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La tragedia de los Urrego continúa

La familia le pidió a un juez de familia que le quitara la patria potestad al asesino y exesposo de Viviam, Giovanny Moreno, sobre Sofía, la hija de ambos.

Redacción Judicial
31 de marzo de 2015 - 03:16 p. m.
Viviam Urrego, asesinada el 31 de marzo de 2012, con su hija Sofía. / Archivo particular
Viviam Urrego, asesinada el 31 de marzo de 2012, con su hija Sofía. / Archivo particular

Hace tres años la plazoleta de comidas del centro comercial Gran Estación de Bogotá se convirtió en un escenario macabro. El 31 de marzo de 2012 Viviam Urrego, quien estaba junto a su hija recién nacida, Sofía, fue asesinada por su esposo, Giovanny Ceballos. El hombre, tras un último intento de convencer a su esposa de que estuvieran juntos de nuevo, le propinó más de 20 puñaladas ante la mirada atónita de decenas de personas, entre los que se encontraban familiares de la pareja. El Tribunal de Bogotá confirmó la sentencia a 40 años de prisión contra Ceballos, a quien además le suspendieron la patria potestad de Sofía por 15 años.

Para la madre de Viviam, Rocío Pulido, la situación de la patria potestad de su nieta los ha llevado a vivir un viacrucis durante tres años. Desde que quedó en firme la condena de Ceballos, los abuelos maternos han buscado la forma de adelantar el proceso de adopción de Sofía, quien apenas tiene tres años, para que en el futuro no tenga vínculo alguno con el asesino de su madre. Sin embargo, el padre todavía tiene derechos legales sobre su hija, por lo que la familia Urrego Pulido dio inicio a los trámites ante el Instituto de Bienestar Familiar. En agosto de 2014 entregaron la documentación para pedir que Ceballos perdiera la patria potestad. Fueron admitidos, y el 16 de septiembre de 2014 comenzó el proceso ante el Juzgado 23 de Familia de Bogotá.

Los abuelos maternos de Sofía buscan que Ceballos deje de ser el representante legal de la menor. Angélica Urrego, tía de la menor y hermana de Viviam, le dijo a este diario que Ceballos y sus familiares han intentado acercarse a la niña, “sabiendo que los comportamientos de estos agresores y asesinos vienen del núcleo de una familia que no tiene principios ni valores, y asimismo se criaron en un entorno lleno de violencia”. Sin embargo, para lograr este objetivo han tenido más tropiezos que éxitos. Primero fue el paro judicial que los dejó estancados por tres meses y luego, desde que se reactivaron las diligencias el pasado 15 de enero, Ceballos no se ha notificado.

Por esta razón, el juez de familia ordenó el pasado 11 de febrero enviar un oficio al director de la cárcel de Picaleña en Ibagué, lugar de reclusión de Ceballos, para que le avisara al padre de Sofía sobre el proceso que cursa en su contra. La familia Urrego Pulido aún no ha recibido respuesta, a pesar de que tiene la notificación de que la correspondencia llegó hasta el despacho de la dirección de la prisión. “No sabemos si el Inpec no procede o él (Giovanny Ceballos) no contesta”, señaló la abuela de la menor, quien agregó que la urgencia se debe a que, a pesar de que tienen la custodia de Sofía, Ceballos sigue siendo su padre y no la pueden adoptar ni “borrar ese apellido de sus vidas”.

La muerte de Viviam Urrego generó una oleada de rechazo por su sevicia. Además fue un caso insignia de la violencia contra la mujer, ya que se trataba de una historia marcada por los maltratos y los continuos actos de violencia. La mujer vivió varios meses con Ceballos en Costa Rica, donde nació Sofía. Sin embargo, cuando se repitió un episodio en el que su esposo —quien no le quería dar el divorcio— le propinó una golpiza, decidió escapar a Colombia.
Llegó con Sofía a Bogotá el 7 de enero de 2012. Durante esa época eran constantes los intercambios de correos electrónicos entre la pareja. El último mensaje fue el 8 de marzo de 2012, justo antes de que él viniera a Colombia a buscarla. No le perdonaba que lo hubiera dejado: “Esto que me hiciste es imperdonable, casi que peor que todo lo que ha pasado entre tú y yo, pero yo te aseguro que miraré hacia delante y no hacia atrás con tal de no recriminarte este suceso tan feo y bochornoso”. Un día antes del homicidio, Urrego logró que a su hija le dieran la doble nacionalidad, un hecho que, según su madre, le salvó la vida a Sofía, pues de otro modo las autoridades de Costa Rica se la hubieran quitado.

Desde el asesinato de su hermana, Angélica Urrego impulsó una campaña contra la violencia de género, en la que a través de los hashtags #NiUnaMas #CasoViviamUrrego buscaba generar conciencia contra el maltrato a través de las redes sociales. Junto con su madre, Rocío Pulido, sólo le pide celeridad a la justicia para romper el parentesco de Sofía con Ceballos. Ya que “mi sobrina ha sido la víctima directa de todo este trágico suceso protagonizado por su padre. Oírla hacer preguntas tan difíciles como: ‘¿Dónde está Vivi, tía?’, y responderle: ‘En el cielo, mi amor, cuidándote’. Ha sido la etapa más dura para toda la familia, con un gran temor, porque llegarán los días donde empezará a indagar sobre la historia de sus padres y por qué vive con su tía y abuelos”.

Por Redacción Judicial

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