La agricultura urbana llegó a los hoteles

Con la implementación de huertas verticales y otras practicas, los hoteles buscan resaltar su lado ecológico y amigable con el medio ambiente para ayudar a mitigar los efectos del cambio climático.

Yenifer Rodríguez M.
19 de septiembre de 2015 - 03:29 p. m.
Ajedrez mágico, una forma de decorar espacios y cuidar el medio ambiente. / Cortesía Biohotel - Carlos Rojas.
Ajedrez mágico, una forma de decorar espacios y cuidar el medio ambiente. / Cortesía Biohotel - Carlos Rojas.

Con los nefastos efectos generados por el cambio climático muchas personas han tomado conciencia sobre la situación y han optado por un estilo de vida amigable con el medio ambiente. Las empresas, por su parte, han cambiado sus prácticas para ser más sostenibles, reduciendo en gran parte los desechos y reutilizando materiales.

Entre las ideas que están aportando para cambiar el mundo, se encuentra la iniciativa de Samuel Huertas, un contador público colombiano que creó Biohotel, un hotel que integra la agricultura urbana donde desarrolla nuevos procesos en sus instalaciones, que más allá de brindar hospedaje a sus visitantes, realiza un acompañamiento pedagógico para que sus usuarios conozcan esta nueva alternativa que genera gran parte de lo que ofrece el menú del lugar.

Este modelo, que está revolucionando la industria hotelera y turística en Bogotá, no sólo se basa en la agricultura urbana y en las huertas verticales, también emplean paneles solares que proporcionan un poco más del 50% de energía durante el día. Además, gran parte de sus elementos decorativos son objetos que han sido reutilizados, al igual que las aguas lluvias. Otro gran aporte que realiza Biohotel con el medio ambiente es el “remplazo del pegamento de los tubos de PVC, que es altamente tóxico, por un sistema térmico”.

Por su parte, Carlos Rojas, jardinero y experto en agricultura urbana, fue quien implementó las huertas verticales en el hotel. Esta alternativa tiene como objetivo que las personas aprendan cómo funciona y cómo se hace una huerta de este tipo para que luego cada familia pueda cosechar sus propias hortalizas.

Con tan sólo 10 mil pesos cada persona puede construir una huerta vertical. Sólo necesitamos unas cajas de cerveza o gaseosa, las plantas y tierra. De hecho, el sistema está pensado para que un niño de 7 años pueda hacerlo sin necesidad de tener conocimientos en agronomía u otras cosas, además no se manejan herramientas peligrosas como azadones, la única es una cuchara”, explica Rojas, quien ha dedicado gran parte de su vida implementando alternativas sostenibles.

Huertas verticales /Foto: Carlos Rojas.

La filosofía que maneja Biohotel, según cuenta don Carlos, es la de demostrar cómo se puede ser autosostenible en una ciudad, con un desarrollo normal y sin afectar el medio ambiente “creando alternativas para que la gente en la ciudad pueda producir sus alimentos, algo que para una persona citadina puede resultar diferente y desconocido”.

Entonces, “la idea es que los visitantes y los huéspedes conozcan los modelos de agricultura vertical y la estructura del hotel, donde la gran mayoría de elementos son orgánicos, naturales”, manifiesta Rojas, quien añade que la idea “ha sido un éxito” para Biohotel, teniendo en cuenta que abrió sus puertas en enero de este año. (Lea: Bogotá tiene el primer hotel ecológico de Latinoamérica).

Para esto, cualquier persona puede asistir a recorridos que realiza el personal del hotel para que se capacite y conozca cómo se trabaja con las huertas y todo lo que se encuentra allí. Desde un niño, un ama de casa, hasta un profesional pueden ir para que aprendan de estos procesos.

Lo que pretenden con esta iniciativa es que las familias puedan poner en práctica la agricultura urbana, que no sólo contribuye con el medio ambiente sino que resulta cómodo para el bolsillo de los bogotanos. De hecho, esta alternativa –señala Rojas- lograría mitigar, aunque sea un poco, los devastadores efectos que se han producido en diferentes regiones del país a causa del fenómeno de El Niño.

Hasta el momento, Biohotel han tenido gran acogida, no solamente desde el punto de vista económico sino en el aspecto de la “agrosostenibilidad”. “Con esto se ayuda notablemente al cambio climático, se mitigan muchos efectos de contaminación y se genera un ahorro absoluto del agua”.

Sin embargo, don Carlos asegura que “tenemos que empezar a cambiar el pensamiento, debemos empezar a dejar de mirar el suelo como algo con desprecio para evitar su contaminación. Tenemos que conocer más sobre esta situación” que nos afecta y a la que cada persona puede aportar en algo para cambiar el panorama.

“Es hora de que cada uno empiece a producir un poco de lo que consumimos. ¿Qué por qué no lo hacen? Porque nadie les ha enseñado, porque no conocen, por eso queremos cambiar ese pensamiento para que haya una transformación; muchas personas que pasan por el hotel y no tienen idea de lo que es cultivar terminan convencidos y encantados para empezar a producir sus huertos en casa”, finaliza.

Por Yenifer Rodríguez M.

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