“Ñeñe Hernández” y “Marquitos Figueroa”, las pruebas de su cercanía

Meses después del asesinato de José “Ñeñe” Hernández en Brasil, El Espectador pudo conocer algunos testimonios que demostrarían la vinculación del ganadero con la organización delincuencial dirigida por el presunto narcotraficante de La Guajira.

Redacción Judicial
04 de agosto de 2019 - 02:17 a. m.
 Marcos de Jesús Figueroa fue extraditado a Colombia en 2016. / Gustavo Torrijos-El Espectador
Marcos de Jesús Figueroa fue extraditado a Colombia en 2016. / Gustavo Torrijos-El Espectador

El 16 de julio de este año, un preso del complejo carcelario de La Picaleña, en Ibagué- Tolima, esperaba con afán la boleta de libertad que lo sacaría del penal en el que estaba desde hace poco más de tres años. Era Marcos de Jesús Figueroa García, más conocido como Marquitos Figueroa, considerado uno de los criminales más peligrosos del norte del país. Además señalado como la cabeza de una organización dedicada al contrabando de gasolina, narcotráfico y servicios de sicariato, habría sembrado, durante muchos años, el terror en La Guajira, de la mano del dominio político que ejercía Francisco Kiko Gómez en la península.

Cuando Figueroa fue extraditado de Brasil hacia Colombia en 2016, parecía que iba a estar un largo tiempo en prisión por la gravedad de los cargos por los que era solicitado: homicidio, narcotráfico, lavado de dinero, entre otros. No obstante, la mayoría de las investigaciones en su contra, a pesar de contar con pruebas suficientes (según allegados a los casos), no han pasado de la imputación o han dejado que se les venzan los términos. Este ultimo es el caso de los homicidios de la exalcaldesa de Barrancas, Yandra Brito, -ejecutado el 28 de agosto de 2012- y Daniel Deluque Taborda, alias el ‘Venezolano’, registrado también en 2012 en Valledupar.

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El de Yandra Brito es el proceso más avanzado. Han sido sentenciados Diomedes Villamizar, conocido como el ‘Cantante’ y sicario de la organización de Figueroa, condenado a 35 años por el homicidio de la líder política; y el exgobernador de La Guajira Francisco Kiko Gómez, condenado por la Corte Suprema a 55 años de prisión como principal determinador de la muerte de Brito. A pesar de estos precedentes, la Fiscalía dejó pasar 120 días en ambos procesos desde que se radicó la acusación sin que comenzara el juicio en contra de Marquitos, lo cual permitió que, en menos de un mes, se expidieran dos boletas de libertad en su favor.

A pocas horas de que Figueroa pusiera un pie fuera de La Picaleña llegó una nueva orden de captura. El abogado Miguel Ángel del Río alcanzó a validar el papel que lo ponía nuevamente tras las rejas por su posible responsabilidad en el crimen de Óscar Rodríguez Pumar, un hombre de 33 años que fue asesinado el 18 de agosto de 2011 en el barrio El Prado de Barranquilla. En ese caso también han sido vinculados familiares de Figueroa y figuras de la costa Caribe como el exalcalde de Tenerife extraditado a EE. UU. por narcotráfico, Ómar Alejandro Vanegas, conocido como ‘Roco’ y quien estaría dispuesto a hablar con la Fiscalía para aclarar asuntos de este proceso, o el fallecido empresario y ganadero José Guillermo Ñeñe Hernández.

(Puede ver: Incautan $1,2 billones en bienes de “Mandarino” y “Marquitos Figueroa”)

Las dos caras del Ñeñe Hernández

Cuando el país se enteró del asesinato de Ñeñe Hernández en Brasil, cometido en mayo de este año, las primeras versiones indicaban que el empresario, ganadero y pareja de la exreina María Mónica Urbina había perdido la vida al resistirse al robo de un reloj marca Rolex cuando abordaba un taxi en la ciudad brasilera Uberaba. Cantantes como Poncho Zuleta, ganaderos, congresistas y hasta el expresidente Álvaro Uribe lamentaron su partida. “Causa muctho dolor el asesinato de José Guillermo Hernández, finquero del Cesar, asesinado en un atraco en el Brasil donde asistía a una feria ganadera”, declaró en su momento el líder del Centro Democrático.

Tras su muerte, no solo se recordaron sus inclinaciones políticas –como su apoyo a Iván Duque en campaña–, sino que salieron a la luz posibles nexos con el narcotráfico y el contrabando de gasolina de la mano de Marcos Figueroa. Un mes después de su crimen, la Fiscalía ocupó cientos de bienes que habrían sido adquiridos con dineros provenientes de las actividades delictivas de Marquitos. Entre quienes figuraban como dueños de dichas propiedades estaban Armando Gnecco, conocido como ‘Mandarino’, y José Guillermo Ñeñe Hernández, hasta ese momento reconocido como miembro de la alta sociedad de Valledupar.

::Denuncian amenazas e irregularidades en caso de "Marquitos Figueroa"::

Los bienes incautados a Figueroa y a los otros dos hombres sumaban un total de $1,2 billones, según peritos especializados, y estaban localizados en el norte del país (La Guajira, Bolívar, Magdalena y Cesar). Fueron cerca de 6.000 hectáreas de tierra, 11.949 cabezas de ganado, cinco estaciones de gasolina, entre otros. Llamó la atención una gigantesca finca en Cartagena en la que se tenía proyectada la construcción del nuevo aeropuerto de la ciudad. Más allá del millonario valor y lujo de las propiedades ocupadas, según fuentes cercanas al caso, al ente acusador le quedó una duda: ¿era el Ñeñe un testaferro de Marquitos o financiaba su organización?

Por otro lado, y en la misma época, la muerte de Hernández rescató del olvido una investigación por homicidio que demostraría que la relación entre Figueroa y el empresario iba más allá de un mero nexo económico, e incluso indicaría la pertenencia de este último a la estructura criminal de Marquitos. Es el caso de Óscar Rodríguez Pumar. El Espectador conoció pruebas en poder de la Fiscalía que no solo ratificarían la vinculación de Marquitos Figueroa con esta muerte (por la que está detenido desde hace un mes), sino que podrían establecer que José Ñeñe Hernández fue, en efecto, uno de los principales determinadores del homicidio.

Testimonios claves

Entre las pruebas recolectadas para probar el lazo entre el Ñeñe y Marquitos, la Fiscalía tiene en su poder declaraciones de dos testigos que vendrían de las entrañas del grupo criminal: el autor material del homicidio de Óscar Rodríguez Pumar y un testigo protegido que habría sido parte del engranaje criminal de Marquitos Figueroa. Por ellos se conoció que la muerte de Rodríguez fue un error y que el verdadero objetivo era su padre, Carlos Rodríguez, prestamista a quien Hernández, al parecer, le adeudaba cerca de $1.000 millones, deuda que ha negado rotundamente la familia del Ñeñe Hernández.

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Diego Armando Acuña, alias Dieguito, aceptó ser la persona que mató a Óscar Rodríguez Pumar, a quien primero disparó en dos ocasiones cuando se estaba bajando del carro de su padre y luego remató cuando intentó huir por la puerta del copiloto. También les contó a las autoridades que él no vivía en Barranquilla para ese tiempo, sino que fue llamado por hombres de Marquitos para viajar desde Bogotá a hacer “la vuelta”, por la que le habían prometido una millonaria suma que no le pagaron completa, dijo él, por el error cometido. La confusión se dio porque, normalmente, Rodríguez padre nunca dejaba manejar a otra persona su automóvil.

Dieguito, que alcanzó a salir de la cárcel por vencimiento de términos –como muchos miembros de la agrupación de Marquitos– y fue recapturado por hurto en febrero de este año, reveló un dato esencial para los investigadores: que Marquitos Figueroa sería el “patrón” de la organización que lo contrató para el asesinato y que el Ñeñe Hernández lo habría ordenado. Se enteró, dijo, por el hombre que lo reclutó, quien a su vez dependía de un sobrino de Marquitos, Milton Figueroa, alias Norte; y señaló que el exalcalde Vanegas también estaba involucrado. Dieguito declaró en marzo de este año, casi dos meses antes de que el Ñeñe Hernández fuera asesinado en Brasil.

(Puede ver: “Ñeñe Hernández”, esposo de Mónica Urbina, sufrió atraco y fue asesinado en Brasil)

El segundo testimonio, de un hombre que ha tenido acceso directo a la organización de Marquitos y cuya identidad ha protegido con recelo la Fiscalía, incluye posibles detalles de la planeación del asesinato. Según narró el exmiembro de la organización criminal, el Ñeñe Hernández, junto con un venezolano que recibía el alias de ‘Peco’, habría hecho una “vaca” con el fin matar a Carlos Rodríguez –que había estado dos años fuera del país pagando una pena de lavado de activos en EE. UU.– para esquivar así la mencionada deuda de $1.000 millones. Al parecer, el Ñeñe Hernández decía haber sido amenazado por Rodríguez: o le pagaba o este le “enviaba” a ‘Los Rastrojos’.

Para matar a Carlos Rodríguez, de acuerdo con el testigo protegido, José Ñeñe Hernández, Peco y el exalcalde Vanegas -que también tenía una millonaria deuda con el sastre y empresario- habrían pagado $200 millones a Marquitos para que Paul Corrales, su jefe de sicarios, contratara a alguien que cometiera el ilícito. Incluso, contó que el plan de Marquitos era matar a Rodríguez y secuestrar a su hijo Óscar, para exigirle a la madre que entregara “todas las propiedades de la familia”, una práctica que los investigadores del caso reconocen como “propia de una mafia”. Sin embargo, el plan salió mal y la víctima terminó siendo el hijo del sastre.

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Tras el mortal error, el Ñeñe Hernández no se quedó quieto, afirmó el testigo protegido. En reiteradas ocasiones le habría “rogado” a Marquitos que matara a Carlos Rodríguez, pues la millonaria deuda seguía vigente. Sin embargo, cuando iban a reanudarse las acciones contra el sastre para asesinarlo, las autoridades colombianas habrían comenzado la persecución contra Figueroa y lo habrían obligado a huir a Venezuela con otros miembros de su organización. Después, el presunto capo de La Guajira llegó hasta Brasil, país en el que estuvo con varios hombres de confianza hasta 2016, año en que fue ubicado y extraditado a Colombia.

El 6 de julio de 2018, el testigo protegido entregó a la Fiscalía todos los pormenores que conocía sobre la muerte de Óscar Rodríguez y el presunto rol del Ñeñe Hernández en ese homicidio. Es decir, diez meses antes de que el empresario y ganadero de Valledupar fuera asesinado. No obstante, Hernández no llegó a ser investigado por el caso, al menos no formalmente, y la justicia ya nada puede hacer para esclarecer si tuvo o no que ver con el asesinato de Óscar Rodríguez Pumar. “Cómo son las cosas: si la Fiscalía hubiera capturado a Ñeñe Hernández en su momento, este no habría fallecido en Brasil”, le dijo a este diario Miguel Ángel del Río, abogado de la familia Rodríguez.

Por Redacción Judicial

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