urabeños —hoy Clan Úsuga— deja claro que nunca tuvo tapujos para aliarse con la organización criminal que manejara en su momento el puerto. Desde los 15 años, según las autoridades, estuvo delinquiendo en el anonimato. Sin embargo, los testimonios de sus exsocios fueron los que abrieron el camino para encontrarla.

Varios criminales que han sido capturados por las autoridades y que en estos momentos están colaborando con la justicia para desarticular las organizaciones que tienen contra las cuerdas a las autoridades y pobladores del puerto, han contado desde 2013 que uno de los enlaces principales en temas de manejo de drogas, extorsiones y, en algunos casos, homicidios, ha sido Grueso Bonilla. El 8 de marzo de 2013 un exmiembro del clan Úsuga relató: “otra comandante del barrio San Yu (San José) que conozco es alias ‘Chily’, encargada de que mantengan el barrio vigilado por si acaso entran soldados o policías. La segundo al mando es alias ‘Andrea’, es la que les entrega las armas a las otras trabajadoras como alias ‘Íngrid’, quien se encarga de tener el barrio vigilado por los lados del muro perimetral. Otras son Eri Valenzuela, alias ‘Eri’, y alias la ‘Morada’, quienes se encargan de prestar la guardia”.

Este mismo hombre, quien se ha convertido en pieza fundamental para encontrar a ‘Chily’, fue quien les permitió a las autoridades evidenciar el prontuario criminal de esta mujer. “La conozco desde hace mucho tiempo, como unos 15 años, cuando llegó a vivir al barrio Piedras Cantan, donde yo también he vivido. Era guerrillera del frente 30 de las Farc, pasó a ser paramilitar y se desmovilizó del bloque Calima. De ahí pasó a la Empresa y, por último, el año pasado (2012), se fue con la organización los Urabeños (...) Vive en el barrio Piedras Cantan, en una casa de madera de un piso”, dijo el exintegrante de los Úsuga.

Pero este hombre no es el único testigo. Otros miembros del clan Úsuga que han caído en los últimos operativos la han identificado. “Otro barrio en el que hay presencia es el barrio San José, conocido como San Yu. Al mando está alias ‘Chily’, desmovilizada del bloque Calima y quien perteneció a la Empresa. Era trabajadora en el barrio las Piedras Cantan. Después que llegaron los Urabeños (clan Úsuga) la dejaron como comandante del barrio San Yu y tiene a cargo unos diez trabajadores, la mayoría mujeres. Son encargados de cobrar extorsiones, prestan guardia, venden vicio”, manifestó uno de ellos, que rindió interrogatorio en mayo de 2013.

Sin embargo, miembros del grupo rival, conocido como la Empresa —quienes libraron contra los Urabeños una guerra a sangre y fuego por el control del puerto—, también la identificaron. Varios de ellos, quienes también terminaron en las filas del clan Úsuga, fueron contundentes al afirmar que ‘Chily’ no tuvo ningún problema en cambiarse de bando. “La distingo desde cuando hizo parte de la Empresa, era trabajadora del barrio Piedras Cantan, fue desmovilizada, fue guerrilla”, dijo uno de los exintegrantes de la Empresa.

Otro agregó: “la conocí en el año 2011 en una reunión en el barrio El Progreso, la cual organizó mi comando Ramiro. Ese día iba acompañada de dos mujeres más, alias ‘Andrea’ e ‘Íngrid’. Me di cuenta de que trabajaban en el sector de San Yu y Piedras. Duraron varias horas hablando sobre un problema de la hermana de un trabajador de la Empresa que se llamaba ‘Mapara’. En el año 2012, con la llegada al puerto de los Urabeños, esta mujer, junto con sus dos amigas, se fue para esa organización y las dejaron en el mismo sector”.

Pero la testigo que terminó por armar el rompecabezas fue una de sus exsocias, quien rindió declaración juramentada el pasado 22 de julio. “En el sector donde vivo es una zona conflictiva, se presta para reuniones en el barrio Piedras Cantan en la casa de ‘Chily’, quien es mujer de ‘Alfredo’, el que manda en El Arenal. A esas reuniones asisten los primeros y segundos cabecillas de los barrios para hablar lo del pago, cómo organizar las cogidas (personas que van a matar), los muchachos que tienen a cargo, les dan consignas de estar pendientes de que no llegue la ley, que ninguna persona se ponga de sapa. Lo sé porque soy amiga de ‘Chily’ y en ciertas ocasiones me di cuenta de esas reuniones”, le dijo la mujer a las autoridades.

La testigo agregó: “La conozco desde niña porque se crio conmigo en la calle. Conozco a su familia, ella se llama Fanny Grueso. Cuando creció fue guerrillera del frente 30, luego se desertó y se metió a la Empresa, más o menos en 2008. Allá era la trabajadora de ‘Merado’ en Piedras Cantan. El año pasado se pasó a los Urabeños y allá la ascendieron como comandante del grupo San Yu (…) tiene a cargo varios mujeres (…) lo sé porque ella misma me lo comentó a mí y a otra amiga de las dos, de nombre ‘Paola’, eso fue en el mes de abril de este año, cuando nos encontramos las tres en la casa de ‘Chily’, la cual se ubica en el sector de Piedras Cantan”.

Las declaraciones de estas personas le permitieron a la Policía armar el organigrama de la banda que maneja Grueso Bonilla y también la relación sentimental que sostenía con ‘Alfredo’, uno de los comandantes de los Urabeños que manejaba el sector denominado El Arenal. Asimismo, que gracias a la descripción que varios dieron del lugar donde residía, las autoridades lograron identificar que se trataba de una de las denominadas ‘casas de pique’.

En más de 20 diligencias, entre interrogatorios, declaraciones juramentadas y reconocimientos fotográficos, la Policía logró la plena identificación de Fanny Grueso, quien después de tener una orden de captura, emitida por el juzgado de Popayán en noviembre de 2012, se logró que tuviera circular azul de la Interpol y fuera arrestada en Chile. En este país, al que llegó por la presión de las autoridades hace pocos meses, siguió delinquiendo en temas de narcotráfico. A su llegada a Bogotá será judicializada por los delitos de concierto para delinquir, homicidio, fabricación, tráfico y porte ilegal de armas, desaparición forzada y tortura.

smartinezh@elespectador.com

@santsmartinez

Por Santiago Martínez Hernández

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