“No abrigo rencores ni sentimiento de venganza”: exmagistrado Rodrigo Escobar Gil

En el escándalo de Fidupetrol, la justicia terminó dándole la razón al exintegrante de la Corte Constitucional y declaró su inocencia. El abogado se declara muy afectado por el daño a su carrera y a su familia.

Redacción Judicial
17 de febrero de 2018 - 02:00 a. m.
Rodrigo Escobar Gil fue presidente de la Corte Constitucional entre 2007 y 2008. / Mauricio Alvarado - El Espectador
Rodrigo Escobar Gil fue presidente de la Corte Constitucional entre 2007 y 2008. / Mauricio Alvarado - El Espectador

“La Fiscalía me acusó de haber ejercido una influencia o presión indebida sobre el magistrado Mauricio González en un almuerzo, para que fallara en una tutela a favor de Fidupetrol. El magistrado González, en el juicio, declaró bajo la gravedad de juramento que en ningún momento yo ejercí una presión indebida sobre él, ni presión de ninguna clase, y que nunca le había hecho ninguna recomendación en ningún sentido. Por esa razón la acusación fue considerada como un hecho inexistente”.

De esta manera, el exmagistrado de la Corte Constitucional Rodrigo Escobar Gil, por ahora el único absuelto en el escándalo de Fidupetrol, explica el laberinto judicial que atravesó. Fue considerado inocente y ahora exige que se reivindique su buen nombre.

¿Exactamente para hacer qué tarea lo contrató Fidupetrol?

Me contrataron para prestar una asesoría jurídica especializada durante la revisión de la tutela en la Corte Constitucional. Es usual que lo hagan las empresas, y todos los exmagistrados de la Corte, en ejercicio de la profesión, hemos prestado este tipo de asesorías.

¿Asesoría para qué?

Para elaborar un concepto jurídico y unos escritos que debían presentarse ante la Corte. Elaboramos un concepto, sustanciamos tres escritos y se le hizo un seguimiento al caso durante un año.

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¿Quién firmó y presentó esos escritos?

Mi papel era actuar como asesor jurídico y Víctor Pacheco actuó como apoderado de Fidupetrol.

O sea, cuando usted llegó al caso, ¿la tutela ya estaba radicada y escogida?

Sí. Estaba radicada y seleccionada.

¿En qué momento ese trabajo se le volvió un problema?

Cuando se hace un montaje en mi contra, en donde, existiendo todas las pruebas de que se trataba de un trabajo eminentemente profesional, y la Fiscalía lo sabía, se escribe un gran novelón. La Fiscalía de aquella época les vende una información falsa y engañosa a los medios. Finalmente la concreta en un supuesto tráfico de influencias que, como ya dije, quedó completamente desvirtuado por los jueces de la República que, de forma insólita, revisaron mi caso en primera instancia dos veces, y la Procuraduría también. Se consideró que todo se ajustaba a la ley y se me declaró inocente.

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O sea, ¿está diciendo que los cerebros del montaje que usted reclama fueron Eduardo Montealegre y Jorge Perdomo?

Realmente fue la Fiscalía de aquella época. Digo que fue un montaje porque desde el primer día la Fiscalía sabía que el mío había sido un trabajo profesional. Sin embargo, ya doy por superado estos hechos. Esto me ha causado un daño irreparable, no solamente desde el punto de vista profesional, sino también en lo humano y personal. Con todo este escándalo se causó un gran daño a mi buen nombre y a mi prestigio. Durante 35 años ejercí mi profesión de abogado sin ninguna mácula. También he sido docente y académico en las principales universidades de Colombia y en importantes universidades de Latinoamérica. He sido presidente de la Corte Constitucional y en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos fui miembro y vicepresidente.

¿Qué razón tendría la Fiscalía de Montealegre para hacer un montaje en su contra?

Aquí no puedo analizar los motivos subjetivos. Lo que es absolutamente objetivo es que se montó una campaña de desprestigio sin fundamento. Desde el primer día, Mauricio González declaró que yo jamás había ejercido ninguna influencia indebida sobre él.

Usted es el único absuelto en este caso. Ya han sido condenados Hélber Otero, Víctor Pacheco y Abel Caballero. ¿Qué piensa del escándalo de corrupción que suscitó Fidupetrol?

Cada cual es dueño de su propio miedo. En el caso de Caballero y de Otero, la Fiscalía acudió a los poderes y las facultades que le da el sistema penal acusatorio para, en forma indebida, abusar de esos poderes e intimidar y presionar a estos directivos de Fidupetrol para que aceptaran su responsabilidad. Ellos aceptaron la responsabilidad, pero bajo el entendido de que lo hacían como un negocio, para resolver un problema personal y salir de la cárcel. Pero por su integridad y sus principios, jamás se iban a prestar para el juego de la Fiscalía de declarar contra personas inocentes. Así quedó totalmente establecido en la declaración que dio Otero ante la Corte Suprema de Justicia el año pasado, donde señaló que la Fiscalía lo había presionado, que lo había engañado y que él no se prestaba para declarar en mi contra.

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¿Usted cree que Otero y Caballero son inocentes?

Considero que ambos son plenamente inocentes. Ellos se vieron obligados a aceptar una responsabilidad penal para resolver una situación de carácter personal. En mi caso, como presidente de la Corte Constitucional, yo no podía acceder al juego de la Fiscalía y desde el primer día le di la cara a la justicia. Acudí a todos los interrogatorios y audiencias, absolutamente fortalecido por la tranquilidad que me daba la conciencia de haber actuado siempre bien y conforme a la ley. Por esa razón, esperé los resultados de la justicia y se ha podido demostrar en este caso cómo tenemos una justicia independiente, autónoma y unos jueces serios y comprometidos con el derecho y la justicia, quienes en sus actuaciones tienen como único propósito y finalidad que se haga justicia.

En ese orden de ideas, si Caballero y Otero, quienes supuestamente ordenaron hacer los pagos y las presiones indebidas, son inocentes, ¿también lo son Víctor Pacheco y Jorge Pretelt?

Voy a referirme a mi caso. No quiero hacer declaraciones sobre otros temas que son objeto de escrutinio por parte de la justicia.

Usted nos decía que este proceso lo afectó gravemente, tanto en el ámbito profesional, como en el personal. ¿Cuéntenos qué significa esa afectación?

En el campo personal, cuando se es acusado injustamente por unos hechos en que no se ha participado se genera un dolor muy grande en el alma. Pero además, cuando se hace un gran despliegue mediático, causa muchas angustias y sufrimientos a nivel personal y familiar. Desde ese punto de vista, la afectación es muy grande. Los abogados vivimos de nuestro nombre y de nuestro prestigio. Cuando públicamente se acusa injustamente a un abogado y se lo estigmatiza o humilla, se le causa un daño profesional. En mi caso, me vi obligado a renunciar a distintos contratos de asesorías jurídicas. Me considero víctima de un montaje perverso que se hizo en mi contra al acusarme de unos hechos que no tenían carácter de delito.

¿Perdió a gente cercana en este camino?

Sí. Este tipo de situaciones permiten darse cuenta de quiénes son los verdaderos amigos entre toda la cantidad de gente que siempre dice que son amigos, pero sólo lo dicen por razones de conveniencia. En realidad, quienes siempre han sido mis amigos siempre estuvieron ahí, pero mucha otra gente se distanció. Es lo propio de este tipo de situaciones.

¿Piensa demandar a la Fiscalía?

Una demanda tendría como finalidad buscar un reconocimiento económico. Dada mi trayectoria, a mí eso no me interesa. He salido muy fortalecido espiritualmente. No abrigo rencores ni sentimiento de venganza. Lo que sí quiero hacer es trabajar por la reivindicación de mi buen nombre. Pero, más que eso, yo fui relator para las Américas de las personas privadas de la libertad y quiero promover una campaña y trabajar para que en adelante este tipo de montajes en contra de inocentes no se vuelvan a presentar en este país y de esta manera, tratar de ser un apoyo muy grande para el mejoramiento de nuestra sociedad y justicia.

O sea, ¿está pensando en crear una fundación como la que formó Sigifredo López?

Sí. Realmente tengo una gran trayectoria en la defensa de la libertad personal. No sólo fui relator de las personas privadas de la libertad, en donde me correspondió visitar gran parte de los establecimientos carcelarios de toda América, sino que también como magistrado de la Corte Constitucional promoví una sentencia en donde, por primera vez en Colombia, se dijo que la detención preventiva era una medida excepcional y que la regla general debía ser la libertad. En esa dirección, creo que el mundo y la vida me han puesto en una situación para defender a todas esas personas que en Colombia puedan estar acusadas siendo inocentes por razones ajenas a la buena administración de justicia.

Después de esta experiencia, ¿volvería a aspirar a un cargo público?

La verdad es que con esta experiencia es suficiente. Todo esto obedeció a rumores que existían sobre mi posicionamiento para ocupar el cargo de procurador o fiscal, y en realidad lo que quiero hacer es prestarle un servicio al país desde un ámbito diferente.

¿Qué opinión le merece Víctor Pacheco?

Es un hombre que se prestó para un gran montaje y lo considero falto de escrúpulos.

¿Y Jorge Pretelt?

Prefiero no referirme a ninguno de mis excolegas de la Corte por el respeto debido.

Por Redacción Judicial

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