Santofimio demanda la investidura de Juan Manuel Galán

Alberto Santofimio y Juan Manuel Galán. /Archivo

Ricardo Cifuentes, abogado del excongresista Alberto Santofimio –condenado a 25 años de prisión por la muerte del candidato presidencial Luis Carlos Galán–, demandó la investidura de Juan Manuel Galán, primogénito del político inmolado.

Lo hizo en una carta enviada al presidente del Consejo de Estado, magistrado Alfonso Vargas Rincón, en la que denunció que el senador Galán habría incurrido en un tráfico de influencias al usar su cargo para hacer que el gobierno sacara del proyecto de Código Penitenciario, que hace trámite en el Congreso, un artículo que le daría a los reclusos mayores de 65 años, entre ellos Alberto Santofimio, la posibilidad de recibir libertad condicional.

Durante la discusión del nuevo Código Penitenciario en el Congreso el senador Juan Manuel Galán denunció la existencia de un “orangután” que se había metido en el referido proyecto de ley para, según él, beneficiar directamente a Alberto Santofimio. La denuncia llevó a que el gobierno anunciara el retiro del cuestionado artículo y que a su autor, el representante Rubén Darío Rodríguez, tuviera que salir a dar explicaciones.

Rodríguez señaló que no tenía ningún interés en favorecer a Santofimio y que su propuesta la hacía con fines humanitarios. “No puede ser un mico porque no lo he hecho a espaldas de nadie ni lo he presentado a última hora. He venido presentando esa propuesta desde el primer debate, he hecho los análisis, expuesto todos los argumentos y quiero que el Senado la discuta”.

De acuerdo con Ricardo Cifuentes la presión de Juan Manuel Galán fue indebida y constituyó un abuso de su posición. “Es perfectamente claro que Juan Manuel Galán, valiéndose de su investidura, influyó con sus declaraciones públicas ante el gobierno, para comprometerlo a impedir que en el trámite del proyecto de ley fuera a prosperar la propuesta hecha por el representante Rubén Darío Rodríguez a fin de satisfacer sus odios e intereses personales”.

Y agregó: "El senador Galán, en ejercicio de su odio enfermizo, prefiere que los adultos mayores que hayan purgado la tercera parte de la pena se queden padeciendo las condiciones inhumanas que se viven en las cárceles colombianas antes de que el doctor Santofimio vaya a quedar en libertad”. Por ello lo denunció ante el Consejo de Estado.

De esta forma se escribe un nuevo capítulo en la pugna que durante años han librado los hijos de Galán, Juan Manuel, Carlos Fernando y Claudio, con el excongresista Alberto Santofimio, quien a ojos de la justicia fue el determinador del magnicidio de Galán, perpetrado por el cartel de Medellín el 18 de agosto de 1989 en Soacha (Cundinamarca). Varias veces la familia de Galán ha señalado a Santofimio como el “cerebro” del magnicidio.

El excongresista, por su parte, afirma que la familia del asesinado jefe liberal sostiene una persecución en su contra. “Si me hubieran matado habría sido más fácil y expedito y me habrían economizado a mí y a mi familia este terrible vía crucis. Pero resolvieron matarme a pedacitos con procesos judiciales”, le dijo Santofimio a la periodista Cecilia Orozco, en una entrevista para este diario, en 2011.

El Espectador intentó comunicarse con el senador Juan Manuel Galán pero no fue posible, aunque él mismo ya ha descrito esa tensión que se ha vivido entre la familia Santofimio y la familia Galán. En 2006, al inicio del juicio contra Santofimio, el hijo del candidato presidencial le dijo a la revista Semana: “Me ha sorprendido, pero no me afecta, la forma retadora como Santofimio mira a mi mamá, o nos mira a mi hermano y a mí. Lo mismo hace su hijo”.

Y agregó: “El primer día dijo que este juicio era producto de un odio visceral contra él y que lo estamos persiguiendo. Tiene unos giros que inclusive Claudio, mi hermano, nos hizo notar: nos ataca, pero después nos ‘entiende’. Afirma que hemos convertido ese dolor, que dice comprender, en un odio y en una persecución contra él”.

Cuando a Santofimio lo absolvieron en segunda instancia los Galán lucharon para que el proceso llegara a la Corte Suprema de Justicia que, finalmente, lo condenó a 25 años de prisión en 2011. Santofimio nunca ha dejado de insistir en su inocencia.