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Así va la ampliación del Chiribiquete

En marzo de 2013 el Parque Nacional pasaría de tener 1,5 a 3 millones de hectáreas, convirtiéndose en la reserva más grande del Amazonas.

Angélica María Cuevas G.
17 de diciembre de 2012 - 10:00 p. m.
Chiribiquete está entre San Vicente del Caguán y Puerto Solano (Caquetá) y San José del Guaviare (Guaviare).   /Parques Nacionales
Chiribiquete está entre San Vicente del Caguán y Puerto Solano (Caquetá) y San José del Guaviare (Guaviare). /Parques Nacionales

De la salud del Chiribiquete depende la de la Amazonia. Mirándolo desde arriba, las interminables hectáreas de verde y los hilos de agua hacen ver más fácil la idea de que esta reserva natural sea la responsable de gran parte del aire que respiran los suramericanos.

Desde abajo, jaguares, monos, dantas, águilas arpías y caimanes negros se refugían junto con otras especies amenazadas en selva virgen del Parque Nacional Natural más extenso del país (12.990 km2), que estaría a pocos meses de convertirse en la reserva más grande del Amazonas continental, con 27.808 km2.

Y es que desde que fue fundado en 1989, entre Caquetá y Guaviare, Chiribiquete se ha posicionado como una de las áreas más conservadas del Amazonas. Según Parques Nacionales, el 90% de la reserva está intacta y su ampliación la convertiría en un cuerpo clave para la adaptación al cambio climático. Se podría actuar frente a la variación del clima (como las sequías) regulando las cuencas hídricas de los ríos Apaporis (Tunia), Yarí y Bajo Caquetá, además se ayudaría a la perpetuación de especies endémicas o amenazadas.

Sólo por hablar de los jaguares, la Fundación Panthera-Colombia asegura que la ampliación del parque le garantizaría la supervivencia a la especie carnívora en el norte de Suramérica. De lo contrario el jaguar podría desaparecer en 10 años.

Pero la extensión de la reserva no sólo protegería la biodiversidad. Diana Castellanos, directora de la Territorial Amazonia de Parques Nacionales Naturales, explica que la selva también esconde las huellas arqueológicas y los pictogramas que podrían ser los más antiguos de América (trazos que los expertos han relacionado con la cultura ancestral karijona). Para Parques Nacionales el estudio de estos rastros ayudaría a comprender cómo fue el poblamiento de la Amazonia y su historia cultural. Además, el nuevo Chiribiquete albergaría a dos grupos identificados de indígenas pertenecientes a las familias lingüísticas Uitoto, Caribe y Arawak que han vivido en aislamiento voluntario durante décadas.

Conservación de interés internacional 

Desde que en junio el presidente Juan Manuel Santos anunciara en Río+20 la ampliación del parque, la comunidad internacional puso los ojos sobre Chiribiquete.

Uno de los principales interrogantes que surgieron fue con qué recursos se realizaría el mantenimiento de una reserva que en extensión supera al departamento de Bolívar. Pero luego de revisar el proyecto, explica Diana Castellanos, identificaron que debido al alto nivel de conservación en el que se encuentra el área, lo necesario era actuar en la preservación de los ecositemas que rodearán la nueva reserva.

Gracias a la gestión del Ministerio de Ambiente, los gobiernos de Gran Bretaña, Alemania y Noruega se han visto interesados en financiar proyectos de conservación con los campesinos de la región, comenzando con la puesta en marcha de proyectos de ganadería y agricultura sostenible en las zonas de amortiguamiento para reducir la deforestación, comenta Alejandra Torres, jefa de la Oficina de Asuntos Internacionales del Ministerio de Ambiente.

¿Qué hace falta?

El 18 de noviembre terminaron los procesos de consulta previa, donde los siete grupos indígenas que rodean el parque (ver mapa) respaldaron el proyecto. Ahora el Ministerio de Ambiente espera que el Ministerio de Minas y Energía le entregue su concepto sobre la ampliación.

Diana Castellanos, de Parques, le dijo a El Espectador que aunque no existen títulos mineros otorgados dentro del área de ampliación, en los mapas de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) sí aparece una área de un millón de hectáreas de reserva de petróleo que coincide con una parte de la zona protegida. Lo que se ha negociado con la ANH es que se recorte ese polígono hasta el nuevo límite que tendría el parque. Basta esperar la respuesta del Ministerio de Minas, aunque como es conocido, su concepto no es vinculante.

Bajo este panorama faltaría sólo el aval de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, con lo que Parques Nacionales Naturales y el Ministerio de Ambiente confían en que en marzo de 2013 esté lista la ampliación.

Por Angélica María Cuevas G.

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