"Nadie del Gobierno me ha llamado, para nada": Yirley Velasco, lideresa amenazada

Víctima de los paramilitares, Velasco planea dejar -de nuevo- el corregimiento El Salado tras el anónimo lleno de amenazas que deslizaron por la puerta de su casa el sábado pasado. Ella y su familia están en riesgo y sin protección.

Diana Durán Núñez / @dicaduran
04 de julio de 2019 - 11:00 a. m.
Yirley Velasco tiene 33 años, dos hijos y amenazas en su contra por liderar procesos con víctimas del conflicto.   / Diana Durán - El Espectador
Yirley Velasco tiene 33 años, dos hijos y amenazas en su contra por liderar procesos con víctimas del conflicto. / Diana Durán - El Espectador

El 29 de junio de este año, en un sobre amarrado con una cintilla negra llegó un mensaje a la casa de la lideresa Yirley Velasco: "No te queremos en los Montes de María", le dijeron desde la comodidad del anonimato. "Sapa". "Guerrillera". "Te vamos a matar". Como si eso no fuera suficiente, añadieron una última sentencia: "Tu hijto será el próximo del video", en referencia clara y explícita al hijo de María Pilar Hurtado, quien vio cómo asesinaban a su madre, lideresa de Tierralta, hace dos semanas.

Velasco, con su fundación Mujeres Sembrando Vida, acompaña a mujeres que han padecido la violencia sexual. La misma que ella vivió en carne propia durante la masacre de El Salado en el año 2000. Pero su trabajo incomoda, solo que ella no sabe a quién, exactamente. Tampoco quiere parar, aunque no se siente capaz de ignorar las amenazas que le han llegado. Por eso ha tomado la decisión de dejar su tierra, tratando, sobre todo, de poner a salvo a sus hijos y a su madre. Desde Cali, donde estaba en el evento "Mesa por la protección a la vida de las mujeres", organizado por la Procuraduría, habló con este diario. 

Esta no es la primera amenaza que usted enfrenta...

En enero y febrero también fui víctima de amenaza con esos mensajes: que me van a matar, que van a matar a toda mi familia, a mis hijos, dándome un tiempo para salir de de El Salado.

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En ese momento, ¿cuál era la coyuntura? ¿Cuál era el trasescena que podía estar incomodando a alguien? 

Llevo todo un proceso de liderazgo muy fuerte, acompaño a las mujeres en todas las veredas del corrimiento El Salado, del municipio del Carmen de Bolívar. En este momento estamos acompañando a 120 mujeres. Soy la representante legal de la Asociación "Mujeres sembrando vida víctimas de violencia sexual". Yo fui víctima de violencia sexual en El Salado por los paramilitares y, como entenderás, el tema de violencia sexual en bastante fuerte. A mucha gente le incomoda que se sepan cosas que pasaron, que siguen pasando. En enero y febrero estábamos en el acompañamiento de mujeres que quisieron denunciar, creo que eso a mucha gente no le gustó. Creo que por ahí puede ser.

Por esas amenazas capturaron a alguien, ¿qué pasó con esa persona? 

Sí, capturaron a un hombre de allá de El Salado. La Fiscalía logró recoger pruebas, las llamadas y todo salió de El Salado. Pero yo seguía, y sigo, con ese sinsabor de que hace falta algo, de que alguien todavía sigue. ¿Con qué objetivo? No lo sé. Lo que me preocupa es que saben muchas cosas de mi casa, dónde estoy, qué estoy haciendo, todo.

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La amenaza del sábado pasado decía que la Policía les dice todo de usted. ¿Esa afirmación puede ser cierta? ¿Tiene, al menos, sentido? 

Empezaron las amenazas otra vez desde el miércoles pasado, cuando estaba en un evento con la Comisión de la Verdad en Cartagena. Al salir del evento me llaman y me dicen: "Perra hijueputa, sabemos que estás en Cartagena, sabemos que estás con la Comisión de la Verdad, sapa, guerrillera, te vamos a matar a tus hijos". Yo quedé... saben dónde estoy (siempre). Y desde ahí mensajes de texto para mí, mensajes de texto para toda mi familia. "Te vamos a matar, vamos a matar a tu madre, te la vamos a picar y a poner en la puerta de tu casa", saben que ese es uno de mis puntos débiles, mi mamá y mis hijos. A mi hija, que me la van a matar. A mi hijo, que me lo van a matar. Y el domingo en la madrugada mi hija se levantó al baño y encontró un sobre que metieron por la puerta de mi casa en El Salado. Ahí sí que quedamos muy afectados, mis hijos, principamente. El panfleto decía que que me iba a pasar igual o peor que a María Pilar, que mi hijito sería el próximo del vídeo que los policías son los aliados. A mí siempre me ha gustado hablar con la verdad y la Policía siempre he estado haciéndome el acompañamiento. Desde la primera amenaza siempre estuvieron ellos muy atentos y ahora sigue igual. No puedo decir algo de lo que no tengo conocimiento o no estoy segura.

¿Qué está pasando en El Salado, donde están hasta despellejando perros para cundir el terror? 

El tejido social en El Salado se quebrantó desde la masacre. El Salado era un pueblo muy pujante, la gente trabajaba en articulación. Ya no. El Salado ha tenido muchas intervenciones, algunas buenas y otras no tan buenas. Cosas como los proyectos productivos beneficiando siempre a la misma familia, pues la familia que no fue beneficiaria ahí queda con el sinsabor, el rencor. Cosas como esas fueron las que llevaron a que el tejido social en El Salado se rompiera totalmente. Y que, además, El Salado ha sobrevivido a dos masacres: 97 y 2000. Otra cosa es que en El Salado el trabajo se hizo al revés.

¿A qué se refiere? 

Primero empezaron con la infraestructura, ¿y el acompañamiento psicosocial qué? ¿Dónde está? Mi mamá tiene problemas psicológicos muy graves, colapsó, ha estado internada, intentó quitarse la vida. ¿Y quién le está haciendo ese acompañamiento a ella? Nadie. Yo traté de que mi hijo no viera ese papel, pero las noticias... porque ustedes también, disculpa que te lo diga, tienen el poder o de jodernos la vida o de ayudarnos. Resaltan ahí: "Tu hijito será el próximo del video". Yo no quería que se manejara así, es una cuestión muy dolorosa. 

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¿Cuántos años tiene él? 

Tiene 12 años.

¿Y qué dijo al conocer el mensaje?

Pues él está muy afectado. Llora muchísimo. Pero ahí seguimos nosotros como familia, unidos en esta lucha. Mucha gente me dice: "¡Ya yo me hubiese ido!

¿No le dan ganas de salir corriendo? 

Claro, claro que sí. Claro que me dan ganas de salir corriendo, de salir y dejar todo abandonado. Pero...

¿Qué se lo impide?

Me duele el alma dejar mi territorio, me duele el alma dejar ese proceso, me duele el alma dejar esas mujeres que han creído mucho en nosotras y en mí. Pero también tengo que pensar en mi familia, en mis hijos, en mi seguridad, en mi tranquilidad.

¿Algún gobierno le ha ofrecido la mano? 

No, yo soy la que va a salir a buscar una casa. Con ayuda de la Procuraduría estoy tocando puertas en la Alcaldía del Carmen de Bolívar para ver qué qué pueden aportar, yo soy madre cabeza de hogar, me toca levantarme todos los dìas a ver dónde consigo el pan. No es nada fácil. Para mí es un desplazamiento.

O sea, ¿se va a ir de El Salado?

Sí.  

Usted, que está en la región, ¿podría afirmar que los paramilitares volvieron?

Se han presentado cuestiones que lo lleva a uno a pensar que pueden estar nuevamente armándose. Ha habido enfrentamientos y hay bandas criminales rondando. Algo hay. 

¿La gente de El Salado está asustada? 

Yo creo que en este momento la gente está intranquila. Es que seguridad no es solamente poner un escolta, segridad incluye muchas cosas: bienestar, tranquilidad, que en realidad podamos trabajar en el territorio sin que esto pase. Esos compromisos que quedaron (de la Mesa por la Vida en enero pasado) no los cumplieron la Gobernación, la Alcaldía. No pasó nada.

Esa fue la época en que el ministro de Defensa, Guillermo Botero, envió tropas y vehículos artillados, y luego aseguró que en El Salado la seguridad estaba garantizada. ¿Sirvió lo que hizo el ministro? 

Eso fue una cosa espantosa, hasta mandaron un avión fantasma, que quería reventar techo. Eso nos llevó al año 2000, porque cuando fue la masacre del año 2000 un avión de esos rodeaba. Fue peor la cura que la enfermedad. 

¿Ha valido la pena denunciar la violencia sexual? 

Estoy totalmente convencida: ha valido la pena. Muchas mujeres que no se atrevían a hablar, hoy en día están empoderadas. Se atrevieron a denunciar. Para mí, sí ha valido la pena.  

Para el futuro inmediato, ¿qué viene? 

No sé. No sé. Me toca cambiar de vida, me toca también hacerle ese cambio a mis hijos, que es lo que me tiene bastante... Mi hija termina este año sus estudios en El Salado y me dice que no se quiere ir, que quiere terminar con sus amigos. No sé qué viene, pero yo voy a seguir en esta lucha, en todo el trabajo que llevamos como asociación "Mujeres sembrando vida", que venimos trabajando todo el tema de derechos sexuales y reproductivos en las diferentes veredas... es bastante fuerte, no es nada fácil. Pero ahí seguimos. Lo más importante es no callar, hay que hablar, alzar la voz y unirnos. 

¿Tiene esquema de seguridad? ¿La ha contactado la Unidad Nacional de Protección? 

No, solo estoy con la Policía. Me imagino que me están haciendo el estudio de riesgo y eso, creo que es lo que está pasando porque en la Fiscalía me dijeron que lo iban a pedir. 

¿Del Gobierno nadie? ¿Ni una llamada? 

¿Presidencia? No. Nada, para nada. 

Nota de la Editora: Después de publicada la entrevista, voceros de la Unidad Nacional de Protección (UNP) contactaron a este diario para informar que la entidad reforzó el esquema de seguridad de Velasco desde las amenazas de enero de este año (aunque, cabe aclarar, ella no tiene escoltas de la UNP). Confirman que también le entregaron recursos para la reubicación de ella y su núcleo familiar y que, por petición de la propia Velasco, le han dado apoyo psicosocial.

Por Diana Durán Núñez / @dicaduran

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